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—No tengo como agradecerle— confesó Shisui, con lágrimas en los ojos y abrazando a Naruto, luego se separó he hizo lo mismo con Itachi, dejando también un beso sobre sus labios —A ambos... Estoy tan aliviado...

—Olvídalo, Leah se merece lo mejor, y es estar con quién la cuide de verdad. Felicidades por ganar el caso— el rubio le tendió una mano, que el ingeniero apretó fraternalmente.

Después del juicio, los tres, junto a Shikamaru y los abogados contratados por Itachi, se habían detenido afuera del juzgado.

—Tenemos que buscarla dentro de dos horas a los servicios sociales, pero podemos ir a almorzar— ofreció el Uchiha, recibiendo un asentimiento de su pareja.

—Me temo que debo declinar, tengo mucho trabajo aún y quiero llegar temprano a casa, Sasuke ha estado muy ocupado con la compañía y apenas tenemos tiempo para vernos— justificó.

—Aún nos queda unas semanas aquí hasta que los documentos estén listos, así que podemos planificar para otra ocasión— dijo Shisui e Itachi asintió.

—Te llevas a mi mejor ingeniero— se quejó el rubio.

—Tú me robaste a mi hermano, así que no protestes— bufó el Uchiha y ambos rieron —Te agradezco también, Naruto— dijo en tono sentido y el asintió levemente.

—¿Para qué están los amigos?— sonrió y aceptó el abrazo de Itachi, dejando dos palmadas en su espalda —Debo irme ahora, nos mantenemos en contacto— anunció y giró, dándoles la espalda y alejándose con Shikamaru siguiendo sus pasos.

Se apresuró todo lo que pudo para terminar sus pendientes; desde que Sasuke empezó nuevamente a trabajar hacía un mes, llegaba tarde en la noche, y él había tenido también exceso de trabajo. Ambos añoraban pasar un rato tranquilos, y hacer algo más que tener una sesión rápida de sexo y luego dormir como lirones debido al agotamiento.

Aparcó su auto en el estacionamiento del edificio y subió al elevador hasta su departamento. Abrió la puerta en medio de un suspiro, pero los pasos apresurados en el suelo de madera lo hicieron sonreír. Sasuke corrió a su encuentro y saltó sobre él, rodeando su cintura con las piernas. Dejó múltiples y rápidos besos por su rostro y luego uno más largo en la boca.

—¿Llegaste hace mucho?— preguntó Naruto y lo vió asentir.

—La función de hoy se canceló— dijo alegre.

—¿Y por qué no me llamaste?

—Sabía que estabas ocupado— se encogió de hombros, mientras Naruto caminaba hasta la sala de estar con él a cuestas, para sentarse en el sofá y colocarlo en su regazo —Acabo de hablar con Itachi, me dijo que Shisui ganó el litigio de custodia...

—Así es.

—Deben estar tan felices— exclamó entusiasmado.

—Sí, y ese sujeto estará unos años en prisión— dijo en tono despectivo —Tuvo suerte de que no le tocó un cabello a Leah, porque estoy seguro de que Itachi no pararía hasta hacer que se pudriera en la cárcel.

—Es un verdadero alivio— admitió el pelinegro y lo abrazó.

Naruto hundió la nariz en su cabello, mientras le acariciaba la espalda, sintiendo la tela suave del suéter que llevaba puesto.

You smell so good... (Hueles tan bien...)— bramó sobre la piel de su cuello.

—Acabo de tomar una ducha.

—Debería hacer lo mismo antes de comer algo— confesó, renuente a dejarlo ir.

—¿Puedo verte?— preguntó en tono provocativo y Naruto rió.

Okey...— concedió.

—Ah... se me olvidaba; un mensajero vino hace una media hora y me entregó un sobre para tí. Lo dejé en la barra— señaló hacia la cocina.

Sasuke se movió para que el rubio se pusiera de pie, y lo siguió. Naruto tomó el sobre color café y lo abrió, bajo la vista curiosa de su pareja, pero su buen ánimo se borró cuando leyó una tarjeta negra con letras rojas que había en el interior. La regresó al sobre y la arrojó a la basura.

—¿Qué era...?— indagó Sasuke.

—Nada importante— respondió, yendo hacia la escalera, pero el pelinegro inconforme tomó la tarjeta y la leyó.

—Es una invitación para una fiesta... de tu club— murmuró —¿No irás?

—No, ya no pertenezco ahí— dijo serio.

—Pues te invitaron, deberías...

—No— cortó sus palabras.

—¿Por qué no?— insistió Sasuke.

—Porque no quiero ir.

—Naruto...— exclamó —¿No vas porque estará Hinata?— el rubio giró y lo tomó de los hombros.

—No voy porque no me interesa, y tú no eres un sumiso— aclaró.

—Pues... hemos jugado bastante en tu cuarto— murmuró caprichoso.

—Creéme, Sasuke, no se puede comparar.

—¿Entonces no te satisfago?— preguntó algo dolido.

—¡Eso no fué lo que dije!— exclamó —No necesito nada de eso ¿De acuerdo? Lo que tenemos es perfecto para mí. Ya basta...

—¡Pero si no vas, estarías admitiendo que aún estás herido! ¡Que ella te afecta!— gruñó.

—¡¿Hace falta demostrar que no?! ¡Tú sabes que no es así! Ya lo hablamos varias veces, lo que piensen los demás no me importa.

—A mi sí...

—¿Desde cuándo?— inquirió, perdiendo la paciencia.

—¡Desde que me hizo sentir que no era suficientemente bueno para tí!— gritó, y Naruto negó con la cabeza antes de soltarlo y comenzar a subir las escaleras —¡¿No me dirás nada?!

—No tengo nada que decir respecto a eso. Mil veces te he confesado mis sentimientos, sabes lo importante que eres en mi vida. Piensa en ello.

Sasuke subió dos escalones y sujetó su saco, haciendo que se volteara.

—Necesito ir, y demostrarle que no soy la poca cosa que ella cree.

—Estás siendo inmaduro, y no voy a cumplir tu capricho— sentenció —Tu no eres un sumiso— repitió lentamente con la mandíbula apretada y continuó subiendo.

—¡Entonces entréname como uno!— el rubio se detuvo al escucharlo, pero solo un segundo después reanudó su paso—¡Naruto!

I said no, and it is final! (¡He dicho que no, y es definitivo!)— gruñó, dejándolo solo en la sala de estar.

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Justo cuando todo iba tan bien... ¡¿Es que no podían dejar de meter las narices en la vida de los demás?!

Sasuke no le había vuelto a hablar desde su discusión, e incluso no quiso cenar con él, provocando que se le fuera el apetito y apartara el plato con hastío. El rato que quería pasar juntos, se fué por drenaje, y terminó encerrado en su despacho trabajando hasta tarde. Cuando decidió regresar a la habitación, la luz estaba apagada y el pelinegro dormido.

—Sasuke...— pronunció en voz baja, pero no obtuvo respuesta.

Suspiró cansado y se acostó, cubriéndose con el futón y moviéndose hasta abrazarlo por la espalda, pero él tomó su muñeca y se la quitó de encima, con desprecio.

—¡¿Vas a seguir con ésto?!— preguntó furioso, y viéndolo acomodarse en silencio —Te estás comportando como un niño caprichoso, Sasuke.

—Si sigues discutiendo puedes irte a dormir a otra parte— tomó una almohada y se la arrojó a la cara.

Naruto bufó colérico, la tomó y se levantó de la cama.

—¡Como quieras!— gruñó y dejó la habitación.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora