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Los Uchihas poseían un gran terreno boscoso detrás de la mansión, varias hectáreas de naturaleza de las que casi nadie podía permitirse en la gran urbe nipona. En primavera, era un lugar fresco y perfecto para correr. A media mañana, repentinamente energizado, Naruto recorría el sendero cubierto de hojarasca, mientras sus zapatillas de deporte hacían ruido al aplastar las hojas secas.

Lucía un pullover naranja bastante llamativo, con una imagen del Golden Gates en negro, y unos shorts para la ocasión. Detrás de él iba Itachi, aunque con menos energía.

—Oye, podría darle dos vueltas a tus terrenos y tú seguirías dónde mismo— se burló el americano —Come on, move that ass! (¡Vamos, mueve ese culo!)

—Es fácil para tí decirlo. Hace más... de tres años que no corro— se justificó —Seguirte el paso es imposible— Naruto soltó una carcajada y disminuyó la velocidad, hasta quedar a su lado —¿Qué haces?

—Te cuido, por si te desmayas.

—Ash... vete a la mierda— rechistó, empujándolo a un lado.

Y como si Naruto lo hubiese adivinando, un dolor punzante y molesto comenzó en su gemelo y tuvo que sentarse en el suelo y sujetar su pierna. Divertido con su expresión, el rubio se agachó y notó como el músculo se contraía y movía debajo de la piel.

—¡No te quedes ahí! ¡Haz algo!— gritó el Uchiha.

—Menudo calambre.

—Ahh, mi pierna...— lloriqueó como un chiquillo, tratando de no moverla en lo más mínimo.

—Eso te pasa por no ejercitarte— regañó Naruto y tomando su tobillo, comenzó a masajear el músculo.

—¡No toques...! ¡Duele mucho!— se quejó, apretando los labios.

—Aguanta, llorica— bufó y siguió, tratando de relajar su gemelo —Tienes que hidratarte, deberíamos volver. No creo que puedas seguir corriendo.

—¿Para qué te hice caso?— se quejó amargamente.

—No me eches la culpa de tu sedentarismo, Uchiha— señaló Naruto y lo ayudó a ponerse de pie.

Itachi, con la pierna adolorida, era prácticamente incapaz de dar un paso, y cuando el rubio lo notó, rió y se agachó delante de él.

—¿Qué...?— preguntó sorprendido —No, no, no. Olvídalo, prefiero conservar el poco orgullo que me queda, gracias.

—Anda, te he visto vomitar de borracho y hablar estupideces dormido ¿Qué más da que cargue contigo? Sube.

Apretó los labios y agradeciendo que Naruto estaba de espaldas y no pudo ver su cara enrojecida, trepó a su espalda. El agarre en sus hombros se hizo más firme cuando éste se levantó de las cuclillas. Y prácticamente sin esfuerzo, Naruto comenzó a retroceder por el camino, rumbo a la mansión.

Quince minutos después, cuando ya veían la casa a lo lejos, el rubio rompió el silencio.

—¿Todavía te duele?— preguntó.

—Un poco.

—Ok, es que me pareció raro que te callaras de repente. Un calambre puede ser algo serio.

—¿Ahora te preocupas?— preguntó con sarcasmo —Estoy bien...

—Siempre me preocupo— rió —Somos amigos ¿No?

—... sí.

Subiendo la escalera de la entrada, atravesaron en recibidor bajo la vista curiosa de la servidumbre. Antes de que un criado se acercara con preocupación, Sasuke, quién estaba sentado con un libro en uno de los sillones, se puso de pie y se paró justo delante.

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora