La propuesta

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La propuesta





Draco no podía creer lo que escuchaba. Reconocía que hubiese sentido una gran alegría si la situación fuese diferente... Si Remus no tuviera esa relación formal con Sirius, y antes de arriesgarse a ver la ira en el animago, decidió salir apresuradamente de esas habitaciones.


Sirius intentó ir con él pero Remus le detuvo.


— Déjalo solo, creo que en estos momentos necesitará pensar las cosas.

— No, Rem, al contrario... él no está entendiendo y debemos aclararle lo que esto significa.

— Creo que me apresuré, quizá debí hablar contigo primero para que le hiciéramos la propuesta. Ahora el pobre chico debe de estar muy asustado.

— No está asustado. —aseguró creyendo saber lo que a Draco le preocupaba—. Aún te falta conocerle, Remus, pero eso se te hará más fácil cuando decidas dejar de verlo como tu alumno. Ahora lo más importante es que lograste que Moody renunciara a Draco.

— Sí... Nunca lo imaginé de él, pero Moody resultó un barbaján.

— Bien, dejemos de hablar de él y vamos por Draco... Necesita una explicación.


Remus no estaba muy convencido de si eso fuera prudente, pero ya no se resistió, y junto con su pareja salieron de la habitación en busca del chico.


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Severus sintió cuando Harry colocó sus dedos en su mentón, el chico temblaba y no dejaba de mirarle a los labios y él no entendía qué era lo que pasaba. ¿Acaso usaba sus dedos para estar en guardia en caso de que se le acercara más?... ¿Acaso a ese mocoso insolente se le había pasado por la cabeza que quisiera hacerle algo?


Sus dedos en su cara sólo podían significar una cosa: un intento temeroso de alejarlo en caso necesario.


¿Pero quién creería que era?... Nunca sería capaz de transgredir la intimidad de un estudiante. Y al pensar en eso comprendió que ya llevaba demasiado tiempo oprimiendo a Harry con su cuerpo, por lo que bruscamente se apartó, sin notar que la mirada del chico brillaba de desilusión.


— Que sea la última vez que azota mi puerta, Potter. No permitiré que...


Severus ya no pudo decir más, nunca se imaginó que iba a vivir algo como aquello, pero de pronto tenía a Harry sujetándole con firmeza del rostro para atraerlo más hacia él. El chico había tenido incluso que ponerse de puntillas para alcanzarlo, pero lo había logrado...


... ¡estaba besándolo!


El corazón de Harry latía muy fuerte, emocionado por apretar con sus labios los de Severus Snape, y más feliz se sintió cuando el hombre entreabrió su boca y él pudo rozarle la lengua con la suya. Le pareció algo tan delicioso, tan estremecedor y cálido que deseó poder besarlo siempre.


Sin embargo, cuando quiso colgarse del cuello de su profesor, éste reaccionó sujetándolo con fuerza de sus muñecas para finalmente romper el contacto empujándole lejos.


Harry no sabía lo que pasaba, apenas logró sostenerse de la pared para no caer nuevamente en los escalones... por un momento había creído que su Profesor le estaba a punto de corresponder, pero la indignada mirada oscura le bajó de su nube provocándole un dolor y una tristeza tan enorme que no creía poder soportarlo.


— ¡Estúpido niño imbécil! —jadeó Severus abofeteándolo—. ¡No crea que se va a burlar de mí, mocoso descerebrado!


Aquello fue más de lo que Harry podía soportar, se llevó las manos a su adolorida mejilla que ahora ardía inmensamente, aunque no tanto como su corazón.


— ¡En estos momentos le juro que con gusto renunciaba a ese ingrato compromiso y permitía que su alma se perdiera junto con el monstruo de Bellatrix! ¡Usted es tan podrido y repugnante como ella!


Los ojos de Harry escocían con gran dolor, se sentía a punto de llorar y no era capaz de defenderse siquiera, ya no le importaba pronunciar ninguna palabra a su favor, no le encontraba sentido alguno a devolver los insultos... incluso apenas podía poner atención a lo que Snape le gritaba.


Era su mirada, sus ojos negros destellando más odio de lo que jamás le había visto. Había en ellos tantos sentimientos negativos que sintió que nunca iba a poder cambiarlos.


Giró rápidamente sobre sus talones subiendo las escaleras. Ya no escuchó que Snape volvía a llamarlo, ni sus ofensas ni nada, lo único que quería era ya no sentir su corazón tan adolorido. ¿Habría algún hechizo para poder arrancarlo de su cuerpo?


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora