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Con ayuda de Shikamaru dejó a Naruto sentado en la cama; había parado de llorar, pero el rubio seguía quebrado, con sus ojos entrecerrados y sin fuerza alguna en su cuerpo.

—Por favor, busca un calmante, necesita dormir antes del entierro— le pidió al asistente, mientras desataba la corbata de su pareja. Shikamaru asintió y los dejó solos por un momento.

Después de retirar también su saco, lo guió para que se recostara e hizo lo mismo con sus zapatos.

—Sasuke...— murmuró, buscándolo con la vista cuando el pelinegro fué a dejar la prenda sobre un sillón.

—Estoy aquí...— anunció, acercándose de nuevo y sentándose en la cama, a su lado. Con delicadeza le acarició las cienes —contigo.

Lo vió cerrar los ojos y suspirar, atrapó su mano y después de presionarla un poco, la llevó a sus labios y allí la dejó. Cuando llegó Shikamaru a los pocos minutos, Naruto ya estaba completamente dormido.

—Parece que ésto no hizo falta— dijo el asistente en voz baja, dejando la pastilla y el baso en la mesita.

—¿Esa mujer sigue allá abajo?— preguntó severo.

—No, ya se fué— contestó con alivio y Sasuke asintió satisfecho, devolviendo su mirada a Naruto —Es un maldito infierno lo que ha estado viviendo.

Al escucharlo, el pelinegro tragó para bajar el nudo de su garganta. Ya no le importaba su orgullo, simplemente no podía creer que Naruto fuese capaz de hacer algo así. La adultez y la experiencia también traen la desconfianza; cuando él se marchó de Japón, ni siquiera las palabras venenosas que usó Itachi en su contra lo hicieron desistir; sin embargo ahora la trampa de una mujer despechada que sabía era una entrometida, fué suficiente para alejarlos. Y en que mal momento...

—Gracias... por cuidarlo.

—Me paga mucho por eso— bromeó Shikamaru y después de darle una mirada a su amigo, dejó la habitación.

Sasuke se inclinó hasta besar su pecho y luego apoyó allí su cabeza, escuchando los latidos lentos de su corazón y su respiración pausada. También estaba agotado, no habían sido días sencillos y después de pasar la noche en vela, necesitaba un descanso. El saber que ahora estarían juntos lo hizo sentir tranquilo, y pronto se acomodó a su lado; habiéndo extrañado en demasía su calor, la fortaleza de su cuerpo y la seguridad que éste le brindaba, se entregó al sueño junto al hombre que quería.

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Solo descansó una hora, pero cuando despertó, Naruto aún seguía rendido. Al sentarse y mirar el traje oscuro con el que estaba vestido, recordó la muerte de Minato; aún le parecía bizarro que horas antes de la noticia había pasado un rato animado con él. Incluso todas las compras que hizo, el mayor las pagó sin objeción a protestas.

En medio de otro suspiro arregló un poco su cabello, mientras sin aviso, entraba Kushina a la habitación. La viuda lo observó seria y luego a su hijo, sin maquillaje se notaba verdaderamente la edad que tenía, y las arrugas de su frente se hicieron más prominentes cuando se acercó para hablarle. Sasuke se puso de pie, sosteniendo su mirada.

—No me gusta tu relación con Naruto, no eres lo quiero para él— comenzó —Sigo manteniendo que estaría mejor con una mujer adecuada que le dé una familia.

—Pues lamento decirte que eso no se va a cumplir— respondió el reto, sin emoción en su voz.

—Y tan irrespetuoso...— farfulló ella —Estoy resignada... Sasuke— dejó salir el aire y luego arrugó su boca en un gesto despectivo —Naruto es un adulto y puede hacer con su vida lo que le plazca, y Minato... por respeto a mi esposo, voy a dejarlos ser. Él te quería, me quedó bien claro cuando prefirió verte antes que a la mujer que fué su esposa por más cuarenta años. Y no me arrepiento de lo que hice, aunque veo que no sirvió para nada.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora