Justo lo querían, pecaminosas🤭
Capítulo 49|Déjate llevar
Faltaba una hora para terminar mi guardia y lo ansiaba, luego de la presentación del caso clínico mi día fue bastante ocupado. Desde atender a los pacientes, hasta recibir felicitaciones de parte de algunos doctores que estuvieron en el momento en que hice mi exposición. Sentía una gran emoción dentro de mí, como que podía gobernar el mundo.
Todo habría estado perfecto de no ser las miradas que recibí por parte de Whitman. La mujer estaba escudriñando todo lo que hacía, incluso la oí quejarse ante el jefe de medicina interna, pero este le dijo que no había nada malo en mí. Lo que fue otra pequeña victoria.
Sabía que había ganado una de las tantas batallas, pero algo me decía que habría una guerra al final de todo.
Había gente a la que yo seguía sin comprender, ¿Que podía tener yo que le molestara tanto? Lo único que venía a mi cabeza era que estaba interesada en Gabriel, sobre todo por el que él me defendía y a ella no. Sin embargo, a la vista del público solo era su alumna. Entonces, ¿Por qué el odio?
No seguí dándome mala vida, por lo que apenas ella se fue me dediqué a hacer mi trabajo con la mayor de las sonrisas. Hubo pacientes que me regalaron dulces por mi forma de tratarlo, ellos no sabían que no podía comerlos, sin embargo, los guardé todos y los llevé a las enfermeras que me miraron agradecidas.
Al parecer su lealtad tenía un precio y era en forma de barras de chocolate.
Estaba terminando de hacer un ingreso, cuando de repente sentí esa aura que lo embargaba y ponía mi cuerpo en combustión. Mi corazón como siempre, se volvió una masa inservible, una que latía demasiado acelerada, y que se le olvidaba que así el mismo se mataba. Los corazones no sobrevivían a arritmias.
—Taylor —dijo mi nombre con la misma cadencia de siempre, la que me hacía desearlo con cada segundo que pasaba.
Hoy ni lo había visto en demasiadas ocasiones, había estado más por los lados de emergencia ya que fue un día duro. Sin embargo, siempre que nos encontrábamos él tenía un roce, un contacto leve con mi piel indicándome que estaba pendiente de mí.
—Doctor Stone —que mal me sabía tener que tratarlo de esa manera, pero es que era imposible con el público que teníamos.
—Ya terminé mi turno, realiza este último ingreso —no comprendía, ya que bueno, no había nada en la tableta que me estaba entregando.
Sin embargo, cuando la tomé en mis manos, ahí había un sobre pequeño. Me indicó con un ligero movimiento de cabeza que no dijera nada. Así que me mantuve en silencio como pidió. Aunque luego se lo haría pagar, porque él sabía que yo nunca me callaba.
Tan pronto como se fue, yo me quedé ahí y le di una media sonrisa a las enfermeras. Ellas siguieron hablando de cosas del trabajo, mientras que yo me iba a una parte sola para ver lo que me había entregado Gabriel. Abrí el pequeño sobre, ahí estaba una llave.
Mierda. ¿Qué significaba eso?
Estiré la hoja y ahí estaba, esa letra que conocía perfectamente bien. La misma que escribía las notas en mis flores.
Ven y usa esta llave en casa esta noche.
G.
Dios de los cielos. ¿Me había dado la llave de su casa? ¿Cómo era posible? Eso era un paso demasiado grande, nunca ni en mis pobres y cortas relaciones me dejaron una llave, mucho menos yo entregué la de mi apartamento. Era algo que de sentía importante. Y demasiado pronto.
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Malas Enseñanzas
RomanceSe suponía que todo iba a ser sencillo. "Se suponía" Pero como siempre, todos mis planes eran una porquería. Yo comenzaría mi residencia médica y terminaría mi especialidad, mis metas iban viento en popa y era lo mejor de todo. Haría lo que fuese n...