Emociones Contrastantes
Severus se sorprendió mucho de que Harry ya no estuviera en el salón cuando volvió a él. En primera instancia pensó en aprovechar la ocasión para refugiarse en sus aposentos y así ya poder descansar el resto de esa noche, pero no, esa no era la conducta apropiada. Seguramente Harry se había molestado con él por haberlo dejado solo y haciendo de lado su agotamiento se dirigió hacia los dormitorios de Gryffindor.
Los pocos alumnos que se encontraban en la Sala Común salieron disparados hacia sus dormitorios ante una señal del Profesor. Severus respiró hondo, no tenía idea de dónde encontrar a Harry en ese sitio, pero prefería ir abriendo puerta por puerta y no intercambiar ni una palabra más con esos mocosos.
La fortuna estuvo de su lado, pues solo aterrorizó a un par de estudiantes en diferentes dormitorios y en el tercero pudo identificar bien la silueta de Harry sobre su cama... además, la presencia de la única Saeta del colegio recargada contra el baúl le quitó cualquier duda que pudiese existir.
No había nadie más en el dormitorio por lo que Severus se acercó con toda confianza hasta la cama.
— ¿Estás enojado conmigo? —le preguntó recostándose junto al bulto que se hacía bajo las sábanas.
Un suave suspiro se escuchó antes de que Harry se descubriera y negó ligeramente con la cabeza. Snape notó que el joven ya no portaba la elegante túnica de esa noche sino un sencillo pijama blanco.
— Me duele un poco la cabeza, es todo. —dijo sin emoción.
— Potter, te conozco bien, y sé que algo más te sucede... ¿es porque no bailamos? Si quieres podemos bajar, a nadie le hace mal bailar un poco. Te vistes de nuevo y ya.
— No, de verdad no quiero hacerlo, pero gracias por proponerlo.
— ¿No hay otra cosa que quieres hacer?
— Dormir... la cabeza me duele. —afirmó cerrando los ojos.
— Bien, entonces te dejaré solo para que descanses ¿tienes alguna poción para calmar el dolor?
— Creo que hay un poco en una gaveta del baño.
Harry iba a agregar que no quería tomar nada, pero Snape ya se había puesto de pie para ir hacia el baño. Revisó bien que la poción estuviese en perfectas condiciones, pues entre adolescentes sin pasión por las pociones sería de esperar que no se tomaran la molestia de reabastecerlas. Sin embargo, la que encontró pasó su exhaustiva crítica y regresó con ella a la habitación. Harry se había incorporado sentándose pegado a la cabecera.
— Aquí tienes, bébela toda.
Sin protestar, Harry tomó el vial y vació su contenido. Severus volvió a sentarse sobre la cama apartando cariñosamente el pelo de la frente del chico.
— No parece que tengas fiebre pero quizá debas ir a la enfermería, ha sido demasiado abrupta esta enfermedad.
— No estoy enfermo, solo me duele la cabeza. —insistió decaído, su mirada fija en el frasco de cristal que aún sostenía en sus manos sobre su regazo.
— Creo que sí estás molesto conmigo y solo hay una forma de solucionarlo.
Severus apartó las mantas y luego de quitarle el frasco vacío de solución, tomó a Harry por la cintura sacándolo de la cama.
— Espere ¿qué hace? —interrogó Harry asombrado.
— Bailaremos, pero a mi modo.
Harry estaba tan confundido que no supo cómo reaccionar, Severus le mantenía en vilo, impidiéndole tocar el piso con sus pies y suavemente empezó a girar con él alrededor de la habitación mientras tarareaba una lenta melodía.
El corazón le latía con fuerza, instintivamente colocó sus manos en los hombros de su profesor aunque en ningún momento notó que éste hiciera demasiado esfuerzo al sostenerlo. En poco tiempo logró reponerse de la sorpresa y fijó su mirada en el rostro que le sonreía iluminado por la luz de luna que entraba por la ventana.
Nunca le parecieron tan hermosas las facciones de Severus Snape, su garganta estaba hecha nudo de tantas emociones encontradas. No quería llorar, así que le atrajo con fuerza enredando sus piernas en la cintura del profesor mientras ocultó su rostro en el ángulo de su cuello.
— No me gusta bailar en público, Harry. —confesó Severus deteniendo la danza—. La única y última vez que lo hice fue siendo estudiante y mi pareja tuvo que usar varios hechizos para desaparecer los cardenales de sus pies.
— Esto ha sido mucho mejor que bailar allá abajo.
Severus sonrió mientras regresaba a Harry a la cama y se sentaba nuevamente a su lado. Le tranquilizó verlo menos tenso.
— Prometo practicar mucho, y el día de nuestra boda bailaremos toda la noche sin lastimarte ¿de acuerdo?
— Sería genial. —manifestó alargando su mano para acariciar el largo cabello de Severus.
— Bien, pero ahora descansa, tienes que recuperarte de ese dolor de cabeza, y si mañana te continúa quiero que me lo comuniques de inmediato.
— Solo es una leve jaqueca, me siento mejor con la poción.
— De acuerdo, no quiero parecer una madre sobreprotectora... —agregó consiguiendo un pequeño atisbo de sonrisa en el ojiverde—... Nos veremos mañana, ¿de acuerdo?
El chico asintió con suavidad, pero cuando el profesor se inclinó para besarlo, le esquivó volteando el rostro.
— Es que aún tengo el sabor de la poción en la boca. —se justificó sonrojándose.
— Estoy acostumbrado a esos sabores, pero si no quieres ahora, no hay problema. Que descanses.
— Gracias.
Harry volvió a cobijarse hasta el cuello acomodándose mejor sobre la cama. Sin ninguna expresión sintió como Snape le acomodaba las mantas y Harry le miró con tristeza, era un comportamiento más de un padre que el de un novio con el que se casaría en pocos meses.
Severus usó su varita para apagar la luz de la habitación y que Harry pudiera descansar mejor. Ya se disponía a marcharse cuando de pronto el chico se liberó de sus cobijas y le abrazó colgándosele del cuello. Sus músculos se tensaron, inquieto por lo que Harry estuviese queriendo que sucediera, pero el ojiverde tan solo le susurró un "Te quiero mucho" al oído y volvió a acostarse, ahora de espaldas a su Profesor.
Snape no respondió, solo volvió a acomodarle las mantas y con una caricia a su cabello se despidió. Justo la puerta se cerraba tras de él, un nuevo sollozo rompió el silencio de la habitación, pero Severus ya no alcanzó a escucharlo.
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Me he enamorado
FanfictionUna maldición llega a la vida de dos jóvenes forzándolos a unirse a alguien más para poder salvar sus almas. ¿Qué suerte correrán con las personas que les han elegido? Snarry