Primavera sin flores

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Primavera sin flores






Al día siguiente de dormir por primera vez con Severus, Harry tuvo que regresar a sus clases. No era lo que había planeado, pero en esa ocasión no hubo manera de convencer al Profesor de que le permitiera faltar. Al final terminó por pensar que quizá así lograría distraerse y no pensar demasiado en Hermione.


Desafortunadamente sus compañeros no ayudaron demasiado, en su afán por demostrarle su apoyo eran excesivamente afectuosos. Harry quería huir de sus abrazos de condolencia, era demasiado incómodo que las chicas lloraran al verlo. Terminó por mantenerse en silencio y esperar a que todos dijeran lo que tenían que decir.


Por un momento pensó que podría evitarlos cuando vio a Draco llegar a la clase, pero el rubio le saludó desde lejos y se mantuvo apartado. Harry notó enseguida que su amigo estaba más pálido de lo habitual y sus párpados lucían espléndidas ojeras que ni con un hechizo hubieran podido pasar desapercibidas. Quiso ir hacia él, pero en ese instante se abrió la puerta para empezar la clase de Defensa.


Harry agradeció que la presencia de Remus mantuviera a raya a sus compañeros. Se le dificultó poner atención, era demasiado doloroso no ver a sus dos mejores amigos a su lado, los dos asientos vacíos le provocaban un cosquilleo en sus ojos.


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Esa noche, a pesar de haber pasado dos horas con Snape en su dormitorio, éste no cedió a que volviera a quedarse a dormir. Y para asegurarse de que Harry no se quedara a pasar la noche en algún pasillo, le acompañó hasta la puerta de su torre, donde incluso la Dama Gorda le ofreció sus condolencias.


Harry no prolongó la despedida con Snape, apenas fue un breve "buenas noches" sin besos ni ninguna otra palabra. Severus lo interpretó como un enfado más, pero lo único que pretendía Harry era evitar darse tiempo antes de que sus fuerzas se le fueran y volviera a rogar.


Entró rápidamente hasta su habitación, sin darle oportunidad a que nadie le expresara una vez más cuánto sentían la muerte de Hermione. Pero su dormitorio tampoco resultó un buen refugio. A pesar de que sus compañeros no estaban, ver la cama vacía de Ron le provocó un nudo en su estómago.


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Las semanas pasaron y Ron no había regresado al colegio. Ya se rumoraba que jamás volvería. Eso provocaba que Harry se sintiera aún peor, necesitaba tener noticias de su amigo pero éste jamás respondía a sus cartas, por lo que cada día se desesperaba más.


Severus le decía que tuviera paciencia, pero Harry no encontraba consuelo en eso. A veces hasta sentía que el Profesor no le importaba realmente lo que pasara con el pelirrojo, hablar de él era un tema que cambiaba a la primera oportunidad. Cuando mucho, le permitía hablar, pero jamás proponía hacer algo por él.


Harry se sentía desilusionado pero no podía culpar a Severus por eso, no eran amigos y su relación como profesor-alumno jamás fue ni siquiera cordial.


Por otra parte, Remus y Sirius tampoco ofrecieron ningún apoyo. Siempre era lo mismo, que debía esperar... Pero esperar era algo que Harry ya no quería ni podía hacer, eran demasiadas semanas ¡si tan solo obtuviera un pedazo de pergamino donde viera las torpes letras de su amigo diciéndole que estaba bien! Quizá con eso podría quedarse tranquilo unos días más.


Tampoco Draco era una opción, nunca logró establecer una amistad con Ron, y además, el rubio aún continuaba afectado por la muerte de Hermione. Harry jamás hubiese esperado que Draco sintiese culpabilidad cuando no estuvo en sus manos salvar a su amiga, pero era así. Aunque Draco lo negara, ya no era el mismo de antes.


Pasaba los días encerrado en sus habitaciones que ahora compartía con Remus y Sirius, generalmente siempre estudiando o dormido. Conversaba con Harry, pero se rehusaba a tocar demasiado el tema de la muerte de Hermione, y el ojiverde notaba que la gris mirada adquiría un matiz doloroso al rememorar ese día de invierno.


Ahora que la primavera había llegado, el sol continuaba sin salir en sus corazones. No había alegría en muchas personas de Hogwarts, parecía como si el invierno jamás se hubiese ido, sobre todo para quienes sintieron un verdadero cariño por Hermione. Y Harry sabía que él no podría sentirse mejor hasta que sus amigos no lo estuvieran.


Decidió que haría algo.


Y lo primero fue comunicarse con los gemelos Weasley, ellos sí podrían decirle la verdad. Ya había intentado que Molly le informara de Ron, pero ella tampoco parecía entender su angustia, sus palabras siempre fueron:


"Mi querido Ronald estará bien. Perdónale si no te responde tus cartas, aún no se siente con ánimo para leerlas, pero te aseguro que pronto él mismo te demostrará que es más fuerte de lo que todos piensan"



Pero eso solo ratificaba lo que Harry ya sabía, que Ron no estaba superándolo.


Afortunadamente los gemelos no tardaron en responderle, y en cuanto recibió la lechuza a la hora del desayuno, salió corriendo con ella. Severus le observó desde la mesa de los profesores, sacó todo el aire de sus pulmones para ir tras de él, ahora lo sentía como una más de sus responsabilidades cuidar de Harry en todo momento.


El Gryffindor decidió salir del castillo, casi nunca lo hacía para no pasar por los terrenos donde Hermione murió, pero ahora que la nieve se había ido, el paisaje era lo suficientemente distinto para poder abandonar el colegio sin sentir que afuera faltaba más el oxígeno que adentro.


Encontró un sitio donde nadie le interrumpiría, y rápidamente desenvolvió el pergamino para leerlo.


"Tienes toda la razón, el cabezota de nuestro hermano no está bien como todo el mundo asegura, cuando lo veas te darás cuenta de la gravedad. No ha abandonado su recámara desde que volvió del cementerio, mi madre tiene que obligarlo a alimentarse y ni siquiera se enfada cuando le hacemos una broma con la intención de animarlo"



Harry arqueó las cejas preocupado por ese último comentario, no quería ni imaginarse la forma en que los gemelos intentaban animar a su hermano menor.


"Procura no decir que fuimos nosotros quienes te dimos el chivatazo, lo tenemos estrictamente prohibido, incluso el vejete adorador de caramelos de limón se atrevió a venir a visitarnos a nuestra tienda para hacernos la orden directa. Creemos que nuestros padres jamás confiarán en nuestra palabra, aunque para ser sinceros ¿quién los culparía por ello?"


Harry bufó enfadado, otra vez Dumbledore ocultándole las cosas, ¿Cuándo entendería que eso no iba a servir de nada?


"Sabemos que la muerte de Hermione es también muy dolorosa para ti, por eso tanto Fred como yo nos alegramos de tener noticias tuyas y nos llena de esperanza que no te hayas olvidado de Ron... Por favor, si está en tus manos, saca a ese imbécil de su ensimismamiento o nos olvidaremos de la advertencia de papá y usaremos nuestra arma secreta, hemos estado experimentando y tenemos unas asombrosas arañas que se te pegan a la piel por horas".


Harry sonrió con suavidad, quizás eso haría reaccionar a Ron, pero seguramente le provocaría un infarto, así que ya no tenía dudas, no permanecería más tiempo con los brazos cruzados.


— ¿Hay buenas noticias? —preguntó Severus sentándose a su lado.


Harry se sobresaltó pero consiguió ocultar a tiempo el pergamino, esperando que no hubiera alcanzado a leerlo desde su espalda. Algún día, se prometió, iba a aprender a escuchar los pasos callados de su profesor.


Por otro lado, sus ojos brillaron emocionados al concientizar que Severus Snape le había seguido y ahora se encontraban sentados ambos en el césped. Nuevamente ese hombre le sorprendía agradablemente. Sonrió viendo fascinado que el sol le daba un aspecto muy diferente, parecía mucho más real.


— ¿Porqué me miras así? —cuestionó el ojinegro sintiéndose de repente a punto de sonrojarse.

— Porque me gustas mucho, Severus.


El Profesor arqueó la ceja, no solamente por la franca respuesta de Harry sino también por la familiaridad con que fue llamado. Al darse cuenta, el chico fue quien se sonrojó y esquivó el rostro para mirar hacia el lago.


— Perdón.

— No... en realidad creo que ya era hora. —afirmó con suavidad—. Me parece que hemos pasado juntos el tiempo suficiente para que dejemos atrás esa formalidad.

— ¿No le molesta?

— Tutéame, es lo mejor. Pero sólo a solas, como comprenderás, aun cuando el próximo año escolar seremos esposos, seguiré siendo tu profesor.


Harry asintió de acuerdo con la propuesta. Incluso había notado que Draco seguía actuando normalmente en clases de Defensa, jamás realizaba alguna acción impropia de un estudiante.


— ¿Y entonces? ¿No me vas a decir de quién es la carta? —insistió Severus.

— No. —respondió sonriéndole mientras la guardaba en su bolsillo, no podía delatar a los gemelos hasta no saber de Ron.


Quizá esa capacidad de sonreír cuando estaba con Severus era una importante razón para que ahora disfrutara más de su compañía. Él continuaba igual, con él lograba sentir que la vida continuaba, podía hacer a un lado su dolor y sonreír.


— Es algo que tú no debes saber. —agregó sin borrar esa sonrisa traviesa.

— Espero que no tengas otro novio por ahí. —bromeó fingiéndose celoso.

— Preocúpate cuando le pida a Remus que hable contigo acerca de tríos.

— ¡Harry!


El chico rió y aprovechando la informalidad de la situación, se montó a horcajadas sentándose sobre las piernas de su prometido, pasó sus brazos cercándole por la nuca. Severus no pudo evitar mirar a todos lados temiendo que algún alumno pudiese observarlos.


— Nadie nos verá en este lugar ¿me dejas besarte?

— Primero dime de quién era la carta.

— Te prometo que te lo diré pronto, pero ahora tenme un poco de paciencia ¿sí? No te enfades conmigo, por favor.

— ¿No te meterás en problemas?

— Te doy mi palabra que no... ¿ya puedo besarte?


Severus asintió y en pocos segundos se vio saboreando los dulces labios de Harry, y casi sin darse cuenta, permitió que el joven ojiverde le recostara sobre la hierba sin dejar de besarlo. No supo porqué, pero de pronto sintió demasiada curiosidad por saber quién era el remitente de la carta que había hecho sonreír a su Harry.


Solo esperaba que realmente no anduviera ningún imbécil intentando cortejarlo... porque lo mataba.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora