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El chófer se había detenido frente al teatro, sabía que Sasuke estaría ensayando en ese lugar antes de la función, pero no había podido salir. En el asiento trasero del auto, miraba la pequeña y amarilla hoja con el número personal de Shisui.

Nunca esperó encontrarlo de nuevo, ya se había resignado a esa suerte, pero el maldito de Naruto le había tendido la peor de las trampas. El enojo, la convicción con la que había entrado a su oficina, casi se fué por completo al volver a ver sus ojos negros.

—No me atrevo— murmuró, y después suspiró amargamente.

¿Qué podría decirle? ¿Invitarlo a almorzar tal vez? Fué él quien se marchó de manera repentina, y aunque su relación no era formal, sinó todo lo contrario, totalmente en secreto, sabía que Shisui había sufrido con su partida. Ninguno llamó o buscó al otro a lo largo de los años, pero para Itachi era más que evidente el sentimiento que aún le profesaba al que una vez fué un becario de clase baja, que se ganó su corazón con la misma pasión con la que consiguió entrar a una universidad tan prestigiosa.

Dió tres golpecitos en su rodilla con el teléfono y luego, en un arrebato de coraje, tecleó el número. Cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de aliviar su ansiedad, mientras escuchaba el timbre.

¿Sí?— ¡Era su voz! Apretó el borde de su saco en gesto nervioso —¿Oigo...?— volvió a insistir.

—Shisui— murmuró.

¿Itachi...?— preguntó alegre.

—Sí, perdona que te llame así...

Tenía la esperanza de que lo hicieras— confesó —No soy tonto, de alguna manera mi traslado para la sucursal de Naruto Namikaze me pareció sospechoso. Y cuando tú entraste... bueno, simplemente se aclararon mis dudas.

—Sigues siendo muy inteligente— halagó, sujetándo su mejilla al sentir el rostro arder —Creo que te usó como tranquilizante— rió.

¿De verdad?— el tono de Shisui se hizo más grave y bajo —¿Tengo ese poder aún?

—Yo...— balbuceó sin tener al valor para responder.

Tranquilo, solo bromeo— interrumpió —Igualmente agradezco el que me haya utilizado, si eso implicaba volver a verte— Itachi reprimió una sonrisa apretando sus labios al escucharlo.

—Estaré en New York unos días, si quieres podríamos ir a tomar un café— ofreció.

Me encanta la idea.

—¿Mañana?

No puedo, por el traslado debo trabajar horas extras incluso un sábado— mencionó. Por la cabeza de Itachi pasó el pedirle permiso a Naruto, pero luego sacudió la idea. Era algo que definitivamente no haría.

—¿El domingo entonces?— se apresuró.

Estoy... parcialmente ocupado...— murmuró y se quedó callado un momento —pero creo que podremos vernos. No quisiera perder la oportunidad.

—Yo tampoco— admitió y cuando giró para mirar por la ventanilla, vió a Sasuke salir con otras dos personas —Debo colgar ahora.

Entiendo, nos vemos.

—Nos vemos— repitió y tras una profunda inspiración, colgó y dejó el auto.

Sasuke no pareció sorprendido al verlo, simplemente despidió a sus acompañantes y se acercó hasta estar frente a él, colocando las manos en su cintura.

—Entra, tenemos mucho de que hablar— ordenó.

—No voy a ir a ningún lado contigo, Itachi. Deja de insistir— exclamó enojado.

—Solo entra— gruñó y lo vió negar —Necesito hablar contigo, y no puedo hacerlo en medio de la calle— señaló a su alrededor con hastío.

—Entraré, pero nos quedamos aquí. Solo me dieron un descanso de media hora— el mayor asintió y se apartó para que su hermano subiera al auto.

Itachi ordenó al chófer esperar afuera y luego cerró la puerta. Con los dedos presionó el puente de su nariz y después miró a Sasuke.

—¿Sabes la montaña de trabajo que tengo, para tener que dejarla a un lado y venir hasta aquí?— inquirió.

—No lo hubieses hecho— dijo sin emoción.

—¡¿Cómo que no?! ¿Tengo que dejarte hacer ésta locura?

—¡¿Qué locura, Itachi?!— gruñó, volteándose repentinamente para mirarlo a la cara —¿Querer estar con quién amo es una locura?

—No me opongo a que tengas pareja, o a que seas gay— señaló —Sería muy hipócrita de mi parte— Sasuke lo miró con extrañeza —¡¿Pero por qué tiene que ser él?!

—Porque "solo" puede ser él— aclaró —Me sacó de la cueva gris y sin sentido en la que vivía, sin quererlo me mostró un propósito, una razón para seguir. Todas las emociones y sensaciones desconocidas para mí, las he vivido gracias a él.

—No seas tonto, Sasuke. Puedes sentir lo mismo por cualquier otra persona. El amor es así. Si buscas emociones no tienes porque elegir a un hombre que te lleva veinte años...— siseó —Y ni siquiera voy a mencionar el hecho de que se aprovechó de tí.

—¿Aprovechó?— preguntó con sarcasmo —Era yo el que me metía en su cuarto, o me le insinuaba. Naruto se negó incontables veces, pero agradezco el día en el que dejó de hacerlo— confesó bajo los ojos severos de Itachi —No es una simple búsqueda de sensaciones, al principio tal vez, pero ahora lo amo por lo que es. Adoro verlo dormir, escuchar sus suaves ronquidos, la manera en la que se preocupa por lo más mínimo, si eso tiene que ver conmigo. El cariño, la devoción... ¿Entiendes por qué no volveré a Japón? Itachi, si yo regreso sería como renunciar a mi propia vida, cuando mi meta principal en éstos años fué encontrarlo.

—Él te dejó.

—¡Porque tú se lo pediste!— acusó —Yo no te culpo...— señaló, tomando sus manos —pero no te interpongas entre nosotros, no me obligues a elegir. Decidí quedarme, pero perderte por completo me dolería mucho.

—¡¿Y quieres que acepte ésta locura?!

—Si ésta locura me hace feliz, sí, quiero que la aceptes.

Itachi negó y luego de volver a suspirar con cansancio, apoyó la cabeza en el asiento.

—Vas a salir herido, Sasuke, lo sé. Naruto no es un mal hombre,— admitió —pero no es tipo de persona que te conviene.

—Eso lo decido yo.

—Estaré una semana aquí, en el hotel. Espero regresar contigo a Japón— concluyó y lo vió negar otra vez, luego miró por la ventanilla antes de abrir la puerta que daba a la avenida y salir sin despedirse.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora