Condena de amor

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Condena de amor


— Castillo de Hogwarts, oficina del Director. —pronunció Harry claramente antes de aventar los polvos flu a la chimenea. Cuando vio la llama verde, arrojó sobre ella el sobre sellado con los escudos de Gryffindor y Slytherin.


Después de que el fuego retornó a la normalidad, regresó gateando hasta donde Severus y los niños jugaban.


— Te falta uno más. —le advirtió Severus quitándole a Alistear el sobre con el que jugaba y lo extendió a su prometido.

— Ya le envié la invitación a Draco. —refunfuñó Harry tomando la que Severus le extendía—. No entiendo porqué tengo que enviarle una personal a Sirius.

— Porque es tu padrino.

— No lo es, él me repudió ¿no lo recuerdas?

— Hasta el momento continúo con mis habilidades mentales intactas, Potter.

— Pero, Sev, no me obligues. —suplicó angustiado.

— Yo no te obligo a nada, Harry, solo quiero que no quede en ti.


Harry sacó todo el aire de sus pulmones comprendiendo lo que Severus quería decirle. Llevó el sobre hasta la chimenea mencionando las habitaciones personales de Sirius Black.


Se quedó un rato ahí, mirando la chimenea después de apagarse, no sabía si Sirius recibiría la invitación ni su expresión si es que llegaba a abrirla, pero no podía negarse que estaba curioso sobre lo que pasaba del otro lado de la red flu.


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Remus y Draco miraron incrédulos como Sirius ni siquiera había abierto la invitación. Apenas si la tocó dejándola en la mesa de café y él fue a sentarse en su sillón preferido junto a la terraza.


— Sirius...

— Si ustedes quieren ir, vayan, pero déjenme tranquilo. —aseguró Sirius interrumpiendo a Remus antes de que continuara hablando.

— Harry te ha invitado, quiere que vayas.

— No, lo que quiere es restregarme en la cara que no le importa lo que yo piense, él va a casarse con ese imbécil.

— Mi padrino no es ningún imbécil. —intervino Draco con firmeza, fue a sentarse junto a Sirius decidido a hacerle ver de una vez por todas lo equivocado que estaba—. Severus es un hombre valeroso y de buenos sentimientos, casi puedo asegurarte que ha sido él quien animó a Harry a dar este paso.

— Claro, yo tampoco lo dudo. —dijo Sirius sarcástico—. Obviamente es su modo de regodearse en su triunfo, se salió con la suya, y esa estúpida invitación no representa más que su intento de bofetada con guante blanco.


Sirius cerró los ojos al sentir como la mano de Draco se estrellaba contra su mejilla. Remus, sentado frente a ellos, lo vio todo con el corazón detenido, temía que la acción de su esposo desencadenara una pelea, pero aun así, pensó que Sirius se lo había buscado.


— Draco... —gimió el animago llevándose una mano a su rostro adolorido—... ¿porqué?

— ¡Porque te amo y me duele mucho ver que te niegas a aceptar que cometiste un error, Sirius!

— ¡Le di muchas oportunidades a ese maldito grasiento y siempre terminó defraudando a Harry, no quiero volver a ser cómplice! ¡No soportaré verlo llorar nuevamente por causa de Severus Snape!

— ¡Eso es egoísta, Sirius, estás pensando en ti, no en Harry!

— Tonterías, Draco, yo todo lo hago por él.

— ¿Y entonces porqué no piensas que si realmente un día Harry vuelve a derramar alguna lágrima va a necesitar de ti?... ¿Porqué te rehúsas a olvidar tu dolor para ser su apoyo en las buenas y en las malas? ¿Es que acaso no hace eso un padre por él?

— No podría asegurarlo, nunca tuve un padre ejemplar. —ironizó Sirius.

— Yo tampoco. —dijo Draco sollozante—. Mi padre iba a entregarme a Voldemort para que me marcara, todo con tal de tenerlo contento, él me decía que era mi obligación complacer al Señor Oscuro, que eso me haría superior a cualquiera de mis compañeros del colegio... Mi padre me aseguraba que mi valor lo calculaba un Ser lúgubre y nauseabundo... Pero Severus me dijo que no era cierto, que yo podía elegir mi camino y me prometió que siempre me apoyaría. Nunca supe cuántos pretextos tuvo que inventar para que mi padre no me sacara del colegio y me llevara a la iniciación como mortífago, solo sé que hubo noches que no me dejó dormir solo en mi recámara.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora