Palabras mágicas

516 71 12
                                    


Palabras Mágicas




Draco salió a la puerta al escuchar la voz de Harry, pero cuando notó que Sirius lloraba no le gustó. Suavemente tomó al animago del brazo llevándolo al interior. Remus también había alcanzado a escuchar algo de la conversación, y rápidamente se acercó a su pareja abrazándole consolador.


Harry los miraba en silencio sin dar un paso hacia el interior de la habitación, logró no mostrarse mínimamente afectado por haber sido hiriente con su padrino.


Draco confío en que Remus lograría hacer sentir mejor a Sirius, y salió hacia el corredor cerrando la puerta tras de él.


— Eso ha sido cruel, Harry. —mencionó mientras caminaba ya lejos de sus habitaciones.

— Temo que tendré que responderte que no me arrepiento en lo absoluto. —refutó cuando le alcanzó para caminar a su lado—. Y sinceramente, Draco, no te entiendo, criticas a Ron porque piensas que me engaña y está del lado de Sirius y Remus y ahora parece que tú te has puesto francamente de su parte.


Draco se detuvo al llegar a una ventana, se apoyó en el alfeizar respirando hondo.


— No estoy de acuerdo con lo que hacen, Harry. —le dijo ya más calmado—. Pero tú no los has visto todo este tiempo, solo a Remus en clase pero ahí no puede demostrarte cuánto sufre por esta situación... ellos se sienten tristes y preocupados por ti, creen que hacen lo correcto y por eso se esfuerzan por no doblegarse y ceder.

— Eso no me ayuda en nada.

— Lo sé, e igualmente sé que tú y mi padrino son las personas más fuertes que he conocido y un día esto solamente será recordado por ustedes como una mala experiencia... en cambio ellos. Harry, cuando se den cuenta de lo que hacen y aunque tú logres perdonarlos alguna vez, ni Sirius ni Remus lo olvidarán.

— Pues me alegraré que así sea. —le respondió firmemente—. Tú debes entenderme, Draco, también llevas a tus hijos en tu cuerpo y seguramente no te gustaría ser separado de ninguno de ellos ni separarlos de su padre.

— Aunque no lo creas, yo te comprendo, pero la única manera en que puedo ayudarte es en insistir que no confíes en la comadreja, él sí te está jugando chueco.


Harry respiró profundamente, no pensaba en volver a discutir por Ron, por más que Draco insistiera, él sabía que su amigo no iba a fallarle.


— Escucha, Draco, yo solamente quería hablar contigo porque te estimo y no quiero que esta situación nos distancie.

— Aprecio que vinieras a buscarme, también me preocupaba que pensaras que les he dado la espalda a ti y a mi padrino, te prometo que no es así, y cada día seguiré insistiendo hasta que Remus y Sirius vuelvan a ser los mismos de antes. No lo olvides, siempre puedes confiar en mí.

— Lo sé, gracias.


Los labios de Harry se curvaron en una sincera sonrisa que de inmediato fue correspondida por el rubio. A pesar de que ahora se encontraban en un conflictivo momento, ambos tenían el propósito de que nada interfiriera con su amistad.


———000———000———000———



Los días pasaron demasiado lentamente para Harry, no cesaba de mirar el calendario en espera de ese sábado en que dieran inicio al plan de Severus. Y finalmente, la fecha anhelada llegó...


— No sabes cuánto daría por estar en tu lugar. —suspiró Harry mientras veía como Ron terminaba de ajustarse su capa, los días fríos del otoño empezaban a manifestarse—. En unos minutos vas a verlo.


Ron fue a sentarse en la cama junto a su amigo, le dolía verlo sufrir tanto y no poder hacer nada por el momento.


— Harry, es cuestión de tiempo, ten paciencia.

— Cierto, y si todo sale bien, podré verlo mañana mismo.

— Así me gusta escucharte, ánimo.


El pelirrojo palmeó el brazo de Harry en muestra de apoyo, justo entonces entró Sebastian a la habitación. El ojiverde le sonrió afectuosamente.


— Es hora de irnos, Ron. —dijo el Rumano luego de corresponder a la sonrisa de Harry—. Siento el retraso.

— No te preocupes, pero vámonos ya, que hay muchas cosas que quiero mostrarte de Hogsmeade.

— ¿Estarás bien, Harry?

— Sí, aprovecharé para dormir un poco, diviértanse... y Ron, tráeme por favor algunas ranas de chocolate, tengo antojo de ellas.


Ron asintió mientras alcanzaba a su novio para marcharse juntos. Harry les vio desaparecer y sonrió, fue hacia la ventana observando como todos sus compañeros abandonaban el colegio. No le extrañó en lo absoluto ver al mismo Dumbledore apostado en la reja, seguramente esperando algún intento de Harry por aprovechar que las puertas del colegio estaban abiertas.


No se apartó de la ventana hasta ver cuando Ron y Sebastian cruzaron los límites. Fuera de ellos, les observó tomarse de la mano caminando muy juntos, eso le hizo sentirse bien por su amigo, parecía que poco a poco iba borrándose esa opacidad en su mirada que lucía desde la muerte de Hermione.


Sus ojos verdes se desviaron hacia la distancia, a donde podía ver algunos de los tejados más altos de Hogsmeade, y su corazón retumbó con fuerza... Ahí debía estar ya Severus.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora