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—Parece que no le agrado a tu madre— mencionó Sasuke con sarcasmo, mientras se vestía en la habitación.

—A Kushina nadie le cae bien— Naruto le restó importancia, su voz se escuchó con eco desde el baño —No tienes que preocuparte por eso— el pelinegro terminó de colocar su suéter y entró.

—¡¿Pero qué haces?!— preguntó de repente, viendo como Naruto se rasuraba. El rubio levantó las cejas y miró la cuchilla, como si no fuese obvio —Me gustaba tu barba— se quejó, abrazándolo por detrás.

—Vuelve a crecer— rodó los ojos, y estiró el cuello hacia un lado para continuar— Tienes suerte de no tener que hacerlo diario.

—No me sale vello en el rostro, por los estrógenos— dijo y de un salto se sentó en la encimera a su lado.

—¿Qué estrógenos?— preguntó, juntando sus cejas.

—Empecé a tomarlos cuando te fuiste. Itachi me llevó al psicólogo y me diagnosticó con disforia de género también. Creo que me ayudó a sentirme bien conmigo del todo.

—No me gusta eso— señaló —¿Nunca quisiste tomar medicamentos y después aceptas esos? ¿Por qué no te sientes bien contigo? Para mí eres perfecto— Sasuke sonrió y estiró la mano para peinar su cabello rubio hacia atrás.

—Estoy bien— confesó —No es algo que deba tomar toda la vida. El año próximo los dejaré.

—¿Querías verte más femenino?— preguntó directamente, deteniéndose para mirarlo y notando los ligeros cambios a la luz del día, que no percibió la noche anterior.

—Sí...— confesó dubitativo —¿Estás molesto?

—No, claro que no— suspiró —Solo me preocupé, es todo. De igual manera no los necesitas— le sonrió, para aliviar su preocupación —Llegarás tarde si seguimos hablando...

—Ya voy tarde— resopló —Pero está bien, después lidiaré con eso— Naruto se enjuagó el rostro y lo secó con una toalla para luego aplicar after shave en palmadas suaves —Hay función toda la semana... ¿Podrías asistir nuevamente?

—¿De verdad estás preguntando?— rió —¿Hasta cuándo...?

—Quince días— contestó, sabiendo que se refería a su regreso a Japón. El rubio suspiró y lo abrazó, dejándole sentir el atrayente aroma de su rostro.

—No quiero que te vayas, Sasuke— confesó —Esperar a verte de nuevo...

—Hablaremos con calma sobre eso más adelante— ofreció y lo sintió asentir.

—Ten tus cosas listas en el hotel, te quedarás aquí— habló, sin darle oportunidad de reclamar, pero definitivamente no le molestaba.

Sasuke rodeó su cintura con las piernas y se mordió el labio, antes de hacer una pregunta que lo había inquietado desde hacía bastante tiempo.

—Cambiando de tema...— comenzó —¿Tienes, ya sabes... una habitación del terror?

—¡¿Del terror?!— preguntó entre curioso y divertido —A dungeon? (¿Un calabozo?)

—¿Así se le dice?

—Bueno, se usa ese término, pero es muy antiguo— explicó —Prefiero "pleasure room". (Habitación del placer)— sonrió de lado.

—¿Tienes...?— Naruto estrechó los ojos, evaluándolo, y después asintió una sola vez —¿Me la enseñas?

Tomó la mano que le ofreció y se bajó de un salto, luego de dejar la estancia, caminaron por un pasillo no muy largo, donde habían un par de cuartos cerrados y en el último se detuvo. Sasuke lo miró, y viendo que no decía nada, simplemente bajó la manija y empujó la puerta.

Sus ojos se abrieron confundidos y volteó rápidamente. Delante de él solo había una habitación vacía, sin ventanas, totalmente blanca.

—No entiendo...— murmuró.

—Me deshice de todo hace un par de años— explicó —Estaba acumulado polvo.

—¿Por mí...?— preguntó dolido.

—Desde que te conocí, todo mi mundo gira a tu alrededor— Naruto lo recibió en brazos y besó su frente.

—Yo imaginaba que me iba a encontrar un cuarto rojo y negro, lleno de utensilios de tortura sexual— la carcajada de Naruto hizo eco en la habitación vacía.

What kind of books have you been reading?! (¡¿Qué tipo de libros has estado leyendo?!)— se hizo el adolorido cuando Sasuke pegó en su pecho.

—Solo investigaba— bufó.

—¿De verdad tienes curiosidad?— indagó, la intensidad de sus ojos cambió en un instante cuando lo vió sonrojarse —Te diré qué; después intentaremos algo sencillo ¿Quieres?

—¿Debo firmar un contrato o algo?— ésta vez Naruto aguantó la risa.

—Eres mi pareja Sasuke, no necesito un puto papel que me diga cómo tengo que follarte. Te mostraré cosas, tú solo me das tu opinión y yo la aceptaré— sujetó su barbilla y dejó un beso suave —Los límites cambian con el tiempo.

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Ya eran casi la una de la tarde cuando dejaron el departamento. Naruto se dirigió al teatro, llevando a Sasuke a los ensayos. Estaba renuente a separarse, pero no podía simplemente atarlo a su cama ¿O sí podía...? Sonrió con la idea y el pelinegro lo notó.

—¿En qué piensas?

—Cosas de trabajo— mintió descaradamente, viendo como fruncía el ceño.

Estacionó frente al Majestic y se bajó para abrirle la puerta. Sasuke se arrojó a sus brazos y le dió un beso intenso, sin importar si los transeúntes se detenían a observarlos. Contra su voluntad Naruto lo dejó, prometiendo verlo a la noche, y esperó a que entrara para regresar al auto.

Las miradas asombradas de sus empleados no pasaron de ser percibidas, entrando tarde, rasurado, y con una sonrisa amplia en el rostro, Naruto lucía complemente diferente. Su asistente personal, Shikamaru Nara, se acercó al verlo salir del ascensor y lo observó como si fuese una cosa extraña.

—¿Te ganaste la lotería?— preguntó sarcástico.

—Se puede decir— encogió sus hombros y entró a su oficina, seguido por él.

—Tu padre llamó, no contestabas el teléfono— anunció.

—Sí, lo sé. En un rato lo llamo— le quitó importancia, dejándose caer en su silla —Libera mi agenda de la semana después de las seis, y reserva puestos de primera fila en la función de ballet contemporáneo del Majestic.

—¡¿Toda la semana?!— preguntó sorprendido.

—Sí. Y necesito que hagas unas compras por mí,— habló un poco más bajo —quiero amueblar la habitación vacía.

—¿Qué...? ¿Vas a regresar...? A los del club les gustará la idea— sonrió.

—No, no voy a regresar ahí. Al menos por ahora.

—¿Por ahora?— Naruto asintió.

—Depende de si mi pareja quiera, y la verdad ni siquiera me preocupa— suspiró y lo observó, notando que se había quedado con la boca abierta —Te enviaré la lista de lo que quiero en un rato.

—Eh... sí, por supuesto— asintió aún confundido y salió.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora