SWEET (Terminada)

•14•

Sentado en medio del estudio, sosteniendo sus tobillos atados por las cintas de las zapatillas, esperaba nervioso a que Naruto llegara. Aún tenía el sobresaltado en su estómago, provocado por la muy sorpresiva llamada del americano a la una de la madrugada.

¿Bailar para él? ¿Por qué Naruto le había pedido algo así tan repentinamente? Del susto se le había quitado el sueño, y después de lavar su cara, arreglar un poco su cabello y cambiarse de ropa, corrió a calentar sus músculos para poder hacer un buen performance, a pesar de haber estado dormido hacía poco y tener sus tendones contraídos.

Se puso de pie con celeridad, cuando escuchó la primera puerta y luego sus pasos. El rubio entró al tabloncillo y se detuvo un momento para mirarlo desde el umbral, tenía el saco negro de su traje en la mano y su corbata estaba desatada. No dijo palabra, solo caminó hasta sentarse en el suelo frente a él, con la espalda apoyada en la pared y una rodilla encogida.

—¿Qué quieres que baile?— preguntó, mientras frotaba su tobillo izquierdo con la zapatilla contraria, gesto que demostraba su ansiedad.

—Algo que te guste estará bien— respondió simplemente.

El principio de la danza fué algo torpe, el nerviosismo, la incertidumbre, lo raro de la situación y la hora, no ayudaban. Pero a medida que la música avanzó y que cada vez que giraba notaba a Naruto mirándolo muy concentrado, Sasuke bailó cada vez mejor, hasta olvidarse de todos los obstáculos.

Terminaba un tema y seguía con otro, inspirado, sin seguir una coreografía específica, solo improvisando. Cuando sintió que el cansancio ya no lo dejaba seguir, de detuvo agitado y lo encaró.

Naruto, tras un minuto, apoyó la cabeza en la pared y cubrió su rostro con las manos, luego peinó su cabello y allí se detuvo, tirando ligeramente de los mechones rubios mientras sus ojos cielo lo miraban. Sasuke apretó los puños de manera instintiva cuando lo vió ponerse de pie, olvidando su saco en el suelo, y avanzar lentamente hacia él. Los pasos de sus finos zapatos marcaban los segundos en el piso de madera.

Pudo jurar que su corazón se detuvo, porque no era el mismo semblante que Naruto siempre tenía. Éste parecía un hombre que arrazaría con cualquiera que se interpusiera entre él y su objetivo. Al ver que los separaba solo un metro de distancia, retrocedió un paso, y al parecer, eso lo hizo detenerse

El pecho bajo su camisa blanca se movía agitado, cuando estiró una mano y acarició su cabello negro, justo sobre su cien.

—Gracias...— susurró —Ve a dormir ahora.

En su tono dulce no había espacio para rebatir, así que Sasuke asintió una vez, tragándose todas sus dudas, y salió del estudio.

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—Es un buen lugar— admitió Naruto, mirando el restaurante de comida tradicional al que Itachi lo había invitado.

En un reservado cerrado y sentados en una mesa baja, disfrutaban del más fino sake japonés, en la espera de su comida. Itachi asintió a su afirmación y luego rellenó su tokkuri (copa pequeña). El rubio agradeció con un asentimiento y después de beber, aflojó un poco el nudo de su corbata.

—Te he notado muy tenso desde hace unos días— observó el Uchiha.

—Un poco— le quitó importancia con una sonrisa falsa y ladeada.

—Me apena decir, que sé la razón— Naruto lo miró de repente, algo ansioso —Te escuché, cuando hablabas con tu madre en la biblioteca. No quería...— dijo rápido, viéndolo fruncir el ceño —pero lo que dijiste...

—¿Me dirás que a tí también te molesta?— inquirió, empinando su bebida y dejando el recipiente en la mesa con un ruido sordo.

—Al contrario... me libera de ciertos miedos— confesó.

—No te entiendo, Itachi— señaló el rubio —Por favor, habla claro, tienes razón al decir que no estoy de humor.

El Uchiha se relamió tras beber y lo miró a los ojos.

—¿Recuerdas una conversación que tuvimos cuando llegaste? ¿Sobre una supuesta persona que quería y que se había quedado en New York?

—Sí, recuerdo.

—No me animé a contarte que esa persona... era un hombre. Yo también soy gay— el americano levantó las cejas y luego resopló una risita.

—¿Por qué me dices ahora, después de tanto?

—Porque no me creía lo suficientemente valiente para hacerlo, pero descubrí tu secreto, y me decidí— explicó —Me sentía mal, porque eres mi mejor amigo y temía que me rechasaras si sabías, pero igualmente tenía la necesidad de decirte, de ser sincero contigo.

—Eso me convierte en un imbécil y un hipócrita,— murmuró serio, mirando el recipiente —porque hasta ahora, nunca quise que supieras de mis gustos. Ni tú, ni nadie.

—¿Y qué te hizo cambiar de opinión?— Naruto sonrió melancólico y contestó sin mirarlo.

—Que hay personas más jóvenes y con más coraje que un hombre como yo, que supuestamente lo tiene todo. Me hacen sentir como un verdadero cobarde, pero al mismo tiempo me inspiran a enfrentar cualquier cosa— Itachi sonrió ante su respuesta y rellenó su copa —¿Y bien...?

—¿Qué...?

—¿No me dirás quién fué el afortunado?— preguntó y lo vió resoplar.

—Sucedió hace tanto... puede que no se acuerde de mí.

—No lo creo, no eres una persona que se olvide con facilidad— halagó. Itachi pasó la mano por su cara y la detuvo justo en su barbilla.

—¿Recuerdas a Shisui, de ingeniería?

—¿El becario?— preguntó Naruto sorprendido, y vió a su amigo asentir con un sonrojo adorable —No, no...— resopló con diversión —¡¿El gran heredero Uchiha estaba enamorado de un becario?!

—No seas cruel— regañó —Era un chico maravilloso, inteligente...

—Es...

—Bueno, es— corrigió —Aunque no he sabido nada de él.

—Porque no has buscado. Trabaja en uno de los departamentos de la sucursal que maneja mi padre.

—¿Qué? Estás bromeando— exclamó.

—Digo la verdad— se encogió de hombros —Es muy buen trabajador— Itachi sonrió sonrojado, para la diversión de su amigo —Creo que ahí queda algo...— dijo juguetón.

—No jodas, Naruto— rechistó y fingió beber, aunque su copa estaba vacía —Es mucho tiempo, y mucha distancia. Quién sabe si tiene una vida hecha.

—Puedo averiguar por tí— ofreció.

—No me provoques, maldito— bufó, fingiendo estar enojado. Luego bajó la cabeza para esconder su risa nerviosa.