•40•

2.6K 355 84
                                    

La temperatura del salón era agradable, el otoño ventoso quedaba fuera de las ventanas de cristal, dando una vista nublada y de luz leve de la gran urbe neuyorquina, muchos metros más abajo. Pero en la estancia, con la calefacción puesta, se sentía cálido y acogedor.

Naruto revisaba unos documentos largos y tediosos, sentado en el sofá. Debía adelantar los pendientes de esa mañana, para después llevar a Sasuke a los ensayos en el teatro. Sabía que era su último día de actuación. El pelinegro, después de su seción tan intensa de la noche, había caído inevitablemente rendido en sus brazos, antes siquiera de propiciarle los cuidados debidos. Tuvo que limpiarlo, vestirlo y aplicarle crema en las muñecas y tobillos, estando dormido por completo.

Admitía que había resistido bastante, para ser suprimera vez en el bondage, pero lo dejó con ganas de más ¿Y cómo no? Si esos gemidos... y su cuerpo enrojecido, retorciéndose de placer puro...

Focus... (Concéntrate)— murmuró con una sonrisa y después de suspirar, regresó a su lectura.

Aún era bastante temprano cuando escuchó los pasos de Sasuke en la escalera de cristal. Éste descendía lentamente y medio dormido. Su cabello largo era una maraña negra y sedosa, y llevaba puesto solo su camisa de pijama y un briefs oscuro debajo, mostrando unas piernas definidas y largas, de piel muy blanca.

Con los ojos entrecerrados arrastró los pies descalzos por el suelo y se arrojó sobre el regazo de Naruto, quedando con su abdomen sobre los muslos del rubio, su trasero empinado, y el rostro escondido entre el reguero de cabello y los cojines del sofá.

Él rió y acarició sus muslos de forma cariñosa, percibiendo la textura suave y fresca de su piel.

—Si todavía tienes sueño puedes seguir durmiendo. Apenas son las siete y media— aconsejó y solo recibió un gruñido bajo como respuesta —¿Ahora ronroneas como un gato?

—No estabas en la cama...— balbuceó, su voz aplastada contra el sofá.

—Quería adelantar algo de trabajo. Te iba a preparar el desayuno— respondió sin dejar de recorrer sus piernas con la palma de la mano.

—Sí tengo mucha hambre— confesó, nuevamente en un gruñido quejumbroso.

—Déjame terminar ésto y...— Sasuke pataleó un poco, inconforme —Tan consentido— se quejó Naruto con una sonrisa, e inclinándose para dejar los papeles sobre la mesita.

Con las dos manos a cada lado de su torso, levantó su camisa de pijama, rozando su piel en el proceso y luego dejó un beso en su espalda desnuda.

—Me haces cosquillas— se quejó, pero Naruto comenzó a mover los dedos en sus costados, haciéndolo retorcerse sobre sus piernas —¡No... para...!— protestó en medio de las carcajadas y dándose la vuelta, exponiendo su abdomen y quedando con la espalda encorvada.

Naruto despejó su rostro de cabello oscuro para ver su expresión risueña y aún adormilada.

—Me has hecho tan feliz al quedarte conmigo— pronunció bajo, mirando directamente sus ojos negros.

—¿Dónde más podría estar?— preguntó retórico y llevando sus brazos hacia arriba, se estiró cuan largo era.

—Me estás provocando— anunció el rubio, sin poder quitar la vista de su vientre expuesto y su miembro marcado en los boxers negros.

—No es mi intención...

—Mentiroso— acusó con diversión, apretando uno de sus muslos y después subiendo hasta rozar el elástico de su ropa interior.

El teléfono en la mesita a un costado del mueble, sonó, sacándolos de su burbuja, y Sasuke volvió a estirarse para alcanzarlo.

—¿Sí...?— escuchó Naruto y luego lo vió desperesarse, frotando uno de sus ojos con el puño —Minato...— pronunció, para hacerle saber a su pareja con quién hablaba. Él retomó su lectura, dejando una mano sobre las piernas de Sasuke y esperando a que terminara —Sé que está cerca, pero no hemos hablado de eso— dijo el pelinegro —No lo sé... Yo le digo y después te llamo... De acuerdo, adiós— se despidió y colgó.

—No entiendo cómo te puedes llevar tan bien con él en tan poco tiempo— admitió Naruto.

—Soy adorable— dijo y se encogió de hombros, haciéndolo sonreír.

—No tengo nada que rebatir hacia eso— admitió —¿Qué quería?

—Pues como tu cumpleaños está cerca, me preguntó si teníamos planes.

—¿Y?

—Que tu madre quiere hacer una cena, allá en su casa— Naruto rodó los ojos —¿No quieres ir?

—No me apetece para nada— resopló.

—Pues deberías, teniendo en cuenta que te acabas de reconciliar con él— aconsejó serio, y moviéndose para sentarse a su lado, con el codo apoyado en el espaldar.

—¿Tú quieres ir?— preguntó, alzando una ceja rubia.

—A mí me da igual, lo sabes— Naruto suspiró —Son tus cuarenta... ¿Los pasarás por alto?

—Eso no me anima, sweetie— murmuró y Sasuke soltó una risita burlona.

Volvió a colarse en su regazo, ésta vez sentándose a horcajadas y alcanzando sus mejillas, aún sin afeitar. Naruto dejó que lo acariciara con libertad, y después cerró los ojos, disfrutando del tacto de sus dedos fríos y largos sobre la piel. Sasuke recorrió su tabique recto, sus cejas, las leves arrugas que comenzaban a marcarse en las esquinas de su ojos. Sus patillas de cabello claro, el cual escondía perfectamente varias canas, luego la línea de su mandíbula y por último delineó sus labios con el dedo índice.

—Te amo tanto...— confesó, logrando que abriera solo un poco sus párpados, dejando ver una parte de la esfera celeste de sus ojos, bajo las pestañas rubias.

Even though I'm old? (¿Aunque yo sea viejo?)— preguntó divertido.

—No eres viejo— rió en negación —Y me gustas mucho, mucho...— se removió sobre sus piernas, provocando que Naruto bajara las manos de su cintura, donde las había colocado, hasta sus nalgas.

—No sé por qué me parece que estás intentando convencerme de ir— señaló, estrechando su mirada, Sasuke apretó los labios.

—¿Está funcionando?— preguntó, admitiendo su intención y moviendo nuevamente sus caderas.

—Sí...— resopló, dándose por vencido —Pero sabes... no me gusta la forma en la que Kushina te mira.

Dear... (Cariño), sólo me importa la forma en la que tú lo haces.

—Mmh, me agrada eso... "dear"— repitió y luego lo abrazó fuerte, dejando que descansara la cabeza en su hombro —Espero que algún día se de cuenta de lo increíble que eres.

—¿Sabes cuándo soy más increíble?— preguntó, y Naruto negó, esperando su respuesta mientras acariciaba su cabello enredando —Cuando tú estás conmigo— murmuró y luego se incorporó un poco, lo suficiente para alcanzar sus labios y dejar un beso suave y cariñoso.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora