Capítulo 12

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Capítulo 12:

Escucha al paciente, te está diciendo el diagnóstico.


El día de hoy llegué a mi lugar menos favorito mientras que fuera residente. Había tenido un día libre por la guardia anterior pero no estaba del todo descansada, podría tener unas vacaciones como todo el gusto posible. Solo que era imposible, faltaba mucho para ello.

Así ya habían pasado tres meses ya. Tenía pronto un examen trimestral el cual me tenía rezando. Los tiempos libres se basaban en estudiar todo lo que podía para que no me agarrara fuera de base. Aunque el día de ayer procrastiné, pero hermoso. Me vi una seriecita corta para poder recompensar a mi pobre cuerpo luego de tanto ajetreo.

Tal vez debí salir, conocer algún chico, tener contacto íntimo, pero estaba cansada y quedarme en casa sonó como el cielo luego de tantos días tan agotadores. Ya cuando llegas a cierta edad te planteas muchas cosas, las fiestas universitarias pasan a un segundo o tercer plano. Dormir se hace más importante.

Entré al cuarto de residentes y vi algunas de mis compañeras mírame, luego irse para continuar con su conversación. No lo tomaría como algo personal, hay chismes que estoy segura que no quieren que alguien más se entere. Además, no éramos amigas íntimas.

Yo no tenía muchos amigos, se reducía entre Eli y su novio, no era porque la gente fuera mala o algo así, solo que soy muy solitaria, para mí es más cómodo. Vivía con ello con normalidad. No me gustaba los grandes grupos de personas y era selectiva con la gente que me relacionaba.

Guardé mis cositas y salí a intentar ayudar al mundo. Llegué a sala y no había nada, por lo que bajé a emergencias para ver qué hallaba.

—Doctora, el paciente de la cama cinco. Acaba de ingresar

Tomé la historia y fui hasta donde me indicaron. Su ingreso estaba en blanco y me di cuenta que tendría que redactarla casi toda.

Era un hombre de al menos cincuenta años, a su lado estaba una señora de menos edad, pero que se encontraba preocupada. Supongo que es la esposa.

—Buenos días, soy la residente Avery Taylor. ¿Cómo está? ¿Qué lo trajo hoy para acá?

El tipo tiritaba del frío y supe que tenía fiebre bastante elevada. —Mi esposo tiene fiebres muy altas, pero no encontramos razón. Ayer le dimos antipiréticos de venta libre, pero nada parecía calmarlo.

Le coloqué el termómetro y la tenía en treinta nueve. —¿Estuvo en contacto con alguien con fiebre estos últimos días? ¿Algún malestar adicional?

—No, solo empezó con la fiebre. Además del dolor de cabeza y muscular.

—¿Me permite evaluarlo?

Tomé la linterna y comencé a revisar sus ojos. Tenía ambos bastante inflamado. Además, en su cuello tenía ganglios que se sentían más grandes de lo que deberían. Seguí con mi evaluación general y al llegar al abdomen noté que le dolía al tocarle el hipocondrio derecho y del lado contrario tenía el bazo inflamado.

Eso sí que no me gustaba.

Llamé a la enfermera y pedí todos los exámenes correspondientes para descartar hepatitis u otra patología.

Mientras le colocaba acetaminofén, comencé a hacerle la historia clínica y a preguntarle cada cosa correspondiente de los ítems que debía llenar.

—¿Ha viajado recientemente?

—Estuvimos en Brasil para celebrar nuestro aniversario, hace unas tres semanas que regresamos —contestó su mujer.

—¿Comió algo en su viaje que le pudo causar un malestar? ¿Alguna picadura? —negó a las anteriores, pero era protocolo.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora