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Cuando despertó, estaba solo en la habitación. Ya los azotes no le dolían tanto, solo sentía el cuerpo tenso, sobre todo en su espalda alta. Giró un poco su torso y observó su trasero, las marcas eran muy leves, algunas habían desaparecido por completo. Pensando que pudo ser gracias a la crema que Naruto le puso inmediatamente después, sonrió.

Había sido una experiencia intensa, confusa, pero de alguna forma los había unido más. Sentía que lo conocía mejor y se alegró de ser capaz de llegar a un entendimiento, sobre todo porque Naruto se mostró aceptivo y vulnerable con sus palabras. Reconociendo que su cuerpo no estaba listo para bailar, decidió llamar a Kakashi y pedirle que le avisara al director que iría más tarde, para que si éste le peleaba a alguien, fuera al veterano.

Se levantó y vistió rápidamente con la ropa que usó la noche anterior, la cuál encontró doblada sobre uno de los sillones del cuarto. Volvió a acostarse con su teléfono y llamó.

¡Sasuke...!— saludó Kakashi —Raro que me llames a ésta hora ¿Todo bien?

—Sí, solo que se presentó algo e iré más tarde ¿Puedes avisarle al director?

Me pones en un predicamento— se quejó y luego Sasuke lo escuchó hablar con otra persona —Espera , te devolveré la llamada en un minuto...— dijo de repente y colgó.

El pelinegro se recostó un momento y cuando el teléfono vibró, respondió con rapidez, maldiciendo al acertar equivocadamente una videollamada de su hermano.

¡¿Por qué carajos no contestas?!— gritó éste, pegando su cara al celular. Sasuke suspiró derrotado.

—Estaba ocupado.

Sé muy bien en lo que te ocupas— siseó y luego lo observó con detenimiento —Dime que estás en el hotel.

—En casa de Naruto.

¡Estás loco!— en ese momento entró el rubio, con una bandeja de desayuno en sus manos. Al escuchar el grito hizo una mueca.

Se acercó, dejando la comida a los pies de la cama, y se sentó junto a Sasuke, para aparecer en la imagen.

—Buen día, Itachi— dijo.

¡Buen día, mis cojones! ¡Aléjate de mi hermano, enfermo de mierda!— gritó.

—También se te aprecia— dijo Naruto y Sasuke soltó una carcajada que hizo a su hermano mirarlo con extrañeza.

Sasuke, ésto no es juego. Regresa a Japón inmediatamente— siseó.

—Ya tengo edad suficiente para hacer lo que yo quiera, y lo que quiero es estar aquí. Así que vete haciendo a la idea— dijo, regresando a su seriedad, y Naruto lo miró de repente —Voy a vivir en New York.

¡No juegues conmigo, chiquillo!— gruñó su hermano.

—¿Sasuke, lo dices de verdad?— preguntó el rubio, con el pecho apretado.

—Sí, haré las audiciones para la compañía estatal.— anunció.

¡Sasuke Uchiha!— gritó Itachi, en tono de advertencia.

—¿Estás feliz?— le preguntó éste a Naruto.

—¡¿Felíz?!— exclamó y lo abrazó fuerte, para después dejar un beso en su frente —No tengo palabras...

¡Sigo aquí, diablos!— gruñó el Uchiha mayor y ambos lo miraron —¡Si crees que voy a permitirlo, estás muy equivocado! Te traeré de regreso aunque tenga que ir yo por tí— anunció y colgó.

—Uff...— resopló Naruto —Tendré que preparar el cuarto de visitas.

—Y cerrar el otro con llave, si no quieres que te mate— murmuró el pelinegro, inclinándose para alcanzar una taza de café.

Naruto rió, y luego se movió para sentarse a su espalda. Con lentitud levantó su pullover y observó su piel, suspirando con alivio. Quedaban muy pocas marcas. Agradeció haber usado un flogger y no una fusta, pues éste, al tener muchas tiras de cuero, dispersaba la energía y no marcaba profundo, solo picaba. Aún así, todavía sentía el peso de su error.

Apartando su cabello largo dejó un beso suave en su nuca y después acarició las zonas donde había azotado y los brazos.

—¿No vas a comer?

—Ya lo hice, mientras lo preparaba— respondió y lo abrazó por la espalda —Gracias por quedarte.

—¿Qué otra cosa podía hacer? No puedo vivir sin tí, como tú no puedes hacerlo sin mí— dijo con naturalidad y después acercó la bandeja para tomar una tostada —Pero te advierto que soy muy quisquilloso.

—Yo cumpliré todos tus caprichos.

—Y tengo días en los que mis emociones son muy variables.

—Si ríes, reiré contigo, y si lloras, secaré tus lágrimas— Sasuke apretó los labios, sonrojado ante la calidez de su comentario y Naruto apoyó la barbilla en su hombro, observando como comía.

—¿No irás a trabajar?— preguntó al rato.

—Hoy no, me quedaré contigo. Tengo asuntos que resolver respecto a eso, y eres definitivamente más tentador.

—¿Tu padre...?— Naruto asintió —Si te deshereda yo te puedo mantener.

—Tengo cuentas de ahorro e inversiones en otros negocios a parte de la empresa Namikaze. Puedo fundar mi propia marca si quiero, así que no te preocupes por eso— besó su mejilla —Ni siquiera perderé éste departamento porque está a mi nombre.

—Me alegra, porque me gusta mucho— concedió.

—¿Deberíamos ir de compras? Si te vas a quedar necesitas otras cosas— ofreció Naruto.

—Es buena idea, y hablando de eso, tu prima me hizo el mismo ofrecimiento anoche.

—¿Sí?— preguntó curioso.

—Me agrada, es muy simpática. Se parece a tí en algunos aspectos.

—Ella es especial— concordó y luego su vista se dirigió al teléfono que Sasuke había dejado a un lado, frunciendo el ceño al ver el nombre en la pantalla.

—Kakashi...— respondió el pelinegro —¿Le dijiste?

Ya lo hice, y ha puesto el grito en el cielo, pero me dijo que estaba bien al final— rió —Me debes una, ésto no lo hago por cualquiera, lindura.

Naruto resopló una risita de impotencia al escuchar, y Sasuke giró a verlo, aún con el teléfono al oído.

—Gracias entonces. Estaré ahí a tiempo para la función— respondió y colgó.

—¿Lindura?— preguntó sarcástico el rubio.

—¿No lo soy?

—Por supuesto, pero no me agrada que ese tipo se esté refiriendo a tí de esa manera— señaló.

—No lo hace con mala intención.

—Claro— bufó.

—¿Ahora estás celoso? Quién te entiende— resopló y saliendo de su abrazo, se bajó de la cama con rumbo al baño.

—No me gusta, Sasuke ¿Está mal eso?— inquirió, siguiéndolo hasta que éste lo detuvo, cerrando la puerta prácticamente en su cara —¡Oye!— gruñó y tocó.

—Cuando se te quite tu ataque de macho, me avisas— gritó desde el interior.

—¡No me gusta, Sasuke!— repitió —Si no me gusta, no me gusta y ya— rezongó para sí mismo, alejándose de la puerta —¿Quién carajos se cree ese imbécil?

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora