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Las luces fluorescentes de New York, resplandecían en las pequeñas gotas de lluvia que se deslizaban por el cristal del auto, como caleidoscopios de colores. Sasuke estaba en completo silencio, cosa que Naruto respetó, y solo se dedicó a conducir por las transitadas avenidas de la urbe. Otra vez esa máscara de cerámica estaba en el rostro de su chico, que ahora, llevando ropas tradicionales de su país, lucía como una muñeca.

Al detenerse en el semáforo volteó a verlo; en su cara sin expresión se deslizó una lágrima, que él secó con un gesto delicado de su mano y después apoyó la cabeza en la ventana, escuchando el suspiro de Naruto.

En ese pacto silencioso entraron al departamento y subieron la escalera, y mientras el rubio colocaba su cinturón y reloj en el vestidor, Sasuke entró al baño y luego regresó a él, con una crema en las manos y la cabeza baja.

Entendiendo con rapidez, Naruto desabotonó su camisa y sin chistar, descubrió su espalda y se sentó en el cómodo banco que ocupaba el centro de la estancia. Con muy delicados gestos Sasuke cubrió los cinco azotes con el ungüento, frunciendo los labios al notar lo inflamados y enrojecidos que estaban. Tras terminar, Naruto lo encaró.

—No te preocupes tanto, no tiene importancia— intentó tranquilizarlo con una sonrisa, pero ésta se borró al notar como el pelinegro se rompía en llanto —Hey...— llamó con empatía y en voz baja —no llores, sweetie.

—Perdóname...

—Sasuke, no...

—Todo ésto sucedió por mi culpa— balbuceó apenas —Tienes razón, soy inmaduro y mi capricho nos metió en éste problema. Si solo... te hubiera escuchado...— hipó, el rubio limpió su rostro mojado con ambas manos, después lo sentó en una de sus piernas y lo abrazó.

—Ya pasó, no duele... No quiero que estés así, verte en ese estado es peor que cualquier azote— confesó, acariciando en nacimiento de su flequillo —Siempre hay cosas que superar para hacernos mejores, y si éstas fortalecen lo que tenemos, entonces son bienvenidas.

—Me amas tanto...— murmuró.

—Eso es cierto.

—La manera en la que me protejes y te preocupas por mí en todo aspecto; lo cariñoso que eres. Me hace muy feliz estar a tu lado, Naruto. No te importan mis defectos o lo bizarro que soy como persona... yo... Gracias— terminó, siendo incapaz de seguir hablando.

—¿Cómo me vas a agradecer, si recibo tanto a cambio?— preguntó, acariciando su mejilla con la nariz —¿Y qué es eso de "bizarro"?

—Estoy llevando un vestido.

—Y te queda mejor que a infinidad de chicas. No digas tonterías; amas ser así, y yo te amo por como eres. Cada pequeña cosa, incluso tus ronquidos.

—Yo no ronco— protestó en voz baja.

—¿Cómo que no? Te escucho todas las noches— bromeó.

—No seas mentiroso.

—No estoy loco, Sasuke. Duermes así, con la boca abierta y haces...— el pelinegro rió al verlo imitar un ronquido exagerado.

—¡Yo no hago eso!

—Claro que sí— insistió, abrazándolo con fuerza y disfrutando de su risa. Sasuke apoyó la cabeza en su hombro y suspiró, un poco más tranquilo —Siempre voy a velar por tí; desde que te conocí te estoy cuidando...— recordó —Ese pequeño de seis que me dejaron a cargo y al cual tenía que mantener alejado de la tristeza... No sé si debido a eso, después sentí la necesidad de hacer lo mismo cuando te volví a ver. Y ahora sobre todo, mi mundo gira en torno a tu felicidad, y por primera vez me siento libre de abrir completamente mi corazón a una persona y decir lo que siento, sin temor, sin orgullo. Soy totalmente sumiso a Sasuke Uchiha.

—Calla...— sollozó, llorando nuevamente y con mejillas rojas. Naruto sonrió y levantando su rostro, le dió un beso lento y cargado de devoción.

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—¡Se ve tan adorable!— exclamó Sasuke, mirando al bebé de Ino en la pantalla de un tablet, mediante una video llamada —¿Duerme toda la noche?

Para nada...— se quejó la rubia —¿No ves mis ojeras?— preguntó, acercando la cara a la pantalla.

—Yo te veo igual de hermosa— halagó Naruto, rodeando la barra para aparecer y dejando frente a Sasuke una taza de chocolate caliente. Éste le agradeció con un corto beso y se recostó a su pecho cuando lo abrazó por detrás.

Ya está fuerte el bebé, pueden venir cuando deseen.

—Pronto te haremos la visita— dijo el rubio.

Eso espero, y trae regalos para tu sobrino— advirtió.

—Sí...— resopló Naruto.

Sasuke, cariño, todavía está en planes ir de compras— recordó, moviéndose por la habitación del pequeño.

—Habrá tiempo de sobra— tranquilizó éste y ella sonrió.

Debo dejarlos, ya le toca su comida.

—¿No te pesan?— preguntó Naruto en broma y Sasuke le pegó un codazo.

Ja, ja, que chistoso— se quejó Ino —Sí, sí pesan— dijo al final y ellos rieron —Muchos besitos, los quiero...

—Adiós— dijeron ambos y terminaron la llamada.

—Ahora debo llamar a mi hermano— anunció Sasuke, pero Naruto lo cargó repentinamente, arrancándole un jadeo de sorpresa —¡¿Qué haces?!

—Llama después.

—Naruto...— protestó.

—¿Recuerdas que me debías una?— preguntó, colocándolo de vuelta en el suelo y haciéndolo girar para mirar sus ojos.

—Sí...— respondió dubitativo.

—Pues quiero cobrar ahora— Sasuke lo miró extrañado.

—¿Cómo?

—Sexo... ¿Qué más?— resopló con diversión —En el cuarto blanco— Sasuke sonrió y luego se mordió el labio en gesto juguetón.

—De acuerdo.

—Pero ésta vez, quiero que tú domines.

—¡¿Qué yo, qué...?!— exclamó, verdaderamente sorprendido —Naruto, no me gusta...

—Olvida el maldito látigo— rió —Cuando enfrentaste a Hinata, tu expresión... Juro que olvidé todo por un instante. Quiero verla de nuevo, juega conmigo.

—Yo, no sé si pueda...

—Podrás— murmuró sobre sus labios y después le dió un beso casto —Te espero allí— informó y lo dejó en la sala, verdaderamente nervioso.

No podía decirle que no, y una parte de él estaba muy ansiosa por probar y dominar a alguien como Naruto, pero no quería hacer un mal papel ¿Qué usaría? ¿Cómo lo haría? El rubio le había enseñado mucho con sus sesiones, pero una cosa era verlo actuar, y otra hacerlo él mismo.

Naruto, ansioso y animado a la vez por la nueva experiencia, se quedó de rodillas a un lado de la habitación, en boxer y esperando a que Sasuke entrara. Cuando lo vió, sonrió de lado, muy satisfecho. El peligro estaba usando otro conjunto magnífico de lencería, pero con unas botas altas de cuero y tacón, que había comprado en su última salida juntos.

Notaba su nerviosismo, pero no diría nada que lo hiciera perder la confianza; así que como buen sumiso se quedó en silencio, mientras éste alcanzaba una fusta de la pared y después se acercaba a él.

—¿Entonces quieres que jueguen contigo?— preguntó con voz altiva y orgullosa, colocando su pie sobre uno de los muslos de Naruto.

—Sí, domina— respondió éste.

—Besa mi zapato— ordenó, elevando la punta un poco con magnífico equilibrio. Naruto se inclinó y lo hizo, luego frotó su mejilla en el cuero negro que cubría la pierna de Sasuke, y lo miró desde abajo, con ojos azules y sedientos.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora