Capítulo 51| Pequeñas mentiras y amargas verdades
Había pasado casi una semana desde que salí enojada del departamento de Gabriel, yo seguía un tanto molesta con él. Siempre me escribía, preguntándome como estaba, pero yo solo le contestaba de manera escueta. De que estaba ocupada, que habían muchos casos o que simplemente estaba cansada.
Sabía que no debería encontrarme de esa manera, sobre todo porque él me lo advirtió, y yo lo acepté. No debería estar quejándome cuando ya el libreto ya estaba escrito. Pero las ilusiones de mi corazón querían hacer lo que les daba la gana y reescribir las cosas cuando no debería.
Suspiré cansada.
Al menos había llegado el viernes, Stone debería estar regresando el domingo. Como él no me había dicho los motivos de su viaje, yo tampoco le contaría demasiado de mí. Me guardaría mis cosas y resguardaría un poco de mi nula dignidad.
Entregué la última historia clínica a mi residente a cargo. Los días habían sido tranquilos dado que no estaba el terror de medicina interna (Stone), ni Temple. Por otra parte, ha sido un infierno tener que trabajar con la perra. Aún estaba molesta por lo ocurrido con la audiencia. Quería hacerme quedar mal delante de los pacientes, sin embargo, yo sabía que no le podía permitir eso. Todo había cambiado ese día.
Yo no era la misma chica que empezó su residencia, faltaban pocos meses para que yo terminara mi primer año. El miedo que me gobernó los primeros días se fue perdiendo a medida que yo fui mejorando en cada caso, en cada revista y seminario. Hablaba más, destacaba más. Porque ya no tenía miedo de que mi voz se escuchara y eso era algo que debía agradecerle a Gabriel.
No podía negarlo, lo extrañaba. El servicio se sentía raro sin su presencia tan apabullante. Pero no solo eso, me he acostumbrado tanto a tenerlo cerca, orientándome y mirándome en la distancia que ahora lo sentía en falta.
Caminé rumbo a la sala de descanso. Saqué mi teléfono de mi mochila y vi el montón de mensajes de mi papá y algunos de Stone. Estuve trabajando con el Beeper hoy y lo dejé aquí porque daba lo mismo.
Revisé mis redes sociales y miré una publicación de un hospital que yo seguía. Había la inauguración de un ala nueva y el lujo se veía por doquier. Ahí estaba el doctor McKinsey, el medico que conocí en el congreso y algunas personas que se me hacían familiar. Incluso Temple. ¿Qué demonios?
Pero eso no fue lo que más me sorprendió, fue ver una foto de Gabriel con una chica a su lado. los dos. Solos.
No, no podía ser posible
Revisé el pie de foto
"Apertura de la nueva sala de trauma de la clínica Mayo
Invitados:
Foto 6: Gabriel Stone, Emergenciólogo, Internista, y Alina Black, cirujano"
Este desgraciado.
Sentí que mi cara se puso roja y después todo el efecto contrario, como si la misma sangre se fuera a cualquier territorio menos a mi corazón. Mis manos comenzaron a temblar. El tipo estaba cómodamente en una fiesta, ¿qué de malo tenía que yo me enterase que iba a una inauguración?
A menos que estuviera haciendo algo que yo no debía saber.
No tenía idea de si conocía a la tipa con la que estaba posando. Pero había cierta familiaridad en él. Lo que me enojó, porque me decía que yo debía confiar en él, pero hacía este tipo de cosas que lograba que yo me sintiera como una tonta.
Sentí el abrazo de Elijah por detrás de mí. —Es hora de que la fiesta comience.
Ni siquiera me acordaba de que me encontraría con Elijah para salir hoy. —Mierda, me olvidé.
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Malas Enseñanzas
RomansaSe suponía que todo iba a ser sencillo. "Se suponía" Pero como siempre, todos mis planes eran una porquería. Yo comenzaría mi residencia médica y terminaría mi especialidad, mis metas iban viento en popa y era lo mejor de todo. Haría lo que fuese n...