Capítulo 33

7.8K 702 230
                                    

Capítulo 33| Donde quiero estar

Estaba a punto de irme y estaba arreglarme para irme cuando tocaron la puerta. Pensando que era la enfermera pedí que pasaran, me di cuenta de que me equivoqué radicalmente al ver quién era.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a darte una revisada antes de irte. —yo estaba acostada en la cama con la herida esperando ser revisada—. ¿No han venido de cirugía?

—No, estoy esperando que me evalúen para poder salir de aquí.

Asintió como si yo le hubiese dado gran información, cuando no era así. —Está bien, yo te revisaré y te daré el alta.

—Eso es de cirugía.

Sonrío. —¿Cuál es el miedo a que te revise, Very?

Quedé muda.

¿Cuál era el miedo? A que me tocara, porque yo no pensaba cuando su piel entraba en contacto con la mía. Porque me dejaba el cerebro siendo una masa que no hacía su función importante y desarrollada que era pensar.

—Stone, ve a revisar algún paciente o torturar a un residente en desgracia.

Eso, fingir indiferencia. Iba bien.

—¿Por qué estás tan malhumorada?

Sí, cómo que cambiamos los papeles, por lo que veo.

—Porque estaré encerrada en mi casa un mes sin hacer nada por su culpa. Yo no he tenido días libres en años. ¿Qué voy a hacer en ese tiempo? ¿Tejer?

—Podrías aprender, no está demás saber algo más.

Bufé. Habló el hombre que no cumplió su reposo cuando le hirieron. Es que a veces no sé cómo lo soportaba. Sobre todo si se ponía todo alegre como era su modalidad en la actualidad. Cómo que comenzaba a extrañar al amargado.

—Me puedes hacer un gorro —dijo, divertido.

—Ni crea que voy a aprender a tejer. Mucho menos te haré un gorro. Olvídese de ello.

—Cuando estás enferma eres como un chihuahua. Peleas mucho.

Este idiota.

—Voy a curar tu herida y dar tu salida. Nadie cuestionaría una orden mía aquí.

¿Y levantarme la camisa aquí con él? ¿Estaba loco?

—Vea, yo voy a esperar a la gente de cirugía.

—No entiendo la reticencia si ya vi todo de ti. Y quiero decir todo.

Jesús de mi corazón. ¿Por qué debía recordarme eso? Yo estaba haciendo un pobre trabajo en olvidarme de ello, pero él parecía empeñado a que no se me pasara el evento.

—¿No quedamos en que lo íbamos a olvidar? —pregunté.

—Fuiste tú la que dijiste eso, no yo. Te recuerdo en que esa noche está grabada en mi mente, en mi piel y por más que lo intente olvidar, me es imposible. Y sé que a ti también te pasa lo mismo.

—Vete.

—No, vine a darle un vistazo a mi paciente.

Se acercó a donde yo estaba sentada y empujó mi cuerpo sobre la cama con suavidad, pero lo que debió ser un gesto de atender a un paciente, me recordó a la manera en que me acostó sobre el sofá de su consultorio.

Joder.

—Yo creo que puedo curar mi herida por mi cuenta —dije con el habla entrecortada. Es que esté hombre hacía cada cosa que me dejaba un charco inservible.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora