Escándalo

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Escándalo





Esa noche, Harry se sentía feliz mirando el reloj de su buró, ya había sido dado de alta pero tuvo que permanecer todo el tiempo en su dormitorio de la torre luego de prometer a Poppy que descansaría el resto de la tarde. Ron y Hermione le hicieron compañía, y ahora la chica también se le unía a su felicidad por su próximo matrimonio, incluso se divertía haciendo bromas al respecto.


Pero llegado el momento, Harry se despidió de ellos y salió corriendo de su dormitorio, estaba demasiado ansioso por ver nuevamente a Severus.


Al quedarse solos, Ron dejó de sonreír y caminó hasta sentarse a la ventana. Hermione creyó entender lo que le pasaba por lo que fue hacia él, sentándose a su lado.


— No te sientas mal, ya ves que Harry está feliz. —le dijo abrazándose de su novio, quien le correspondió pasando su brazo por sus hombros para estrecharla más.

— A veces quisiera decírselo, pero sé que no conseguiría nada con eso... ni siquiera dejar de sentir remordimientos. Lo único que podría pasar es que Harry renuncie a su matrimonio y muera, sí que la hice buena ¿cierto?

— Lo que hiciste fue porque quieres a Harry, quizá sí fue algo precipitado, pero no debes culparte más, al final de cuentas todo ha salido bien y yo no tengo ninguna duda de que Snape terminará reconociendo sinceramente que ha tenido mucha suerte.


Ron asintió procurando sonreír, su corazón le decía que jamás iba a deshacerse de los remordimientos a pesar de que los resultados no habían estado del todo mal, pero creía que era el mínimo pago por lo que había hecho.


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La puerta de las habitaciones de Severus se abrieron de inmediato para Harry y éste entró con la emoción dibujada en su rostro. El Profesor se encontraba sentado frente a la chimenea, lucía muy serio esa noche, y por un momento Harry pensó que había soñado lo sucedido en la enfermería. Se quedó paralizado en la puerta sin saber qué hacer, ansiando desesperadamente una señal para actuar.


— Siéntese, Potter. —pidió Severus distraído, sin dejar de observar las llamas de la chimenea.


Harry obedeció sin decir nada, nuevamente sintiéndose un extraño ante la presencia del Profesor. Por minutos estuvieron en silencio, Harry no despegó la mirada del piso, no se atrevía a hablar e interrumpir los pensamientos de Snape.


Por su parte, Severus no dejaba de recordar lo sucedido ese día en ese mismo lugar, sacó todo el aire de sus pulmones imaginando que la situación de Draco era realmente complicada. Quizá estaba enamorado de Remus, y probablemente el licántropo no podía ser considerado una bestia. De todos los merodeadores era en quien más confianza podía tener para que se comportase civilizadamente... pero en Sirius no, por más que intentaba no podía confiar en él.


Era demasiado infantil para poder apoyar a Draco ahora que su relación se hiciese pública. Había sido informado que la boda se llevaría a cabo el siguiente fin de semana... demasiado pronto para su gusto.


"Nos esperan días muy difíciles" Pensó agotado. De cualquier forma no pensaba abandonar a Draco, eso jamás, pero tenía que ir pensando en algún buen discurso para acallar las voces que le criticaran. Tal vez eso no le hubiese preocupado antes, la opinión de desconocidos jamás le habían quitado el sueño. Pero ahora era de Draco de quien hablaban, y por él era capaz de dar la vida.


En un momento en que desvió la mirada de la chimenea se topó con la figura de Harry hundida en su sillón, casi había olvidado por completo su presencia.


Bien, parecía que era momento de cumplir con su misión.


— ¿No trajiste tu mochila? —preguntó sobresaltando al joven que no esperaba que de repente repararan en él.

— Errr... no. ¿Quería que me pusiera a estudiar?

— No, me refería a los planes de nuestra boda. —aclaró sonriendo.

— Quedó claro que eso no le gusta a usted.

— No voy a mentirte, una ceremonia nupcial me parece extravagante, pero si es lo que quieres, no me importaría ponernos de acuerdo para elegir los trajes y las flores.

— Bien, tampoco me entusiasman esos detalles. Quizá sí sea más relajado un rito que una boda ¿qué opina?


Severus levantó una ceja en señal de asombro, realmente esa era perspectiva que le molestaba mucho menos y le gustó que Harry compartiera su opinión.


— Eso estaría bien. —dijo sonriendo—. ¿Quieres elegir tú la clase de rito?

— Entre los dos estaría bien.

— De acuerdo, pero sería hasta mañana, ahora no tengo demasiada cabeza para eso.

— ¿Se siente mal? Si gusta me voy, regreso mañana o cuando se sienta mejor.


Severus estuvo a punto de aceptar la oferta, realmente no quería agotarse demasiado en esa actuación. Pero su cabeza se movió negativamente, y ese simple movimiento arrancó una sonrisa del desanimado rostro de Harry.


Al notarlo, Snape abandonó su lugar y fue hacia el chico sentándose a su lado. Su mano acarició con ternura el rostro de Harry quien no dejaba de mirarle con verdadera adoración.


— Tengo algunos problemas de los que ya pronto te enterarás. —le susurró el profesor—. Por eso he estado algo distante, no creo poder concentrarme en preparativos para nuestra unión, pero si quieres podemos ir a caminar un poco.

— ¿Pasear los dos juntos? —repitió fascinado con la idea.

— Sí, aunque también se me ocurre una manera de aprovechar mejor la noche.


Harry cerró los ojos comprendiendo lo que Severus quería.


Snape le retiró suavemente los anteojos antes de besarlo. El ojiverde se dejó aprisionar contra el sillón, abandonó su cuerpo y su mente para darle placer al hombre que amaba, y al mismo tiempo, desfallecer de emoción por lo excitante que le resultaba ser besado por Snape.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora