Descubrimiento

757 80 8
                                    


Descubrimiento






Cuando Harry llegó al lobby luego de pasar un rato con Severus, se sorprendió de encontrar a Jean sentada en el primer escalón. Fue a sentarse a su lado intrigado por la seriedad con que la niña aguardaba.


— ¿Qué haces aquí? ¿Y Sebastian?

— Creo que en su habitación. Yo me he quedado aquí para esperarte, es muy necesario que hablemos, Harry.


El chico asintió guardando silencio y de esa forma darle la libertad para que expresara aquello que estaba perturbando a la pequeña.


— Harry, tú no amas a mi hermano ¿verdad?


Harry intentó sonreír, no se esperaba que volviera a ser cuestionado en sus sentimientos, sobre todo cuando hacía tan poco tiempo que creyó que eso había quedado finiquitado.


— No me mientas más, Harry. —suplicó Jean—. No soy una tonta, puedo ver que ni tú quieres a mi hermano, ni él te quiere a ti, y no entiendo porqué es que se han comprometido a casarse.

— Me parece que eso es algo que él debería decirte, Jean.

— Jamás me lo confesará, y eso me preocupa, Sebastian no acostumbra tener secretos conmigo, lo conozco como a nadie en el mundo, y sé que él me habría hablado de ti si realmente se hubiera enamorado.

— Es algo muy delicado, amiga, no creo que debas preocuparte por eso, tan sólo te prometo que aprecio demasiado a Sebastian para causarle algún daño. Yo no le obligo a nada, es un trato que tenemos.

— ¿Un trato? Nadie se hace novios por un trato... Rómpelo, Harry.


Harry tomó aire profundamente sin saber qué responder. Era cierto, él no obligaba a Sebastian a nada, y estaba dispuesto a no ser un estorbo en su vida, sin embargo, estaba consciente de lo que representaba romper ese compromiso.


— De verdad, Jean, no creo poder hacer eso... a menos que Sebastian me lo pida, entonces el compromiso quedaría roto definitivamente.

— Él tampoco lo hará, es un caballero y si te ha dado su palabra de compromiso la cumplirá aún a costa de su propia felicidad... Él ama a alguien más y está renunciando a él por ti.


Esas últimas palabras lograron impactar el corazón del ojiverde. Según el mismo Sebastian aquello no era cierto, pero los ojos angustiados de Jean no podían estar mintiendo.


— Quizá estás equivocada, Jean, cuando lo conocí, tu hermano me dijo que no había nadie en su vida.

— Porque a él lo conoció después... aquí mismo, en este castillo.

— ¿Pero de qué estás hablando? —cuestionó cada vez más confundido.

— De Ron... Mi hermano gusta de Ron y estoy segura que a él también le atrae Sebastian.


El corazón de Harry retumbó con fuerza ante una idea que jamás hubiese imaginado, sentía que la sangre se le iba a los pies y muchos pensamientos revolotearon sin orden en su cabeza. Estaba tan aturdido que se olvidó temporalmente hasta de respirar, tuvo que apretarse las rodillas con las manos para dejar de temblar.


— Jean, e-eso no puede ser. —dijo titubeante—. Ron amó mucho a alguien... aún la recuerda y...

— Yo sé eso, Harry, lo sé tan bien como sé que se está negando a aceptar que mi hermano no le es indiferente. —afirmó con inteligencia—. Lo hace no solamente por la fidelidad a su novia, sino por ti, porque te quiere y quizá crea que amas a mi hermano, por eso no lucha... por eso ha renunciado antes de tiempo.

— Ron sabe que Sebastian y yo solo somos amigos.

— Entonces no entiendo porqué calla, Harry, pero créeme: Ron y mi hermano están alejándose por ti y no creo que sea justo. Si tú lo amaras entonces tendrías el derecho de intentar conquistarlo, pero no es así. Hazte a un lado, Harry, ayuda a que se acerquen sin pensar que te están traicionando.


Harry fijó su mirada en el piso. No supo cuánto tiempo estuvo así, sin animarse siquiera a meditar en las palabras que la niña le estaba asegurando. De pronto sintió esa mano más pequeña posarse sobre la suya.


— No quiero ser arbitraria contigo. —se disculpó apenada—. Pero es mi hermano, lo amo por sobre todas las cosas de este mundo, no quiero que se vea atado de por vida a alguien que no ama... y creo que tú podrías estar sintiendo lo mismo por Ron ¿o no? él es como un hermano para ti.

— Lo es. —afirmó pensativo.

— Por favor, si crees que estoy equivocada, obsérvalos y llega tú mismo a tus propias conclusiones... y por favor, perdóname si he sido imprudente contigo, te aprecio y también creo que hay otra persona en el mundo para ti, pero no es Sebastian.


Harry asintió esforzándose por sonreír aunque apenas consiguió una triste mueca. Jean se despidió con un suave beso en su mejilla para enseguida marcharse escaleras arriba. Ella no tenía idea de lo que había provocado.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora