Cuidando a Draco
Draco sentía que estaba a punto de desmayarse, tanto por la falta de oxígeno como por la aterradora visión de Ojo Loco llegando hasta él.
— No te preocupes, pequeño hurón... —siseó el Auror—... no permitiré que mueras antes de ser mi mascota personal.
De la garganta del rubio sonó un angustioso estertor que indicaba su dificultad para respirar, su vista se nublaba mientras continuaba queriendo aflojar su bufanda. Era tanta su debilidad que cayó de rodillas sobre la nieve.
— Vas a sufrir en carne propia todo lo que hizo tu padre, eres parte de una estirpe maligna y yo me encargaré de que experimentes cada tortura, cada maleficio que hicieron en sus víctimas
Draco ya no lo escuchaba, quizá fuera bueno morir, pero jamás en manos de ese desgraciado, así que hizo acopio de todas sus fuerzas y logró divisar una bola de nieve muy cerca. La arrojó con fuerza en dirección a Ojo Loco y supo que le había atinado cuando escuchó que se revolcaba de risa a causa del encantamiento.
Tan sólo tenía unos pocos segundos y debía aprovecharlo. Su mano estaba temblorosa, pero la angustia le dio la decisión que necesitaba, buscó su varita bajo su capa y casi sin hablar logró conjurar un "finite incantatem" que anuló el hechizo sobre su bufanda.
Cuando sintió que ésta aflojaba, jaló aire profundamente. Por unos segundos se concentró en normalizar sus niveles de oxígeno en sus pulmones o de lo contrario no podría volver a defenderse. Aún no alcanzaba a reponerse del todo cuando el hechizo de la bola de nieve terminó, entonces se apostó empuñando su varita hacia Ojo Loco.
— ¡Ni se acerque o lo mato, créame que puedo hacerlo! —bramó Draco procurando que su voz ya no mostrara los efectos del casi ahogamiento.
— ¡Atrévete! —le retó Moody igualmente apuntándole—. ¡Y más te vale ganarme porque de lo contrario, Malfoy, me encantará asegurarme que termines tu vida en Azkaban, como siempre debió haber sido!
Recordando el Cruciatus que estuvo a punto de recibir el ex Auror, Draco se armó de valor y de odio para conjurar el suyo. Y aunque Moody lo recibió de lleno, retorciéndose entre la nieve por el dolor, tampoco iba a dejarse vencer. Y en cuanto logró concentrarse, respondió con un Expelliarmus que tomó a Draco por sorpresa.
El rubio salió disparado hacia atrás mientras su varita caía en manos de Ojo Loco, quien rió desquiciado por su victoria.
— Jamás podrías conmigo, muchachito, fui el mejor Auror de mi generación, y por muchos años no ha habido quien me supere. —escupió envalentonado.
Draco se arrastró retrocediendo, ahora estaba a merced de ese loco, le miró romper su varita en dos pedazos, y entonces supo que si no corría, iba a estar en peores problemas.
Sin embargo, no hubo tiempo de hacer nada. Un rayo pegó en el pecho de Moody lanzándolo contra un montículo de nieve. Draco miró hacia el castillo de donde había provenido el hechizo y vio a Harry corriendo hasta llegar a su lado, derrapó sobre la nieve cayendo junto a él.
— ¿Estás bien?
Draco asintió temblorosamente, pero al ver de cerca la varita de Harry, se la arrebató y girando sobre sí mismo, apuntó nuevamente hacia Moody quien estaba incorporándose luego del Depulso que le propinó Harry.
— ¡Crucio! —repitió enfurecido, sus ojos grises brillaron al ver como el ex-Auror volvía a retorcerse de dolor.
Harry jadeó asustado, no quería que su amigo tuviera problemas, así que volvió a quitarle la varita suspendiendo de esa manera la maldición imperdonable.
— ¡Déjame, Harry, quiero hacerle sentir un poco de todo lo que me ha hecho!
— No, Draco, él no merece que te manches las manos.
El ojiverde lanzó un Petrificus para inmovilizar a Moody antes de que recuperara su varita y contratacara. Draco bufó, pero aceptó la decisión de su amigo, en su corazón, había una parte que odió haber tenido que invocar tan repugnante maldición. Al verlo más calmado, Harry le abrazó para confortarlo.
— Debemos decirle a Dumbledore lo que te hizo Ojo Loco, ¡No puede permitir que te unas a alguien como él!
— Nosotros tampoco lo permitiremos.
Ambos chicos levantaron la vista y vieron a Remus y Sirius llegando hasta donde se encontraban. Harry ayudó a Draco a ponerse de pie.
— Moody le atacó. —informó Harry quitándose el exceso de nieve de la ropa.
Draco no hacía lo mismo, su vista estaba fija en los dos personajes que habían llegado. Sirius se encargó de secarlo con un hechizo mientras Remus se acercaba a donde había quedado Ojo Loco inmovilizado.
— Vamos adentro, Remus se encargará de él. —propuso Sirius pasando un brazo por encima de los hombros del rubio.
Los tres emprendieron el camino de regreso hacia el castillo, ya no volvieron la vista atrás. Esperaron en el lobby a que el Profesor Lupin los alcanzara. Harry notó preocupado que Draco continuaba extremadamente pálido.
— ¿Quieres que lo acompañe a la enfermería? —preguntó a Sirius.
— No, no te preocupes, Remus y yo nos encargaremos, ahora vuelve a tu sala común.
— No, yo prefiero quedarme acompañando a Draco.
Sirius no protestó debido a la llegada de Remus, quien no dijo nada al respecto de que Harry les acompañara. Fueron nuevamente hasta sus habitaciones sorprendiendo al ojiverde quien pensó llevarían a Draco a su dormitorio en Slytherin.
Sin embargo, guardó silencio, sobre todo porque Draco se dejó llevar tranquilamente hasta el sofá donde Sirius hizo aparecer un servicio con chocolate caliente que le sirvió enseguida.
— Mañana hablaré con Dumbledore, esto no puede continuar así. —aseveró Remus sentándose apartado de los otros tres.
— Iré contigo. —secundó Sirius—. Debo de tener algún derecho por el lazo de sangre que me une a Draco, y lo haré valer a como dé lugar.
— ¿Puedo irme a mis habitaciones?... Sólo quiero dormir un poco. —intervino Draco.
— ¿No quieres quedarte con nosotros esta noche? Creo que te sentirás más cómodo.
— ¿Puedo quedarme también? —preguntó Harry.
Sirius le miró sonriente y asintió pensando que de esa manera Draco se sentiría menos solo. Ambos chicos se dirigieron hacia la recámara, y al quedarse solos, Sirius se acercó un poco más a Remus.
— Draco es quien peor la está pasando con esta situación ¿de verdad no hay nada que pueda hacerse?
— Moody debe renunciar por su propia voluntad, pero no creo que quiera hacerlo, le vi demasiado obsesionado con el chico.
— ¿Qué fue lo que te dijo en los jardines?
— Lo esperado, cuando lo liberé del hechizo se puso hecho un energúmeno, amenazó con llevárselo enseguida y realizar el rito... o, acusarlo con el Ministerio por la imperdonable.
— ¡Es un bastardo!
— Lo sé... por eso hay que hablar con Dumbledore.
— Pero él no ha podido ayudar a Draco, y quizá haya algo que nosotros sí podemos hacer.
— ¿Nosotros?
— Bueno, en realidad tú.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Acaso no lo has pensado ya?
Remus no dijo nada, miró hacia la puerta que conducía a sus habitaciones con miles de ideas en la mente. Adentro, Draco y Harry habían tomado prestadas unas pijamas de Sirius y Remus y ocuparon un lugar en la cama.
— Nunca pensé que un día dormiría contigo y en la cama de tu padrino. —susurró Draco esforzándose por dejar nuevamente el miedo atrás.
— Yo menos, pero tan sólo quiero asegurarme de que estés bien. Moody me ha decepcionado por completo, nunca creí que fuera capaz de ser tan vil.
— No hablemos de él ¿quieres?... Mejor explícame qué haces aquí ¿no se supone que ibas a planear una boda?
— Luego de que te dejé fui a la Torre por mi mochila. —dijo señalándola después de dejarla en una silla—. Cuando me dirigía a las mazmorras, volteé al patio y vi lo que pasaba.
— Harry, quizá debas ir con mi padrino en lugar de quedarte aquí.
— No, mañana le explicaré el porqué no asistí. Ahora vamos a dormir, sinceramente tengo sueño.
Draco asintió, a pesar de que era temprano y no había ni cenado, lo único que se le antojaba era dormir.
ESTÁS LEYENDO
Me he enamorado
FanfictionUna maldición llega a la vida de dos jóvenes forzándolos a unirse a alguien más para poder salvar sus almas. ¿Qué suerte correrán con las personas que les han elegido? Snarry