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Largo rato pasó sentado en silencio, nadie se atrevía a decir nada, como si la circunstancia fuese tan delicada, que con una sola palabras empeoraría. Cuando una enfermera se acercó a ellos, Naruto y Kushina se pusieron de pie con rapidez.

—El señor Namikaze pidió ver a sus hijos, pero solo pueden hacerlo detrás del cristal de observación— dijo la mujer, bastante joven.

—¿Perdón? Será a "su hijo", y yo soy su esposa. Quiero verlo— corrigió Kushina.

—Solo repito su petición, señora— explicó.

Sin dar tiempo a que su madre dijera otra cosa, Naruto se acercó a Sasuke a grandes zancadas y tiró de su mano hasta levantarlo. Puso dirección al lugar escuchando las protestas de la pelirroja, y pronto la enfermera lo siguió.

Sasuke, sin poder negarse, solo miraba sus manos unidas, el primer contacto directo que habían tenido desde que se fué de gira hace más de un mes; pero en un día tan triste se sentía como un mal consuelo.

Cuando llegaron a la ventana de cristal, lo soltó y metió las manos en los bolsillos para mirar a su padre. Minato estaba lleno de cables y tubos, apenas reconocible, pero que lo mantenían con vida después de que su corazón se detuviera por un infarto hacía pocas horas. Sasuke vió a Naruto apoyar la frente en el cristal y luego suspirar, como queriendo deshacerse de todo el dolor.

Al mayor mover la cabeza, sorprendiéndolos, ambos le prestaron toda la atención. Minato era incapaz de decir alguna cosa, pero su ceño fruncido fué suficiente para que su hijo se moviera y colocara un brazo sobre los hombros de Sasuke, acercándolo. El pelinegro se sobresaltó y lo miró repentinamente.

—Solo soportarlo— bramó con voz muy baja y rota, y cuando el enfermo sonrió apenas, entendió por qué lo hacía y no pudo retener las lágrimas.

Apoyó la mano en la ventana en medio de un sollozo.

—Padre...— murmuró, sintiendo todo el peso de esa palabra y notando como Naruto apretó más su abrazo.

Solo cinco minutos estuvieron allí, la enfermera les indicó salir y luego le dió paso a Kushina. El rubio se había alejado nuevamente, regresando a su asiento y manteniendo su semblante serio.

—Puedes ir a descansar, si sucede algo te llamaré— dijo al rato.

—Me quedaré aquí— contestó Sasuke sin mirarlo

—Ya es de madrugada...

—Naruto,— interrumpió, haciendo contacto visual —no voy a irme— exclamó con el ceño fruncido y ambos se quedaron en silencio por unos segundos, antes de que Ino los interrumpiera con una taza de café —Gracias...

—No es nada— suspiró ella.

—¿Y el bebé?— preguntó, intentando distraerse de la mirada azúl intensa.

—Con Sai— suspiró —No podía está tranquila en casa con tío así— confesó, sentándose a su lado —¿Tú cómo estás?— preguntó, alargando la mano y acariciando el cabello corto de su nuca —Me sorprende que lo hayas cortado.

Sasuke entrelazó sus dedos y los apretó ¿Cómo responder a eso, sobre todo si Naruto no dejaba de mirarlo?

—Era un poco molesto— dijo y ella le dió un sonrisa triste —Solo es cabello al fin y al cabo.

—Tienes razón— concedió la chica y regresó junto a su tía al verla llegar a la sala secando su rostro con un pañuelo.

—A mí me gustaba tu cabello— escuchó a Naruto, su voz tan baja que apenas se entendía.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora