Capítulo 36 (Maratón 1/4)

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Capítulo 36| Es imposiblesuperar un casi algo.

Me encontraba todavía en el sitio en que la doctora Whitman me había dejado luego de esa conversación. Mi corazón latiendo acelerado en mi pecho.

Tenía ganas de llorar, tratando de asimilar lo que me acababa de decir. Yo solo pude derrumbarme en uno de los banquitos, sin fuerza para continuar. Yo sabía que no debería sentirme mal, Stone y yo no éramos nada. Ni siquiera llegábamos al estatus de estar en una relación, solo nos acostamos. Ahí no había nada más.

Entonces ¿por qué dolía?

Me dolía como si todo se hubiese derrumbado dentro de mí. Como si nosotros fuéramos la pareja del año. No entendía por qué se sentía mi pecho de esta forma.

No estaba enamorada de él. Admito que me gustaba, pero era imposible enamorarme de Gabriel. Sabía que estaba divino, que me entendía en el sexo, pero eso no era suficiente para una relación, no lo creo.

Estoy casi segura que lo que me estaba punzando era la posibilidad de que ambos perdiéramos todo en esto. Solo porque una niña mimada quiere verme caer. Y no lo entiendo. ¿Por qué me odia tanto? ¿qué le hice para que ella me despreciara desde que llegué? Yo solo era la residente de Gabriel.

Pero bueno, cada cabeza es un mundo y el de ella es uno que no quiero explorar.

Sentí algo caer en mi mano y me di cuenta de que era una gota. Pensé que podía ser una filtración, pero al instante cayó otra. Fue cuando sentí mis mejillas mojadas. Estaba llorando.

¿Por qué? No es cómo que fuera que hubiese perdido a mi otra mitad. Estoy segura de que era más que todo por el regaño que recibí. La sensación de culpa o no sé. Ya estaba cansada de esta situación.re

Pero ya no podía echarme para atrás. Yo tenía que sacar adelante esta residencia, ya no había otras opciones para mí.

Me limpié las mejillas y traté de tomar aire para calmarme. Cuando creí sentirme mejor, la puerta se abrió. Al alzar la mirada me encontré con mi mejor amigo que me veía preocupado. —¿Tú que tienes?

Mierda.

—Nada.

—Y una mierda, Very. Tú sí tienes algo y me los vas a decir ya. ¿Te molesta la herida? ¿Qué pasó?

Él se sentó a mi lado. —Lo siento, es que me regañó Whitman.

—¿Qué hizo la maldita perra?

—Bueno, básicamente me dijo que está esperando algo para despedirme. Cualquier cosa. Su tío me tiene bajo investigación. Y ya dijeron que solo logré quedarme luego de mi operación porque me defendió Beckett. Pero ahora corren los rumores que me acosté con él.

—Joder, Very. Está más loca cada día —eso me hizo reír—. Pero tú no harás nada para que te despidan. Porque eres la mejor residente de primer año que tienen. Y antes de que digas que no, sí lo eres. La gente aquí te admira.

Yo dudaba de eso. Porque si tenía un motivo de despido sobre mí, pero moriría antes de que alguien lo supiese.

—Soy insubordinada.

—Y Stone le encanta eso —yo lo miré como si se hubiese vuelto loco—. Amiga, ese hombre lo traes loco. Si no es porque es tu profesor, créeme que habría intentado algo.

Yo sentí que la vida se me iba.

Porque ya había pasado algo.

—Y estoy casi seguro de que esas flores te las está dejando él.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora