Capítulo 71

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Capítulo 71: El puzzle que comenzaba a encajar


Yo tuve que sentarme, a tal grado que sentí que mi glicemia volvía a niveles graves. Lo que era estúpido y prácticamente imposible de manera fisiológica hablando, pero de todas maneras tuve que sentarme porque las cosas que acababa de decir Gabriel porque las piernas me cedieron como si fueran gelatina.

La conversación se mantenía fresca en mi cabeza, pero a la vez sentía como si lo que él me dijo fuera producto de mi imaginación. ¿Acaso solo escuché lo que quería oír? ¿Fue algún tipo de ilusión auditiva? ¿Un ataque epiléptico? ¿Estaba muerta en la morgue?

Nunca dije que no te amaba.

Es posible que sea la conversación que con más claridad me acordaba, el momento en que me le confesé. Pero ahora dudaba de todo, él dijo que no me quería. ¿Ahora me salía con esto? es imposible, me estaba terminando de volver loca.

Hasta esta mañana habría jurado que estaba segura de que Gabriel me había rechazado diciéndome que no me amaba. ¿Cómo es que ahora me soltaba esa cosa?

Yo jamás dejé de quererte.

Yo no sabía ni qué pensar de esto. Estaba hablando de que había tenido sentimientos por mí más que lujuria. Estábamos hablando de cariño, amor.

Era imposible. Tenía que ser un juego, porque no encontraba ningún tipo de sentido a esas palabras. Un juego mental. Una estrategia.

¿Qué me estaba tratando de hacer? ¿Él todavía creía que tiene alguna oportunidad luego de la humillada tan grande que me dio? Aún recuerdo y siento rabia de la mujer sin dignidad que expuso su alma. Ahora decía eso como si nada. Seguro pensaba que era la misma niña estúpida y que estaría ahí detrás mendigándole amor. No de nuevo. Se congelaría el infierno antes de que le diese una oportunidad de volverme a romper.

Pero me era evitar de nuevo llorar. Me abracé a mí misma tratando de calmar el latido errático de mi corazón. a la soledad que parecía embargarme desde hace casi dos años. Tenía tanto dolor, quería rendirme, tirar una bandera blanca. Pero no había nada entre nosotros dos. Solo quedaba una herida, un abismo que nos separaba.

Habría dado lo que fuera en el pasado para que él me dijera esas palabras. que me dijera que me amaba. pero no lo hizo. No entiendo ahora su confesión. Para mí no tiene ningún sentido. ¿Por qué me castigaba de esta forma? ¿Por qué atormentarme?

Y lo peor de todo es que la misma persona que me causó la ruptura de mi corazón, es el mismo que quiero que me sostenga con fuerza. Lo que me hacía una débil. Una tonta. Al parecer me gustaba recibir patadas, ser el perrito que recibe maltrato en la calle y siempre espera que alguien se detenga y lo proteja del mal. Que lo ame.

Sentía lastima por esos animalitos, por mí.

Yo jamás dejé de quererte.

Mi teléfono comenzó a sonar sacándome de mi ensoñación. El ver el número de la emergencia me hizo saber que tenía que hacer mi trabajo. No importaba que las palabras de Stone hubiesen desestabilizado mi cosmos. Para mí era demasiado y no sabía cómo continuar.

No seguí en ello, solo tomé mis cosas para trabajar y bajé rumbo a la emergencia. Ahí estaba con mi paciente y vi que su temperatura solo subía. Tenía que concentrarme y no podía dejar de pensar en las últimas horas.

Estaba más activa, mi cuerpo había recibido bien la comida y el descanso, pero mi mente era otra cosa. Se quedó bloqueada en esa parte, en esa conversación, en ese momento que dejó un montón de incógnitas a mi alrededor.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora