Capítulo 31

7.2K 643 95
                                    


Capítulo 31

Las formalidades que nos separan

Tan pronto como la camioneta paró en urgencias, la puerta se abrió y me encontré con la mirada de Gabriel.

—Te tengo.

Iba a intentar poner mi pie en el suelo, pero él lo impidió tomándome en brazos y subiéndome a una camilla. Yo no podía parar de llorar. Me dolía, era como si me quemara desde adentro. Toda la mitad de mi cuerpo ardía.

—Avery, vas a estar bien. Te lo prometo.

Era muy diferente ser la que diagnóstica y cuida a lo demás, estar de este lado. Me dejaba por completo aterrada.

Me pasaron a un cubículo y me colocó sobre la cama, chillé a rozar mi pierna con la tela. —Ella es nuestra residente y merece nuestro mejor cuidado. Además, es una paciente diabético tipo 1. —no pude ni mirar a nadie—. Radiografía de abdomen. Hematología completa, química, LDH, enzimas hepáticas y una prueba de embarazo.

¿Qué mierdas decía Stone?

—Sabes que ese es el protocolo. —contestó sabiendo que lo que iba a preguntar. Sabía que era lo que pedían, pero igual no era lindo que pensara que podía tener un ectópico—. Es para descartar otras cosas, pero ya con lo que dijiste tiene que ser.

—Lo sé, es apendicitis. Estoy segura.

—Te voy a poner algo para el dolor. —tan pronto con la enfermera me colocó una vía con hidratación y de a poco sentía un alivio—. ¿Necesitas llamar a alguien?

—A mi mejor amigo. A Elijah.

—Lo localizaremos —calmó la enfermera.

Cuando esta salió, miré a mi jefe, maestro, el hombre que causaba en mí miles de cosas que no debería.

—No deje que nadie que me trate mal esté aquí. —no quería a los imbéciles de Aidan y su amiguito aquí, mucho menos a Annabelle.

—Solo yo te atenderé. —sentí una caricia en mi frente y como quitaba mi cabello de mi cara—. Descansa un poco.

—¿No harás las maniobras?

—Eres mi mejor diagnosta, sé que estás te salieron bien.

Yo comencé a llorar. —No me voy a morir, no me halague por eso.

Tomo mi mano entre las suyas. —No lo vas a hacer. Vas a estar bien.

Sentía que dormitaba de momento, estaba cansada y el dolor me dejó aún más agotada. La gente me miraba, pero llegada a este punto no me importaba. Solo quería dormir.

Me quitó la bomba de insulina para los exámenes y me tomaron la radiografía que pedían. Yo me sentía desnuda con este bralette sin sujetador, y decidieron que bastaba porque cambiarme implicaba más dolor.

—¿Por qué no me llamaste antes?

Si, el mismo me dijo que lo llamara si me sentía peor, pero era complicado.

—No quiero que te despidan de tu trabajo.

—Tú eres más importante.

Sentí mi corazón moverse de forma extraña, pero supongo que es mi malestar porque no podía ser algo como mis sentimientos cambiando.

—Vas a estar bien.

Lo escuché leyendo mis exámenes a otra persona. Stone confirmó mi apendicitis, presentaba el signo de Diana en la radiografía.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora