Noche oscura

581 55 5
                                    


Noche oscura




Draco caminó por toda la orilla del lago hasta que finalmente se detuvo en un sitio donde podía sentarse sobre una roca. Suspiró en silencio observando el reflejo de la luna sobre el agua. Casi era luna llena.


Recordó a Remus y más sintió su corazón partirse. Era muy doloroso estar separado de él y de Sirius, toda ese día la pasó encerrado en sus habitaciones sabiendo que ellos no podrían entrar a la Sala Común de Slytherin, pero al cabo de tantas horas necesitó de un poco de aire fresco.


Escuchó unos pasos acercándose y cerró los ojos por un instante, al abrirlos, tenía a Sirius arrodillado frente a él. Sus ojos grises estaban más tristes de lo que jamás le había visto, y no supo cómo es que pudo mantenerse en su lugar y no lanzarse a abrazarlo, pedirle perdón por gritarle, pero ahora estaba demasiado angustiado por Severus que no podía olvidarlo.


— Draco, vuelve a casa con nosotros. —pidió Sirius sujetándole de las manos, y aunque Draco no se apartó, tampoco reaccionó con cariño como acostumbraba.

— No me agrada lo que está pasando, Sirius, mucho menos me agrada la actitud que están tomando con Severus.

— Pero eso no debe afectarnos a nosotros, Draco. Remus y yo te extrañamos a nuestro lado, y a nuestros bebés también.


Draco sintió que alguien más llegaba. Remus se sentó a su lado en silencio y al girarse a mirarlo, Draco le notó muy demacrado, seguramente por la cercanía de la luna llena. Quiso pensar que era muy probable que la actitud impulsiva de su esposo era precisamente por la influencia del astro lunar.


— ¿Estás bien? —le preguntó preocupado.

— Me sentiría mejor si regresaras, tu ausencia nos entristece.

— ¿Y porqué no piensan que están haciéndole lo mismo a Harry y Severus?... ellos se aman, no merecen estar separados.

— Snape nunca ha sabido demostrar que puede portarse bien, ni siquiera por Harry. Comete actos intrépidos, peligrosos y sumamente cuestionables éticamente hablando, ni Sirius ni yo estamos convencidos de que ame a Harry con la suficiente inteligencia emocional para brindarle una estabilidad en su vida, y mientras no demuestre que puede cambiar por él, no vamos a cambiar de opinión.

— ¿Y cómo va a demostrarlo si prácticamente lo han desterrado de Hogwarts?

— Es cuestión de tiempo, Draco, primero necesitamos comprobar que el bebé de Harry no haya salido perjudicado con el experimento. Si a su nacimiento algo malo sucede con él, no dudamos que sea el mismo Harry quien no quiera saber de Snape.

— ¿Hasta su nacimiento?... yo no sé qué haría si mis bebés no tuvieran cerca a sus padres mientras crecen.


Remus y Sirius se miraron esperanzados en las palabras de Draco. Éste sacó el aire de sus pulmones y por fin pudo estrechar las manos de Sirius.


— Volveré, pero sigo en completo desacuerdo con lo que hicieron, y porque te amo tanto, Sirius, es que deseo con toda mi alma que algún día Harry pueda perdonarte... pero pase lo que pase, quiero estar contigo para abrazarte.

— Gracias. —exhaló el animago—. Yo sé que Harry entenderá tarde o temprano que hacemos lo mejor para él.


Draco sonrió con tristeza al notar que Sirius continuaba convencido de que Severus tenía alguna clase de maldad en su corazón que le hacía peligroso en extremo. Pero por el momento prefirió darle tiempo, esperando sinceramente que no sufriera demasiado por esta equivocación.


Luego miró hacia Remus e inclinó su cuerpo apoyándose en él, el licántropo le recibió abrazándole contra su pecho.


— Y quiero estar contigo también, Remus, abrazarte y cuidarte cuando regreses de tu transformación.


Remus no respondió, tan solo siguió abrazado de Draco agradeciéndole en silencio por sus palabras, porque ambos sabían que ese mes, no habría poción matalobos.


———000———000———000———



Ron y Harry observaron resguardados desde lo alto de las escaleras la llegada de sus compañeros de estudios. El alboroto que se armaba en el lobby les parecía tan lejano a ellos que los miraban casi con indiferencia.


Harry aún recordaba sus intentos por comunicarse con Severus, todos infructuosos, ni siquiera pudo contar con la ayuda de los elfos, nadie acudió a su llamado.


— ¿Iremos a la cena? —preguntó Ron rompiendo el silencio.

— No sé si tenga el estómago lo suficientemente fuerte para soportar las hipócritas palabras de Dumbledore.

— De acuerdo, y si no te molesta, creo que yo sí iré, así podré enterarme de la versión que da sobre la ausencia de Snape.


Harry asintió, no lo dijo, pero de pronto se sentía con curiosidad también. Respiró hondo mientras veía como los alumnos entraban al gran comedor.


— Ron ¿porqué dijiste que era mejor que no me hubiese casado con Snape?

— ¿No es obvio, Harry?... —preguntó mientras se encaminaba escaleras abajo—... si Snape fuera tu esposo, Sirius no se lo habría pensado dos veces para enviarlo a Azkaban y poder recuperar tu custodia.


El ojiverde permaneció en su lugar sin despegar la mirada de su amigo, era muy probable que estuviera en lo correcto. Después de ver lo que Sirius era capaz de hacer, no dudaba que hubiese denunciado a Severus con el Ministerio por las prácticas de magia oscura.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora