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Los vió marchar en el auto de su hermano, bien temprano en la mañana. Sasuke ni siquiera sonrió al "buenos días" de ese americano. No le gustaban las personas que se forzaban en ser chistosas, en realidad, no le gustaban las personas.

Con su mochila en el hombro, entró al otro auto con su chófer y se pusieron en camino a la academia. La mitad del día se fué rápido, entre las clases. En la tarde, como de costumbre, había ensayo en los tabloncillos. Media hora antes de que la profesora Konan llegara, tenían el deber de empezar con el calentamiento.

Después de la rutina en las barras, Sasuke, no pudiendo más con una curiosidad que había mantenido a lo largo del día, buscó el celular en sus cosas y deslizándose en un split lateral, se inclinó hacia delante apoyándose en los codos. Así, solo tuvo que poner el nombre de Naruto en el buscador. Conocía gran parte de lo que salió, al menos la empresa y su puesto, pues su hermano Itachi, aunque a él no le interesaba, no paraba de hablar de su amigo americano. Al parecer el sujeto disfrutaba de las fiestas y el gasto, nada nuevo. Tuvo una relación formal hacía unos años con una chica asiática, pero terminó de manera abrupta y sin explicaciones. Por lo demás, Naruto Namikaze era como cualquier otro millonario común y corriente.

Buscando sus fotos en las redes, se entretuvo viendo como el rubio lucía sus trajes caros, y en otras, su supuesta rutina fitness. Lo admitía, se veía muy bien.

—¿Oye Sas, qué haces?— preguntó un chico a su espalda, y lo sintió apoyar su pie con zapatillas en su trasero.

Sasuke dejó el celular a un lado, y se tendió pegado al suelo, aprovechando la ayuda para bajar su split

—Nada que te incumba— respondió.

—Claro, pero me gusta el chisme— el chico retiró su pie y se sentó a su lado, en mariposa.

—Es solo un amigo de mi hermano que se está quedando en casa— se incorporó, inclinándose a un lado para tocar la punta de su pie derecho.

—Es raro verte interesado en alguien.

—No estoy interesado, Suigetsu, solo quiero saber quién es en realidad. Supuestamente lo conocí cuando tenía seis, pero no recuerdo casi nada.

—Chicos, vamos a empezar...— anunció la profesora, entrando al salón —Espero que hayan calentado bien, no tendré piedad hoy con ustedes.

Todos los alumnos dejaron lo que hacían y se colocaron en un amplio círculo alrededor de Konan.

—Profe, hoy toca elegir el papel de Franz— señaló una de las alumnas.

—Es cierto, gracias por recordármelo Sakura. Veamos... intentemos con Sasuke— la alumna frunció el ceño cuando vió al mencionado avanzar —¿Sabes la coreografía, Uchiha?

—Sí— respondió escueto y caminó hacia el centro, hasta colocar las manos en la cintura de Sakura.

—No me vayas a tirar ésta vez— advirtió ella.

Con la música del primer acto, comenzaron a ejecutar los pasos del ballet clásico. Las primeras alzadas iban bien, hasta que en la quinta las manos de Sasuke cedieron y la chica estuvo a punto de caer. La profesora detuvo la música.

—Sasuke, afirma bien los pies— aconsejó.

—No funcionarán, profe— gruñó Sakura —No puede alzarme

—Estás demasiado pesada— dijo él, sin atisbos de estar afectado por su crítica.

—¡¿Qué?! ¡Estoy en el peso! Simplemente eres un debilucho— bufó, y el murmullo se escuchó en el salón.

—Si vas a criticar, ocúpate primero en mejorar— señaló Sasuke, y aún sin el instrumental, comenzó a realizar la coreografía de la protagonista, ejecutándola perfectamente mientras hablaba —Tu espalda no es recta en el retiré, y tu attitude es un asco— terminó los pasos, y la miró de frente —Ni siquiera voy a mencionar la mierda que haces con las manos en la pirouette.

—¡Ashhh...!— gruñó, golpeando en suelo con su zapatilla —Me parece que es mejor que ocupes el papel de Coppélia, nadie como tú para ser una muñeca sin sentimientos.

Los alumnos rieron entre ellos, pero Sasuke solo la miró con suficiencia.

—Tal vez— concedió y se retiró a un lado.

—Bien...— Konan suspiró —Suigetsu, contigo ésta vez. Sakura, por favor, presta atención a la limpieza en tus pasos.

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Admitía que habían aspectos que mejorar en su empresa, después del tour por el conglomerado Uchiha. Todo el día estuvo asistiendo a reuniones y viajando en auto por Tokio, visitando las sedes.

Itachi le aconsejó que regresara, aún tenía trabajo por hacer y Naruto, todavía afectado por el cambio de horario, necesitaba un descanso con urgencia. No se preocupó en cenar, había probado la comida nipona durante su jornada, así que solo deseaba darse un baño. En su camino hasta la habitación que le habían ofrecido, observó por la ventana el brillo de las luces en el estudio de ballet de Sasuke. Era las nueve de la noche y el chico seguía allí.

Frunció los labios, y con las manos en los bolsillos, se lo pensó un segundo antes de encaminarse al lugar. Él realizaba ejercicios en una barra, ni siquiera se percató de que estaba observando desde la puerta. Y cuando los ojos del americano bajaron hasta las largas y trabajadas piernas del chico, se obligó a apartar la mirada.

—Oye, Sasuke...— llamó, y éste giró, con la primera expresión confundida que había visto en su cara.

—¿No enseñan a llamar en tu país?— reprendió.

—La puerta estaba abierta— exclamó —Solo vine para decirte que deberías descansar al menos en las noches.

—¿Me pregunto qué te importa a tí lo que yo haga?— murmuró, regresando a su rutina. Naruto apretó los labios.

—Me importa una mierda, pero tu hermano se preocupa y después tengo que soportar sus lloriqueos. Ten un poco de empatía con él— señaló y dió media vuelta.

Sasuke se detuvo y miró su espalda cuando se marchó. Suspiró, observando sus zapatillas gastadas, y luego el reloj en una de las paredes.

Naruto, por su parte, entró enojado en su habitación. No quería sentirse afectado por las malcriadeses de un chiquillo, pero no estaba acostumbrado a que le hablasen de esa manera. Si fuese una de sus parejas ocasionales, lo habría azotado hasta que pidiera disculpas en medio de un orgasmo.

Necesitaba deshacerse del estrés, pero estaba tan lejos de los lugares que frecuentaba, que dudaba mucho poder hacer algo al respecto. Con la idea de que quizás encontraría en buen local en Tokio, se quitó su saco y camisa, y solo en pantalón, se sentó en la cama con su celular.

Se entretuvo largo rato leyendo las referencias y servicios, hasta que encontró algo que le llamó la atención.

—Femboy...— leyó, conocía lo que era, pero los jovencitos asiáticos lucían prácticamente como chicas. Frunció los labios, y empezó a mirar las imágenes.

Trajes de doncella, lolitas, gatitos... Naruto, sin darse cuenta, comenzó a ver el rostro de Sasuke en cada una de esas imágenes. Las poses eran muy sugerentes y las expresiones...

¡Danger, do not go there! (¡Peligro, no te metas ahí!)— se reprendió y arrojó el teléfono a un lado, para bajar la vista y notar su erección dura como una roca —Fuck! (¡Joder!)

SWEET (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora