Capítulo 25:
Las consecuencias de mis actos
Tanto Stone cómo yo nos miramos a los ojos. Ambos con la verdad en medio de nosotros como un elefante gigante que hubiese entrado en la habitación. Decir que no había vuelta atrás era quedarnos cortos. Esto se había ido a la mierda.
No pude ni siquiera hablar porque Stone besó mis labios de nuevo, acallando cualquier bestialidad que estaba seguro que iba a salir de mi boca. Y logró que dejara de pensar en las consecuencias de nuestros actos.
Probó mis labios con una delicadeza y una suavidad que contrastaba con la rudeza vivida momentos atrás. Yo me derretí porque la manera en que los tocaba era tan tierna y deliciosa a la vez que me dejaba deseando más y más de esto.
Pero todo tenía que acabar.
—No digas nada —dijo cuando se alejó de mí.
—Hay mucho para decir —empecé, es que ahora es que viene lo bueno.
Negó. —Hoy no, estás cansada.
La verdad es que si lo estaba y se me comenzaban a cerrar los ojos. Pero esto era más importante. —Stone, hablemos antes de que se me acabe lo valiente.
Me ignoró y solo sentí que salió de mi cuerpo. Y mi desgraciada cajita de la felicidad casi que reclamó que él se fuera. Pues que se quedará quieta la lujuriosa esa, por su culpa estábamos metidas en este problema.
Es que si yo me hubiese quedado tranquila, nada de esto hubiera pasado y yo estaría calmada. En este momento deseo que este asiento tenga un botón propulsor a otra galaxia y me saquen de aquí.
Vi como se deshizo del preservativo y caminó hasta su baño. Yo no encontraba ni siquiera con qué taparme ya que ni una sábana había y mi ropa estaba lejos, además de que se me cerraban los ojos, tenía mucho sueño y no podía ni levantarme.
No sé ni cuándo Stone volvió, pero sentí que un cambio de temperatura en medio de mis piernas. Y medio abrí las cuencas de mis ojos para ver al que era mi jefe limpiar con una toalla humedecida la piel alrededor de mi ingle.
—¿Qué haces?
—Nada. Quédate tranquila —suerte con eso, yo estoy ahora a nada de un colapso nervioso.
Solo que tocó una zona sensible y tuve que aguantarme el gimoteo mordiéndome los labios, a este paso pareceré a Angelina Jolie. No hablé nada porque los ojos parecían imposibles de mantenerse abiertos. Sentí que me colocaban algo en mis piernas y luego una camiseta.
—Come esto.
Negué. —No quiero nada.
—Cómelo. Es una orden.
En este punto ya habíamos sobrepasado toda autoridad. —Stone, déjate de inventos. No me das órdenes.
Eso, ya hasta lo tuteaba. Me felicito.
—Te vas a desmayar, así que come.
Casi que me abrió la boca para que yo pudiera comer lo que sea que él estuviese dándome. Al probarlo me di cuenta de que eran un chocolate.
—¿Pero piensas matarme? Es un dulce.
—Es un Hershey sin azúcar.
Mierda.
—¿Por qué tendrías eso aquí?
—Come, y no preguntes es hora de que duermas —ignoró por completo mi pregunta en su modo habitual de gruñón.
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Malas Enseñanzas
عاطفيةSe suponía que todo iba a ser sencillo. "Se suponía" Pero como siempre, todos mis planes eran una porquería. Yo comenzaría mi residencia médica y terminaría mi especialidad, mis metas iban viento en popa y era lo mejor de todo. Haría lo que fuese n...