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Su llanto se hizo compulsivo, como si fuese un niño pequeño. Sentía la espalda de Sasuke temblar, y su agarre era cada vez más fuerte. Solo unos minutos después descendió lentamente, sin soltarlo y Naruto sujetó su rostro con ambas manos.

—Eres más hermoso de lo que recordaba— murmuró, recorriendo sus facciones y luego pegó su frente a la de él —Lo siento, Sasuke; por irme, por dejarte y no darte una explicación.... Yo...

—Está bien— interrumpió y lo miró a los ojos —Está bien, Naruto. Sé por qué lo hiciste y te perdono.

—No podía ser egoísta, no contigo, que tenías un futuro por delante. Atarte a mí, era un delito. Deseaba que fueras feliz, por sobre todas las cosas.

—Era feliz contigo— confesó —No es egoísmo si yo también quiero estar a tu lado.

—¿Quieres...?— preguntó en un ruego.

—¿Para qué sinó vine a New York?— rió con diversión —No estaba seguro de si tú esperabas por mí, o si ya no sentías nada, pero tenía que intentarlo. Todos éstos años fueron tus palabras, bordadas en éstas zapatillas, las que me impulsaron.

—No tenía esperanza de verte nuevamente, pero de igual manera te esperé— suspiró, volviéndolo a abrazar —Y te sigo amando, más que a nada— acarició su cabello, sintiéndolo suave y sedoso entre los dedos —Adoro ésto— halagó.

—Me dijiste que te gustaba y no lo volví a cortar— Naruto se separó un poco y lo vió limpiar una lágrima de su mejilla —Yo también te amo— murmuró y se alzó de puntas para besarlo.

Eran sus labios tan deliciosos como los recordaba, y no tuvo reparo en fundirse con él, trasmitiéndole todo su sentir y anhelo. Solo se detuvieron cuando el teléfono de Naruto anunció la entrada de una llamada. Abrazó a Sasuke de vuelta y con una sonrisa respondió;

¿Dónde te metiste? Tía está como loca— escuchó a Ino —¿Ocurrió algo?

—Sí...— miró al pelinegro a los ojos y afianzó su agarre —después te cuento. Llévala a casa, por favor. Yo no puedo ahora.

Me lo debes, Naruto. Siempre me dejas con éstos líos— la escuchó suspirar y luego colgó.

—Era mi prima, vino con mi madre y conmigo— explicó —¿Tú, qué harás ahora?— preguntó, sin importarle escucharse desesperado.

—Pues la compañía tiene una cena para celebrar, a la que definitivamente no iré— añadió, alzando su mano para rascar su rastro de barba y luego sonreír —¿Puedes invitarme tú a comer?

—Puedo invitarte a lo que quieras, con tal de que no te separes de mí.

—Suena como un buen plan— dejó otro beso delicado en sus labios —Primero debo ir a hotel y darme un baño.

—Hay un baño en mi casa y comida también— mencionó, haciéndolo reír —Solo necesito tiempo contigo, a solas. Escucharte, verte, sentirte... Te añoré tanto...

—Tenemos hasta mañana al mediodía— concedió —Después tengo ensayos para la función de la noche.

—Bien.

—Voy a avisarle al director y regreso ¿Sí?— señaló al camino por el que había venido.

Naruto asintió y mantuvo su mano agarrada incluso cuando se alejó.

—No demores— pidió con ojos tristes y Sasuke volvió a saltar sobre él para besarlo.

—Ahora mismo estoy de vuelta— exclamó y salió corriendo.

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Era difícil de creer que quién estaba sentado a su lado en el auto, era aquel chico del que se enamoró perdidamente. Había crecido al menos quince centímetros, y lucía más estilizado y delicado de lo que recordaba, como si ese interior que escondía, hubiese salido por completo. Sus gestos, sus expresiones, antes casi nulas, todo era una magnífica vista. Pero habían cosas que no cambiaban y de las cuales se alegró; Sasuke seguía teniendo la costumbre de subir los pies en el asiento.

—¿Desde cuándo estás aquí?— preguntó, ya cerca de su departamento.

—Hace dos días. Fué muy difícil aguantar, pero la compañía ocupaba todo mi tiempo. Quería salir a buscarte cuanto antes, pero tampoco lo pusiste fácil. Me bloqueaste toda vía de comunicación— recriminó.

—Lo lamento...— dijo serio —Estaba equivocado, pensando que estarías mejor sin mí.

—Sí lo estabas— señaló, cruzándode de brazos.

—Te lo recompensaré.

—No veo como podrías, fueron cuatro años— fingió su enojo.

—Encontraré la manera— alcanzó su mano, y sin desviar la vista del camino, besó el dorso.

Naruto le abrió la puerta y lo invitó a pasar con un ademán. Sasuke observó el lugar, espacioso y lujoso. El piso, techo y paredes eran blancos, pero los muebles de tonos oscuros. Un gran ventanal con vista a Central Park y al horizonte de la ciudad, lo dejó sin aliento. Por una escalera en caracol de metal y cristal se accedía al segundo nivel, dónde supuso estaban las habitaciones. Detrás del salón se observaba la cocina y el comedor.

—¿Te gusta?— preguntó, cerrando la puerta y dejando las llaves sobre una mesita cercana.

—Me encanta. No te preguntaré el precio— rió.

—Unos millones— se encogió de hombros y él rodó los ojos —Una cara y solitaria prisión.

—¿Por qué?— preguntó acercándose.

—Porque así se sentía cuando regresé sin tí— cerró los ojos al Sasuke acaricar su mejilla, para sentir más el contacto —¿Quieres tomar algo antes de cenar?

—Pues ya tengo veinte, así que te acepto una copa de vino.

Naruto sonrió y en lo que se dirigió a la cocina en busca de la bebida y unas copas, observó a Sasuke pasearse por el salón. Tantas veces lo había imaginado allí, que seguía teniendo la sensación de que todo era un sueño. Antes de regresar con él, colocó la comida que había preparado la mucama en el microondas, agradeciendo la bendita costumbre de la mujer de hacer la cena, aunque la mayoría de las veces no llegaba a tiempo o comía afuera.

Sasuke se sentó en un sofá y despojándose de sus zapatos, encogió los pies mientras Naruto le llenaba su copa. Ambos, muy juntos, sonrieron después del primer trago.

—Me duelen las comisuras— señaló el pelinegro —Nunca me había pasado.

—Solo soportarlo, verte feliz es todo lo que quiero— suspiró —Entonces... la compañía...

—Ahh— encogió los hombros —Me buscaron al ver el vídeo de la graduación. Como era de esperarse no fué secreto que un chico había interpretado a Coppélia por mucho tiempo, así que todos lo supieron en el bendito Japón— bufó y Naruto acomodó uno de sus mechones con un gesto suave —Cambié de especialidad, asistía a la escuela mientras iba a los ensayos... Fué realmente agotador, pero quería bailar y bailar... porque al fin pude ser yo delante de todos. Mi enfermedad aminoró, mientras mantuviera una meta en mente estaba bien— la expresión de Naruto se entristeció —Tú eras mi meta, no me rendí por tí...— confesó y dejó la copa sobre una mesita, para acercarse más —Si no te hubiese conocido, quién sabe que fuera de mí ahora. No vivía y lo sabes.

—Sasuke...

—Tú fuiste lo mejor que me pudo pasar— murmuró —Y no te niego que sufrí, que lloré, pero el dolor también me hizo despertar y ser fuerte. Cuando supe de la gira, no pude estar más felíz, aunque admito que me faltó muy poco para dejarlo todo y venir.

—¿Y tu hermano...?

—Se puso como loco cuando supo que las presentaciones eran aquí. Sabe que no perdería la oportunidad, pero él ya no es mi tutor. Ahora soy libre de hacer lo que yo quiera— se movió hasta sentarse en su regazo y lo miró a los ojos —Ahora puedes hacer lo que tú quieras.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora