Con otra embestida lo hizo jadear por centésimas vez. Sujetaba su cabello largo y lacio, mientras hundía su nariz en él. El aroma era embriagador y la textura de su piel y su interior rodeando su miembro, lo estaban volviendo loco.
—Shisui...— balbuceó sin aliento, agarrando fuerte las sábanas blancas, mientras el delicioso peso del cuerpo del ingeniero lo presionaba contra el colchón.
—Es mejor que como lo recordaba, Itachi. Nunca nadie a podido superar lo que me haces sentir— gruñó, moviendo sus caderas para ir aún profundo —Siento que explotaré en cualquier momento.
El Uchiha volvió a gemir y volteó la cabeza para mirarlo de reojo, acción que Shisui aprovechó para tomar sus labios y morder levemente el inferior cuando la ola de placer lo elevó y lo dejó caer, con un orgasmo arrollador que contrajo todo su cuerpo.
Jadeando en busca de aire, salió de él con lentitud y luego se movió para acostarse a su lado. Itachi lo observó con expresión satisfecha, y levantó una mano con la intención de acariciar su mejilla, pero Shisui la tomó y besó la palma.
—¿Por qué tienes que irte?— preguntó con diversión, pero el tono de tristeza se notaba.
—Lo lamento— suspiró —Es como despertar de un sueño...
—No quiero que pase igual,— confesó el ingeniero, mirando al techo de la habitación de hotel —me refiero a dejar de verte.
—Sería muy egoísta de mi parte pedirte que vinieras conmigo a Japón. Sé que no puedes...
—No, no puedo...— murmuró —Sin Leah bajo mi custodia, no.
—¿Si ganas el litigio... lo tomarías como una posibilidad?— se atrevió a preguntar, sin importarle parecer esperanzado.
—Tendría que hablarlo con ella... Pero sería muy difícil que eso ocurra— Itachi se incorporó sobre sus codos para prestarle toda la atención.
—¿Por qué?
—Un padre gay y soltero que pide la custodia de una niña que vive con su madre, en un matrimonio supuestamente sano... No lo sé, hay personas que lo ven como una locura— admitió.
—Pero tienes tus razones...
—¡Claro que las tengo!— gruñó, frunciendo el seño —Es mi hija, no la dejaría, y menos cerca de ese tipo— Itachi lo miró con extrañeza —No me da buena espina, la forma en que la mira...
—Shisui, eso es muy serio— señaló —¿Se lo contaste a tu abogado?
—Sí, pero ya sabes... son sospechas de un padre desesperado— suspiró —Contraté un investigador, pero no encontró pruebas de nada.
—Permite que mi equipo legal revise tu caso.
—¿Harías eso?— preguntó.
—Por supuesto— sonrió y tocó su frente con un dedo —Por Leah y por tí, y quizás la posibilidad de estar juntos— admitió sonrojado.
—Sería un maldito sueño hecho realidad— murmuró sobre sus labios y volvió a besarlo con fiereza.
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—Vuelvo a preguntar... ¿Te quedarás?— miró a Sasuke a los ojos y luego la forma en la que tomó la mano de Naruto, a su lado.
—Sí...— respondió escueto, logrando que frunciera el ceño.
—Solo espero que seas feliz aquí— murmuró serio.
—Lo soy, puedes estar tranquilo.
—Nunca estaré tranquilo, Sasuke— regañó y luego se volteó a ver al rubio —Ven un momento, necesito hablar contigo— pidió y no esperó a que contestara, comenzó a caminar seguido de Naruto, hasta que se alejaron de su hermano y Shisui, en una zona poco transitada del aeropuerto.
—Oye, Itachi...— comenzó al ver que no hablaba, y algo incómodo ante la expresión que éste tenía.
—Si algo le pasa...— interrumpió severo.
—No le pasará nada— afirmó con seguridad.
—Mas te vale... Sasuke es mi única familia— murmuró lo último con ojos tristes.
—Lo sé— suspiró —Y de nuevo, lo siento, no quería que las cosas fueran así.
—Resultaste ser un idiota,— bufó —pero él, se ve feliz. Tampoco siento que te importe su enfermedad.
—¿Bromeas? Me siento como un maldito pirata en busca del tesoro de su sonrisa— exclamó entusiasmado.
—¡Ash... que cursi eres?— se quejó y luego sonrió de lado, mirando la mano que Naruto le había tendido. Tardó unos segundos, pero la tomó y estrechó, aún con algo de reticencia y bajo la vista cariñosa de su hermano y Shisui —Naruto... necesito pedirte un favor.
—¿Para qué soy bueno?
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—Podíamos venir solo el día de mi cumpleaños— se quejó, mientras agarraba la pequeña maleta que había dejado en el asiento trasero del coche.
Sasuke no le respondió, solo se alejó y subió las escaleras de la mansión Namikaze, antes de que Naruto le entregara las llaves a un mozo. Habían decidido, a insistencia de su padre, pasar todo el fin de semana allí para la celebración de su cumpleaños el domingo. Por supuesto que se había negado, pero el pelinegro se lo pidió como regalo por haber terminado las presentaciones de su grupo. Tan poco tiempo juntos, y ya sabía perfectamente como manipularlo. A veces se preguntaba quién era el dominante en la relación, y se echaba a reír.
Fué algo triste la despedida que le dieron, y el director de la compañía quedó realmente decepcionado, pero Sasuke estaba dispuesto a hacer su vida en New York, al lado del hombre que amaba. También habían aceptado su currículum en la academia neuyorkina, y pronto tendría una presentación personal y definitiva. Si pasaba, firmaría el contrato ese mismo día.
Nada más entrar al recibidor, vieron como Ino bajaba las escaleras, con su enorme panza que parecía que la haría rodar en cualquier momento.
—¡Estoy tan emocionada!— chilló, besando ambas mejillas de Sasuke —Dos días enteros para hablar y chismear...
—No me lo robes tanto tiempo— se quejó Naruto.
—Ay, calla, si está contigo siempre— bufó la rubia —¿Tienes hambre, Sasuke?— preguntó con dulzura —Porque yo estoy comiendo por dos.
—Un poco— admitió.
—Acompáñame, busquemos algo en la cocina.
Justo antes de dejar la estancia. Minato salió de la sala de estar, aún vestido con traje pero sin saco.
—Ya llegaron— observó serio y caminó hasta Sasuke, dejando un beso en su cabello oscuro, bajo los ojos incrédulos de su hijo y sobrina —¿Cómo estás?
—Bastante bien— contestó éste, con una sonrisa y Minato asintió en aprobación.
—Que bueno, después cuando se acomoden pasa un rato conmigo en el jardín— pidió en tono fraternal y se giró a ver a Naruto —Tú también.
—De acuerdo...— concedió, extrañado de la actitud cariñosa de su padre y lo vió alejarse —¿Qué mosca le picó?
—Ni idea, pero no ha parado de hablar de Sasuke todos éstos días— respondió Ino —No te diré como está tía Kushina con eso.
—Mejor no— resopló Naruto y se acercó a Sasuke para dejar un beso en sus labios —Nos vemos al rato, sweetie. Dile a Ino que te muestre mi habitación.
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SWEET (Terminada)
Fiksi PenggemarNaruto es un hombre de poder, acostumbrado a una vida solitaria y a cumplir todos sus placeres. Sin embargo, el destino lo hace reencontrarse con una persona que no puede obtener, a pesar de que el deseo le quema los huesos. Sasuke es un chico ensim...