Un nuevo plan

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Un Nuevo Plan





Esa noche fue muy larga para Harry. Lograron que Kirla fuera en busca de Dobby, y mientras esperaban su regreso, el ojiverde no cesaba de rogar para que su amigo elfo lograra atravesar las barreras, solamente en él podía confiar para poder salir de esa prisión en que se había convertido Hogwarts.


Ron ya empezaba a cabecear, eran casi las tres de la mañana y tenía sueño. Solo permanecían los dos en la sala común y el suave crepitar de los leños ardiendo le adormecía.


De pronto, el característico sonido de una Aparición los puso en alerta. Harry nunca se había sentido tan feliz de ver a Dobby, casi estuvo a punto de abrazarlo pero eso podría asustarlo, no olvidaba lo aprensivo que era su pequeño amigo.


— ¡Harry Potter, señor! —exclamó Dobby igualmente emocionado—. ¡Qué alegría saber que está bien, Amo!

— También me siento contento de verte, amigo, ¿No tuviste problemas para entrar?

— El castillo ha cambiado, Amo, ya no es tan amigable, pero a Dobby le abrió las puertas cuando le dije que venía a verlo a usted.

— Perfecto, entonces espero que puedas ayudarme a salir.


Los ojos redondos y grandes de Dobby se inundaron de lágrimas y antes de que Harry pudiera evitarlo, ya estaba golpeándose la cabeza contra la mesa de café. Ron le miraba angustiado mientras que Kirla aprobaba dócilmente el castigo autoimpuesto de su nuevo amigo.


— ¡Espera, Dobby, no hagas eso! —suplicó Harry alarmado por la integridad del cráneo del elfo.

— Dobby malo. —gimió mientras Harry conseguía apartarlo de la mesa—. Dobby no puede ayudar al Amo.

— ¿Y porqué no? —cuestionó Ron sin entenderle.

— El castillo protege, Amo Ron, no está de acuerdo pero debe seguir instrucciones, Dobby advertido, no puede sacar a nadie del castillo, ni llevar recados del Amo Potter.


Harry se dejó caer sobre el sillón más cercano, su ceño se frunció de rabia ante la desvergüenza de Dumbledore, casi sentía ganas de tenerlo enfrente para golpearle directo en su entrometida nariz.


— Escucha, Dobby... —le llamó arrodillándose junto a él, no iba a permitir que se salieran con la suya—... quiero que lo intentes ¿Podrás?

— No sé, Amo, pero si usted lo ordena, Dobby será feliz de saber que pudo ayudar al Amo Harry.

— Bien, hagámoslo ahora mismo.

— Espera, Harry. —le interrumpió Ron preocupado—. ¿Estás convencido de esto? No sé si sea seguro.

— Tan solo quiero hacer el intento, Ron, si veo que hay algún riesgo no seguiré adelante ¿de acuerdo?


Ron asintió nervioso, y se despidió de su amigo esperando que tuviera suerte. Harry tomó la mano de Dobby y desaparecieron. El pelirrojo jadeó asombrado, realmente parecía que todo había salido bien, pero no habían transcurrido ni cinco segundos cuando nuevamente aparecieron en el mismo lugar. Y Harry no lucía nada feliz.


— ¿Qué sucedió? —preguntó mientras le ayudaba a sentarse, Dobby permaneció en su lugar estrujándose nervioso las manos.

— Lo que era de esperarse, al momento de intentar atravesar las barreras algo me empujó de regreso. —respondió Harry con frustración—. Dobby se esforzó por no soltarme pero fue imposible, ni él pudo proseguir mientras me tenía consigo, así que, tuvimos que volver.


Ron suspiró apenado y se sentó junto a su amigo sin saber qué más hacer. Dobby aún continuaba conteniendo el llanto por no haber podido ayudar a Harry, y éste se llevó las manos a la cabeza forzándose por encontrar el modo de engañar a esas estúpidas barreras.


De pronto, su rostro se iluminó y volvió a arrodillarse cerca del elfo.


— Dobby, ¿tú sabes porqué quiero salir de aquí, verdad?

— Dobby escuchó algo cuando el Amo Director me envió a casa del padrino de Harry Potter, Señor.

— Bien, entonces debes saber con quién quiero comunicarme

— Con el pr...

— ¡No lo digas! —le interrumpió apresurado—. Escucha, Dobby, me dijiste que fuiste advertido de no llevar ningún mensaje mío, pero puedes repetir lo que escuches ¿o me equivoco?

— El Amo nunca se equivoca.

— Ok, bien, entonces voy a decir algo, Dobby, no me respondas nada, solo memorízalo y si crees que debes repetirlo a alguien, no me molestaré, ¿de acuerdo?


Dobby asintió aún sin saber si realmente había comprendido, solo entendió que no debía hacer preguntas y escuchar, y eso realmente era lo que quería Harry Potter, así lo haría.


Harry respiró hondo, sonrió imaginándose que no era a Dobby a quien tenía enfrente. Y enseguida, se recostó sobre los almohadones sin borrar la sonrisa de su rostro.


— Estoy bien, bebé... —empezó tranquilo—... y cada minuto de mi vida pienso en nosotros. No desesperes por que estemos separados de papá, no es para siempre y lo sabemos. Eres el constante recuerdo de que hasta lo imposible deja de serlo. —agregó llevando sus manos a su vientre—. Sé fuerte, que te amo con todas mis fuerzas, y cuando llegue el momento de que estemos juntos, te abrazaré y no te soltaré nunca más... Te amo, te amo muchísimo.


Harry respiró hondo antes de abrir los ojos y girarse hacia Dobby.


— Ya puedes marcharte. —le dijo sonriente—. Pero desearía que regresaras pronto.


Dobby asintió y en un segundo desapareció. Ron hizo que Kirla también se marchara y fue a sentarse junto a su amigo al quedarse solos.


— ¿Crees que haya captado la idea?

— Eso espero, Ron.


El pelirrojo le sonrió y prefirió no exponer sus dudas respecto a la capacidad de Dobby, era mejor esperar que todo saliera bien, ya no tenía más ideas. Un par de días antes había estado hablando con Sirius, y comprobó que su furia contra Snape no disminuía sino por el contrario, el animago se lamentaba no haber encerrado al ex profesor en Azkaban, y aunque tenía la custodia de Harry hasta los veintiún años, intentaba encontrar un modo para mantener a su ahijado bajo su control, él sabía que Dumbledore no iba a poder retenerlo en Hogwarts en cuanto concluyera sus estudios... a menos que reprobara.


Ron tuvo que disimular bastante bien cuando Sirius le propuso a Remus que lo hiciera, y aunque el licántropo se negó a ser deshonesto con las calificaciones de Harry, Ron temía que Sirius pudiera convencerlo, aún había tiempo para ello, y seguramente cuando el bebé de Harry naciera, querrían con más intensidad retenerlo en lo que ellos consideraban un sitio a salvo de las maldades de Snape.


Prefirió no comentarle nada a Harry sobre eso, de otro modo su estancia en Hogwarts sería más estresante de lo que ya era, no deseaba que algo pusiera en riesgo la salud de su amigo ni de su embarazo.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora