Tácticas con furor

1.2K 156 9
                                    


Tácticas con furor





Draco nunca en su vida pensó que llegaría a estar sentado en la misma mesa que Remus Lupin y Sirius Black... y que además no tuviera ninguna prisa por irse, al contrario, realmente esa salida a Diagon era mucho más que un respiro a sus problemas.


— Deja de comer tanto. —rió Remus cuando Sirius ya había ordenado la cuarta bola de helado de frambuesa.

— Es que está delicioso... ¿No quieres pedir otro postre, Draco? —preguntó al chico quien sonreía, aún con más de la mitad de su helado en el plato.

— Gracias, no. Con esto es suficiente.

— Aprovecha tu metabolismo, los Black tenemos suerte, podemos comer de todo y nuestra figura siempre estará en buenas condiciones.

— ¿Ah sí? —intervino Remus—. ¿Debo recordarte que el otro día sufriste para poder abotonar tu túnica?

— La tela encogió y lo sabes. —protestó ofendido, Remus rió divertido por hacerlo enfurecer.


Pero a Draco aquello volvió a recordarle que estaba con una pareja, de repente se sintió de más, y excusándose se paró al baño.


— ¿Y qué has pensado sobre lo que hablamos? —preguntó Sirius a su pareja en cuanto pudieron hablar a solas.

— No creo que al chico le agrade la idea.

— ¿No has visto cómo te mira?... le gustas mucho, Remus.

— Sinceramente no lo he notado.

— Porque eres demasiado distraído en ese aspecto, no se me olvida que yo tuve que deletrearte que te amaba para que pudieras creerme.

— Deja de recordar eso. —le pidió sonrojándose.

— De acuerdo, pero dime si aceptas hacerlo.

— No sé... te digo que no creo que el chico acceda, tal vez le parezca salir de una pesadilla para entrar a otra.

— Yo lo dudo, y si tú quieres, él aceptará encantado.

— Sinceramente no estoy seguro, es mi alumno, no creo sentirme cómodo con la idea.

— Pero la has pensado, no puedes negarlo.

— ¿Y tú? No quiero pasar sobre ti, Sirius, eres lo más importante en mi vida, no soportaría perderte si...

— Me gusta, quiero ayudarlo, me estoy encariñando mucho con él... y presiento que poco a poco él también conmigo. Ten por seguro que si yo pudiera reclamarlo, lo haría sin dudar.


Remus exhaló profundamente mirando hacia la puerta del baño, sonrió nervioso antes de asentir.


— ¡Perfecto! —exclamó Sirius entusiasmado—. ¡Se lo propondremos ahora mismo!

— No, ahora no... Si se asusta, este paseo no lo recordará gratamente. Esperemos a mañana.


Sirius aceptó la decisión de Remus. Draco llegó en ese momento y enseguida miró al licántropo sonreírle, sus mejillas se enrojecieron como por encanto. Al bajar la mirada intentando no delatarse, los dos mayores se sonrieron... sí, parecía que podía haber una esperanza para Draco.


———000———000———000———




Esa noche, cuando Harry llegó a las habitaciones de Severus, éste le hizo pasar a la misma sala que en la primera ocasión, pero ahora había dispuesto una pequeña mesa con un par de sillas, una frente a la otra.


Harry bufó frustrado, eso mantendría una barrera entre ellos, pero no dijo nada, ocupó el lugar que Severus le invitó.


— ¿Ni siquiera va a preguntarme cómo me liberé de su hechizo? —preguntó fingiéndose molesto, mientras colocaba sobre la mesa el calendario, pergaminos y una pluma con tintero.

— Si está presente es que tuvo suerte, el modo no interesa mucho. —respondió observando cómo Harry continuaba ocupando la mesa.

— Bien, entonces dediquémonos a lo que vinimos.

— Jamás pronunció palabras más sabias.


Harry frunció la boca mientras volvía a abrir el calendario, y extendía un pergamino nuevo entre ellos. Snape le observaba conteniendo una sonrisa, él sabía muy bien cómo había logrado Harry liberarse pues luego de abandonar el comedor subió a la Dirección a otorgar el contra hechizo a Dumbledore... no sin antes pedirle que se tomara un par de horas para bajar.


— Como ya tenemos planeada la fecha, ahora lo que falta es qué tipo de boda haremos. —interrumpió Harry sus pensamientos.


Severus suspiró cansado, no le gustaban esos trámites, era más entretenido hacer rabiar a Harry, pero en esa ocasión prefería darse prisa para terminar cuanto antes con los preparativos.


— Una ceremonia sencilla, es lo único que quiero, sin grandes aspavientos.

— Completamente de acuerdo. —respondió Harry, complacido de concordar con Snape en esa decisión—. ¿Y dónde será?

— No tengo idea, Potter... ¿En el Ministerio? Se supone que ahí ofician ceremonias.

— ¡No, ahí no! —protestó con un puchero que le salió espontáneamente infantil—. Es demasiado frío e impersonal... Me gustaría que fuese en un sitio especial.

— Lo dice como si realmente le importara esta boda.


Severus ni siquiera se dio cuenta de lo que dijo, así que mucho menos se percató del sonrojo de Harry, quien se apresuró a reponerse para no delatar sus sentimientos.


— No es que me importe, pero en el Ministerio seguramente se colarán periodistas y reporteros, por eso quiero que sea en un lugar emblemático y donde no tengamos esos problemas.

— Pues hagámosla aquí en Hogwarts. —respondió bebiendo un poco del café que había pedido esa noche, y Harry le imitó tomando un poco de jugo de calabaza que Snape había dispuesto para él.

— Tampoco creo que sea buena idea. —dijo Harry luego de poner su vaso de regreso en la mesa—. ¿No cree que un sitio lejano, privado, donde podamos pasar un fin de semana sería algo más cómodo?... Nadie nos estaría vigilando.

— Sí, es posible. Supongo que su padrino querrá meter las narices hasta en la noche de bodas.


Ambos guardaron silencio luego de esas palabras. Harry sintió que su vientre se llenaba de calor ante la sola perspectiva de vivir esa noche tal como la soñó. Y Severus, él tan sólo pensaba que no tenía idea cómo iba a poder desnudar al chico, tocarlo más allá de lo permitido hacia un estudiante y olvidar que estaba ahí por culpa de una maldición.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora