Capítulo 32| Ganarle una vez más a la muerte
Desperté tosiendo y eso lanzó una puñalada de dolor por todo mi abdomen. Una mano me sostuvo donde me dolía y sollocé.
¿Qué demonios pasó?
—¿Taylor, me oyes? Trata de no hacer esfuerzos por la herida.
Abrí los ojos y me encontré con la mirada de Gabriel, este me pasó un vaso con un popote del cual bebí para calmar la resequedad de mi garganta.
—Ya saliste de la cirugía, doctora. Todo está bien.
Reconocía esa segunda voz, pero no lograba imaginar de dónde. Solo que no era quien quería que me hablara.
—Me duele la garganta.
—Es por el tubo, ya te vamos a pasar a tu habitación. Puedes volver a dormir —dijo Gabriel.
Y eso fue justo lo que hice.
***
La segunda vez que desperté me di cuenta de que la luz del sol entraba por la ventana en todo su esplendor, el dolor había comenzado a desaparecer y solo quedaba la sensación de la cirugía. No sabría cuánto tiempo había estado dormida. Podían ser desde minutos a horas. Incluso un día.
En una silla al lado de la cama estaba mi padre que se sobresaltó al ver que estaba despierta. —Very, mi niña.
Él se levantó y me dio un abrazo teniendo cuidado de la vía y mi herida. —Lo siento, papá. No quería preocuparte.
—No es tu culpa, no es como si hubieses controlado algo como eso. —me extendió un poco de agua la cual bebí con ansias—. ¿Cómo te sientes?
—Me duele un poco la incisión. Estuvo cerca de nuevo —de momento me puse un poco triste y no sé si fue reacción de la anestesia, el miedo, pero comencé a llorar—. No sé qué me pasa. Estoy chillando como una tonta.
—Pequeña, estás enferma. Siempre que volvías al hospital llorabas de esa forma. La única forma en que te calmabas era cuando un médico te prestaba su estetoscopio. Era como si quisieras entenderlo para usarlo.
Ahora que lo pensaba eso era verdad. Yo era esta paciente fastidiosa que lloraba y le tenía miedo a las agujas, pero luego veía el "juguete" en el cuello de los doctores y me dejaban usarlo para poder examinarme.
Él me volvió a abrazar y yo me refugié ahí. Lo había extrañado tanto en estos meses. Su apoyo y su cuidado era más de lo que merecía, para él siempre sería su pequeña.
—Vamos a sentarte. No hables mucho porque te llenarás de gases.
Yo refutaría eso con que eso no estaba en ningún libro, pero lo dejaría ser. Lo hacía porque me amaba y estaba preocupado.
—Tu mamá vino anoche a verte.
Uf. Complicado ese asunto.
—¿No se desmayó?
Se rio. —No, estaba muy asustada. Se fue porque se lo pedí. Ella no estaba contenta cuando le dije que se te haría más fácil conmigo aquí.
En eso tenía razón.
Yo amaba a mi madre, pero para siempre yo sería la niña de papá. Sabía que él me cuidaría como cuando era niña. Nunca dejaría de ser lo más importante para él.
—¿Dónde está Eli?
—Se quedó en la sala de residentes. Dijo que no lo dejarían quedarse aquí. Por cierto... —trajo un ramo enorme de flores en sus manos—. Dejaron esto por aquí.
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Malas Enseñanzas
RomanceSe suponía que todo iba a ser sencillo. "Se suponía" Pero como siempre, todos mis planes eran una porquería. Yo comenzaría mi residencia médica y terminaría mi especialidad, mis metas iban viento en popa y era lo mejor de todo. Haría lo que fuese n...