Víspera de una boda

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Víspera de una boda





Harry dormía profundamente en su cama de la torre de Gryffindor cuando unos ruidos le despertaron. La luz de luna que entraba por la ventana le ayudó a ver una imagen que jamás imaginó, Ron se caía de ebrio pero intentaba sostenerse del cuello de Viktor Krum buscando besarlo mientras se reía.


— Anda, no seas malo, bésame de nuevo. —pedía arrastrando su lengua—. Nunca me imaginé que lo hicieras tan bien... mucho mejor que el amago de ¿de quién?


Ron rió simplemente de su despiste mientras que Viktor sonreía también, parecía divertido de la conducta alegre de su amigo y no le importó batallar para mantenerlo en pie.


— Ron, bebé, vamos a la cama o te caerás.

— ¡Sí, a la cama! ¡Quiero follarte, Viktor! —exclamó jadeante, volvió a unir sus labios a los del Búlgaro con tanta pasión que sus mejillas estaban enrojecidas.


Al ver que Viktor se disponía a conducir a Ron hasta la cama, Harry decidió salir de las penumbras, hacía mucho que no se sentía tan furioso.


— ¡Basta, déjalo en paz! —gritó abandonando la cama para ir por su amigo, casi arrebatándolo de brazos del atlético jugador de Quidditch.

— ¿Harry, qué haces aquí? —preguntó Ron con sorpresa, no dejó de reír aunque ahora miraba a su amigo palpándole el rostro como si no creyera que fuera él—. Creí que... oh bueno, no importa... Viktor y yo podemos irnos a otra recámara.

— ¡No irás a ningún lado!

— Potter, no puedes imponérselo. —se atrevió a decir el búlgaro.

— ¡Tú cállate! —le gritó enfurecido—. ¡Le has embriagado, idiota!

— Yo no fui, él...

— ¡No me importa, no te permitiré que te aproveches de su vulnerabilidad! ¡No puedes acostarte con alguien que no está en sus cinco sentidos!


Viktor lució sinceramente apenado ante las palabras de Harry, asintió comprensivo por la razón que tenía el ojiverde. Aunque Ron, al escuchar a su amigo, frunció los labios como un niño pequeño a quien se le niega un caramelo.


— Harry... yo quiero hacerlo. —dijo dificultosamente—. Viktor es lindo... me gusta.

— Pues si eso quieres, lo harás mañana, cuando se te haya pasado el efecto del alcohol. —aseguró Harry llevándolo a la cama.

— Pero...

— ¡Cállate y acuéstate ya!


Ron obedeció rápidamente, no quería desatar la ira de su amigo. Al verlo a salvo, Harry se volvió hacia Viktor, notó su expresión apesadumbrada pero no se permitió dejarse conmover y continuó inflexible.


— Vete, espera a que Ron te busque, no lo busques antes de que él lo haga si es que realmente quieres estar seguro de que se interesa por ti.


Viktor movió la cabeza afirmativamente y luego de susurrar un "lo siento" se marchó. Harry respiró hondo, se alegraba de haber estado ahí para evitar que su amigo hiciera algo de lo que se arrepentiría profundamente. Se giró a él dispuesto a reñirlo por su conducta infantil pero Ron ya roncaba ruidosamente.


Fue hasta su lado acuclillándose junto a la cama.


— Ron, amigo... ¿quién va a cuidarte cuando yo no esté? —le susurró peinándole cariñoso sus alborotados cabellos rojos.


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Harry despertó por el sonido de unos peculiares sonidos provenientes del baño, se talló los ojos desperezándose y justo en ese momento apareció Ron. No pudo evitar sonreír divertido, el aspecto de su amigo era desastroso, tenía un tinte verdoso en su rostro y profundas ojeras enmarcando sus vidriosos ojos.


— Eso te pasa por embriagarte.

— Harry... no grites, siento que me va a estallar la cabeza.

— Creo que en el baño hay una poción para las náuseas.

— No la beberé, sabe espantosa.

— Lo harás, quieras o no. —advirtió con firmeza mientras Ron iba a su cama y Harry al baño.


Cuando regresó a la recámara, su amigo tenía hundida su cara en la almohada, volvió a sonreír y se acercó a él.


— No seas berrinchudo, tómate la poción.


Ron gruñó pero se giró obedeciendo y tomando el frasco que Harry le ofreció bebiéndose su contenido hasta la última gota.


— ¡Arggggh! Juro que jamás volveré a beber. —prometió regresando a recostarse, respiró hondo antes de mirar a su amigo que continuaba sentado a su lado en la cama—. Gracias... por lo de anoche.

— No hay cuidado, tan solo debes prometerme ser más cuidadoso.

— Te lo prometo, no sé qué me pasó.

— Yo tengo una teoría al respecto. —dijo poniéndose de pie para poner cierta distancia de por medio, no estaba muy seguro de la reacción que tendría Ron al escucharle.

— Y ahora me dará miedo escucharla, supongo.

— ¿Quieres que la diga?


Ron negó, no porque no quisiera saberla, en realidad pensaba lo mismo y eso le tenía más confundido de lo que se había sentido jamás.


— ¿Qué pasa conmigo, Harry? —preguntó sintiéndose defraudado—. Yo la amo, ¿porqué en tan poco tiempo he permitido manchar su recuerdo?

— No lo haces, sinceramente no creo que tenga nada de malo que te gusten otras personas.

— ¡Dos, Harry!... ni siquiera puedo decir que fue un traspié, son dos.


Harry volvió a acercarse, le conmovía ver tanta tristeza en una de las personas que más amaba en el mundo.


— ¿Le darás una oportunidad a alguno de los esos dos?

— A Sebastian no. —afirmó contundente—. Y hasta ayer creí que Viktor no me interesaba, pero anoche fue realmente genial, Harry. Me gustó mucho, nadie me había tratado como él, era cuidadoso y gentil, sin mirarme como si yo fuera un estúpido. Bueno, solo tú y mamá me hacen sentir amparado, pero obviamente con ninguno de los dos hay intenciones sexuales... y anoche me sentí deseado, quizá más que cuando estaba con Hermione.

— Bueno, ella era muy discreta.

— Lo sé, y quizá yo sea demasiado bruto, pero fue agradable la sensación de tener a un hombre fuerte y atractivo queriendo llevarte a la cama.

— Ron, sé bien como se siente eso, y te entiendo. —sonrió Harry.


Ron enrojeció comprendiendo que su amigo estaba pensando en Snape, pero al mismo tiempo se alegró mucho por él, si así era como se sentía a su lado, seguramente disfrutaba mucho del tiempo que pasaba con el Profesor.


— Harry ¿tú no crees que sea muy pronto para volver a salir? —preguntó dudoso.

— No hay nada escrito en ese sentido, llega o no llega, y te puedo asegurar que Hermione querría que fueras feliz. Además, a ella le agradaba Viktor, y no le molestaba lo que sentía por ti... por algo tenía pensado llevarte a ese juego de Quidditch.


Ron asintió sorprendido, recordó que él mismo había dicho que cuando encontrara a alguien para él, sería la misma Hermione quien le ayudara a comprenderlo... Su corazón dio un vuelco, casi podía ver a quien fue su novia reprendiéndole por no haberlo comprendido antes.


Se sintió contento y entusiasmado de poder darse una oportunidad sin sentir que traicionaba a la chica que tanto amó. Ahora lo único que tenía que conseguir era deshacerse de esa amargura que le embargaba al pensar que Sebastian no era para él.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora