La decisión de Sebastian
Harry no podía borrar la sonrisa de su cara, el orgasmo había sido inmenso, nada comparable a sus fantasías. Giró su cuerpo para abrazarse de Snape, éste mantenía sus ojos cerrados mientras recuperaba el ritmo normal de su respiración.
— Sev, no te duermas. —pidió acariciándole el rostro.
— Pero ya es tarde.
— Lo sé, pero esta noche no quiero que durmamos... por favor, es nuestra primera y última noche juntos, me gustaría vivirla hasta el final.
Severus dejó escapar una suave risa, y antes de que Harry reaccionara, ya había dado vuelta a la situación colocándose encima de éste. El ojiverde gimió al sentir el peso de Severus cubriéndole, sonrió feliz, sus manos habían quedado flexionadas hacia el torso del profesor y podía sentir sus latidos. Además, el cabello de Severus caía en cascada impidiéndole ver otra cosa que no fuera el rostro que amaba.
— Eres insoportablemente demandante. —se quejó Severus sin dejar de sonreír.
— Tú eres insoportablemente delicioso.
Severus le besó brevemente en los labios, pero cuando quiso regresar a su lugar en la cama, Harry se quejó alcanzando a detenerlo con la punta de sus dedos sobre la quijada del ojinegro.
— Quédate un poco más así.
— ¿No te estoy aplastando?
— No, me agrada... siento que podría vivir el resto de mi vida en este lugar, cobijado con su cuerpo. Tengo la sensación de que nada malo me encontraría en este refugio.
— Mientras yo viva, Harry, no permitiré que nada malo te toque.
— Gracias, Severus, pero gracias por esta noche. Ha sido la más hermosa e inolvidable de mi vida. Te amo.
Severus sonrió brevemente antes de recibir otro beso de Harry.———000———000———000———
Draco se mordía los labios pensando que había sido una mala idea. Pero creyó que había transcurrido el tiempo suficiente para intentarlo, más ahora apenas podía soportar el dolor, sin embargo, por nada del mundo se retractaría.
Un beso de Sirius le hizo abrir la boca y el beso que le dio le ayudó a olvidarse un poco del dolor. Tras de él, Remus se recostó sobre su espalda depositando pequeños besos en su blanca piel. Las sensaciones entonces mejoraron enormemente.
— ¿Estás bien? —susurró Remus a su oído.
— Debo ser un mártir porque creo que esto está mejorando. —aseguró respirando más tranquilo—. Sigue Rem... confío en ti.
— Te amo.
Draco sonrió, escuchar esas palabras en voz de Remus siempre venían cargadas de magia. Aunque amaba a los dos hombres por igual, el hecho de que Remus hubiese sido su sueño imposible por meses le brindaba ahora una especial alegría.
Sirius lo podía sentir, y no le causaba mayor problema, al contrario, ser testigo de esos momentos aumentaba su felicidad.
Sostuvo el rostro de Draco con ambas manos para volver a besarlo, de esa forma se distraería un poco para que Remus pudiese terminar de adentrarse en el interior de Draco. Finalmente lo consiguieron y el chico jadeó con placer.
Remus embistió, era una inmensa satisfacción penetrar a su esposo y sentir el pene de Sirius acompañándolo. Por su parte, Sirius también movió su cadera adentrándose más en el rubio, disfrutando de rozar su miembro con el de Remus mientras ambos se movían.
Draco intentaba permanecer inmóvil, aunque le era bastante difícil, sin embargo necesario. No pudo contenerse demasiado tiempo, cuando se sintió humedecido por la mezcla de ambos sémenes, él se dejó caer sobre el pecho de Sirius sintiendo como sus pieles se mojaban con su propio esperma.
— Van... van a tener que consentirme mucho ahora. —jadeó Draco cuando por fin pudo quedar recostado sobre la cama.
— Nada de chantajes, jovencito, mañana tienes que ir a clases. —replicó Remus abrazándole cariñoso.
— No seas cruel, Remus. —intervino Sirius—. Permítele que guarde reposo por lo menos un día.
— Y tú también quédate con nosotros, sería maravilloso pasar todo el día juntos.
Remus sonrió abrazándose más al rubio, le gustaba escucharle ese tono consentido en su voz, pero lamentablemente era un profesor, no podía dejar a los alumnos sin sus clases a pesar de la tentación que representaba quedarse hasta tarde en cama.
— Eso no es posible, pero te prometo que este fin de semana Albus no podrá detenerme en ninguna junta y nos vamos los tres de paseo ¿de acuerdo?
— Sería fantástico. —suspiró Draco retozando en su pecho—. Te amo.
— Y yo a ustedes dos. —rió Sirius—. Pero dime, Draco, ¿te gustó tu regalo de cumpleaños?
— Más bien fui yo quien les dio regalo de mi cumpleaños. —aclaró el chico girándose para abrazarse ahora de Sirius—. Pero si he de ser sincero, esta noche no ha podido ser mejor.
Sirius y Remus asintieron en perfecto acuerdo, esa noche nunca la olvidarían ninguno de los tres.
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Me he enamorado
FanfictionUna maldición llega a la vida de dos jóvenes forzándolos a unirse a alguien más para poder salvar sus almas. ¿Qué suerte correrán con las personas que les han elegido? Snarry