Ayúdale

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Ayúdale




Después de las palabras de Severus solo Sirius recobró su expresión furiosa, no iba a dejarse engañar, conocía bien al ex mortífago, era demasiado astuto y capaz de fingir cualquier sentimiento con tal de salirse con la suya... no, Sirius ya le había dado las suficientes oportunidades y no volvería a dejarse engañar.


— Admiro tu arrogancia al creer que podías venir aquí y salir bien librado, Snape. —siseó amenazante—. Pero tú mismo te has acercado a la cueva del lobo, hay una orden de aprehensión contra ti y nada me impedirá comunicar al Ministerio de tu localización.


Harry y Severus miraron al animago, pero ninguno de los dos se mostró preocupado por tales amenazas. El ojiverde estrechó con más fuerza la mano de su pareja mientras se dirigía a su padrino.


— Retirarás todos y cada uno de los cargos tan injustos que has puesto sobre Severus si no quieres que sea yo quien hable públicamente. Daré mi versión acerca de lo sucedido, sin mentiras ni tapujos... ¿Quieres arriesgarte a averiguar a quién le creen más?


Se hizo unos segundos de silencio, Sirius y Harry no dejaban de mirarse directo a los ojos. El animago enfurecido, Harry simplemente esperando su respuesta.


— Eres tan iluso, Harry. —dijo finalmente, en su voz continuaba destellando la ira—. Pero aunque no quieras defenderte, es mi deber hacerlo, si quieres guerra pública estoy dispuesto a todo con tal de conseguir que la venda caiga de tus ojos algún día.

— Aquí no habrá ninguna guerra. —intervino Dumbledore, su voz tan autoritaria como siempre consiguió que Sirius guardara silencio y volteara hacia él—. Hablaré mañana mismo con Kingsley, los cargos contra Severus serán retirados.

— ¡No puede hacer eso, Dumbledore! —gritó Sirius desencajado.

— Puedo y lo haré.

— Quiero además una disculpa pública para Severus. —agregó Harry con firmeza.

— Me parece que eso no es necesario. —intervino el Pocionista—. Es suficiente con el retiro de cargos.

— Lo siento, Severus, pero sí es necesario. —le contradijo el ojiverde con cariño—. Si vuelves a ser profesor de Hogwarts es necesario limpiar tu nombre.


Dumbledore se sirvió un poco de té y miró a la pareja frente a él mientras tomaba un sorbo, tuvo que sopesar las posibilidades, hasta ese momento no tenía planeado salir a la luz pública reconociendo un error, pero quizá era la primera vez que consideró necesario hacerlo, o de lo contrario volvería a cometer otro.


— Nunca he dicho que Severus volverá a impartir sus clases, ya cuento con un Profesor de pociones.

— No veo otro motivo que justifique a la Junta Escolar mi presencia en el castillo. —respondió Severus—. Y te aseguro que no me iré dejando solo a Harry.

— Además, supongo que ya saben que Sebastian está enfermo... —prosiguió Harry—... él no podrá dar sus clases de manera normal. Dumbledore, reconozca que necesita a Severus como Profesor.

— De acuerdo.


Al escuchar la resignada aceptación del Director, Sirius golpeó furioso la mesa de té poniéndose de pie.


— ¡No puedo creer que esté cediendo, Dumbledore, éste hombre no puede regresar y fingir que no pasó nada, ha usado magia oscura en Harry, le embarazó sin consentimiento y siendo aún un menor de edad, ha roto mil reglas, no solamente del colegio, sino de la misma humanidad y usted está permitiendo que se quede sin castigo!

— ¡Oh, por Merlín, ya cállate, Sirius!


Ahora había sido Remus quien se pusiera de pie enfrentándose a su pareja. Harry contuvo el aliento al verlos, a pesar de que continuaba demasiado herido por Sirius, no le gustaba la idea de ser el causante de una pelea entre ellos. Por su parte, Severus apretó los labios para no sonreír, Sirius nunca le había gustado nada, pero ahora realmente le detestaba, y si no fuera por Harry ya le habría maldecido en más de una ocasión.


Le era bastante entretenido atestiguar que hasta Remus se había atrevido a contradecirlo frente a todos, y era obvio que Sirius estaba dolido por ello, sus ojos no podían mentir.


— No puedes estar hablando en serio, Rem... —titubeó asombrado—... ¡se supone que debes apoyarme!

— Lo haría si supiera que tienes razón. Pero Sirius, todo lo que alguna vez me molestó de Snape me es difícil recordarlo cuando veo a Harry tan feliz a su lado... ¡cuando lo veo vivo y a salvo y empezando la familia que merece!

— Lo va a destruir.


La voz de Sirius era tan lastimosa que casi parecía que lloraría de un momento a otro. Remus se sintió conmovido por eso e intentó tomarle del brazo para calmarle.


— Él ya es mayor de edad, déjale hacer su vida, Sirius.


Pero Sirius se apartó con la misma furia, volteó a mirar hacia Harry sintiéndose totalmente decepcionado por no conseguir recuperar a su niño pequeño, le dolía el alma y casi podía verlo destruido por Snape.


— No voy a estar ahí para recoger tus pedazos, Harry... Si lo que quieres es liberarte de mí, lo has logrado, te repudio como mi ahijado.


Harry palideció al escucharle, jamás creyó que escucharía palabras tan crueles de quien llegó a amar como un padre. Vio como Sirius salió dando un portazo y Remus iba tras de él. Bajó la mirada sintiéndose terrible, todo le parecía como si fuera una pesadilla. Apenas tenía conciencia de lo que sucedía, sintió la ausencia de Severus a su lado y levantó entonces la mirada, le vio discutir con Dumbledore muy cerca de la puerta pero estaba tan impactado que apenas podía entender sus palabras.


Tuvo que respirar hondo para poder concentrarse, estaba asustado, Severus tenía su varita en mano y apuntaba hacia la puerta mientras que Dumbledore le detenía por los hombros impidiéndole salir.


— ¡Lo mataré, te juro que voy a matar a ese perro rabioso! —gritó Severus enfurecido.

— ¡Tranquilízate, Severus, solo estás empeorando las cosas!

— ¡Ese idiota es quien las empeora, y lo voy a descarnar vivo así sea lo último que haga!

— Deja de pensar estupideces y concéntrate en lo realmente importante.


Dumbledore inclinó su cabeza señalando hacia Harry. Al voltear, Severus sintió que su corazón se le encogía, la cara de su pareja era la viva imagen de la tristeza. Rápidamente volvió a guardar su varita para ir a su lado, en cuanto se sentó junto a él, Harry se apoyó en su pecho llorando en silencio.


— Harry, todo va a estar bien, te lo prometo... ese tonto habló sin pensar pero recapacitará.

— Será mejor que se vayan a descansar. —propuso Dumbledore—. Ha sido una noche demasiado pesada. Organizaré una conferencia de prensa para mañana a mediodía, Severus, se notificará que todo ha sido un malentendido y regresas a Hogwarts como Profesor titular.


Severus asintió, en ese momento no estaba para organizar tales trámites, lo único que ansiaba era poder llevar a Harry a sus habitaciones. Cariñosamente ayudó a su pareja a ponerse en pie y salieron de la Dirección en total silencio.


Al quedarse a solas, Dumbledore sacó el aire de sus pulmones. Esperaba que Remus tuviera razón y realmente lo único importante era que Harry estuviese bien. Por lo pronto solo podía asegurar una cosa: nunca en toda su vida se imaginó que Severus podía tratar con tanta dulzura a otro ser humano.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora