De regreso a Hogwarts

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De regreso a Hogwarts




Severus y Harry esperaban en silencio en la cocina del departamento de Viktor. El ojiverde se mostraba preocupado por lo que estuviese pasando en la estancia con Ron y el Búlgaro, seguramente había provocado un severo problema entre ellos.


— Todo va a estar bien. —aseguró Severus mientras le servía un poco de té y se sentaba a su lado.


Harry asintió sin mucha seguridad, agradecía su apoyo pero en esos momentos no podía concentrarse en ninguna conversación. Además de lo que pudiera estar pasando en la sala, no olvidaba lo más grave de todo, Sebastian estaba enfermo de muerte.


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— ¿Porqué no me lo dijiste? —preguntó Viktor, su voz era serena, sin ningún rastro de reclamación sino todo lo contrario, se preocupaba por Ron.


El pelirrojo no respondió al instante, tampoco se animaba a mirar de frente a quien ahora era su pareja. Tan solo continuó sentado en aquel sofá temiendo que Viktor le echara de ahí... no quería marcharse, en ningún otro lugar encontraría esa paz que necesitaba.


Sintió como Viktor se acercó más a él, y entonces giró su cuerpo para abrazarlo. Sus párpados se cerraron mientras hundía su nariz en el cuello del búlgaro, le gustaba demasiado la sensación de tranquilidad que Viktor le daba, con solo percibir su olor varonil con una mezcla de almizcle y sándalo le encantaban... no quería renunciar a eso.


— Si te decía la verdad me arriesgaba a que no me aceptaras contigo. —confesó finalmente sin apartarse del joven jugador—. Eres la única persona que puede salvarme, Viktor, pero ahora no podría culparte si me apartas de ti, aunque desearía que no lo hicieras.

— Yo jamás te rechazaría, Ron. —le respondió acariciando su espalda, estaba perdidamente enamorado y siempre lo iba a estar, no importaba el motivo por el cual Ron había corrido hacia él, sin embargo, no podía pasar por alto lo que el corazón del ojiazul estaba pasando—. Me hiciste muy feliz cuando te vi en la puerta viniendo a mí, y puedo jurarte que esa puerta y mi corazón siempre estarán abiertos para ti.

— No digas más... no hables como si fuera una despedida porque yo ya he elegido y eres tú con quien quiero estar.

— Te equivocas, aún no me eliges a mí, tan solo eliges no volver a pasar por la muerte de quien amas.

— ¡Y no lo haré! —exclamó aferrándose más a él—. Sé que las razones por las que vine no han sido las correctas, pero estando aquí es cuando me di cuenta que tampoco las razones para alejarme de ti lo fueron... Tú me gustas, y si no te acepté fue por creer que era extraño salir contigo, llegaste demasiado pronto, aún amaba a Hermione y no podía aceptar al primero que aparecía en mi vida.

— Eso es bastante razonable.

— No, no lo es. —aseguró apartándose un poco para mirar los ojos marrones del búlgaro—. ¿Recuerdas nuestra primera cita?... el alcohol liberó mis inhibiciones, me ayudó a reconocer cuánto me sentía atraído por ti, esa noche yo hubiera aceptado ir contigo al fin del mundo.


Viktor sonrió sabiendo que eso era cierto, él también había tenido la sensación de que Ron se iría con él si se lo propusiera, pero lo llevó de regreso a Hogwarts porque creyó que sería lo correcto. Ahora no podía dejar de pensar en lo que habría sido de su vida si hubiese tomado lo que quería... Seguramente, habría vencido a Antonescu.


Sin embargo, a pesar de todo, aún creía en sus principios, aunque le doliera en el alma.


— Debes regresar al colegio.


Ron se aferró más a Viktor, no quería admitirlo pero se sentía aterrado. El dolor por la muerte de Hermione parecía haber resurgido y se resistía a vivirlo por segunda vez. Sin embargo, estaba completamente seguro de que no iba a convencer a nadie de permitirle ser cobarde.


— Si regreso con Sebastian, querré morir con él... no soy tan fuerte como tú o como Harry, ni siquiera sé cómo pude seguir viviendo cuando perdí a Hermione.

— Eres más fuerte de lo que piensas, tienes que volver, pero no para afrontar la muerte de Sebastian, sino para ayudarlo, Ron. No pueden darse por vencidos, si se aman, tienen que luchar para vencer las adversidades.

— ¿Y si no es posible?... ¿Si muere también? No quiero otra tumba en la cual llorar, Viktor.

— Si muere, por lo menos habrás sabido que hiciste todo lo posible por darle los mejores últimos días de su vida. Ron, tienes la oportunidad que no tuviste con Hermione, puedes decirle todo lo que no le has dicho nunca.


Ron respiró hondo antes de apartarse buscando las manos de Viktor para estrechárselas con cariño.


— Tengo miedo.

— Me extrañaría si no lo tuvieras. —aseguró estrechándole más firmemente—. Ron, regresa al colegio y ayuda a Sebastian a curarse, porque cuando esté sano, volveré por lo que amo... Ahora sé que tengo esperanzas, hay miradas que no pueden fingirse y las he visto en ti. Llegará el día en que sí me escogerás a mí, leoncito.


El pelirrojo exhaló hondo, el apodo, aunque cursi y vergonzoso, le provocaba que su sangre revoloteara velozmente por sus venas.


— Gracias, Viktor, no tienes idea de cuánto me ha ayudado venir aquí y pasar estos días contigo.

— Lo sé, para mí han sido los más felices de mi vida.

— Te conformas con poco. —respondió esforzándose por bromear.


Viktor sonrió brevemente antes de unir sus labios a los del pelirrojo. Ron accedió al beso correspondiéndole por entero, realmente él le gustaba... Viktor le gustaba mucho.


Sin embargo, Sebastian continuaba en su corazón, por más que se esforzara en negarlo.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora