Capítulo 72

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Capítulo 72| El principio de nuestro final


Estaba en completo shock. Las palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza. La sensación de bochorno, de degradación. De sentirme como un objeto. Peor que una basura.

Robert había sido una persona que consideré un buen amigo. Ahora solo era un extraño.

Admitía que yo no quería que pasara nada entre nosotros, pero escuchar que solo me veía como el juguete nuevo porque fui amante de Gabriel era demasiado para mí. Me sentí tal como el día en que todo se reveló y todo mundo dijo que yo era una fácil. Que todo lo había conseguido por acostarme con mi profesor.

De nuevo era vista como un maldito juguete.

Oh, mi Dios.

Pensé que había sido mi amigo, que él era bueno y nuevamente había sido traicionada. Joder, dolía. Le conté cosas en confidencias, como me sentí cuando todo ocurrió y solo me escuchó con un motivo ulterior. Para usarme.

Joder. Esto no era sencillo.

—Vida, ¿qué está pasando?

Supe que Gabriel estaba tratando de hacerme volver en mí. pero no lograba responder en lo absoluto. había sido demasiado para procesar. Todo se repetía en mi cabeza como una película dañada.

Mis manos temblaban y él me sostuvo del brazo impidiendo que yo diera contra el suelo. Me sentí herida, porque a Robert lo había considerado alguien especial. Lo defendí pensando en que era honesto, pero solo jugó conmigo. con mi amistad.

Recordé todo lo que dijo y me molesté tanto, pero sobre todo sentí decepción. Porque había compartido con él cosas, me había visto llorar y aun así solo lo hizo para llevarme a la cama.

—Vida, en serio, me estás preocupando. ¿Qué pasa? Estás pálida.

Sentí que dos gruesas lágrimas discurrían por mis mejillas sin poder controlarme. Me sentía tan tonta. Como si me mereciera esto.

—Robert dijo que solo quería llevarme a la cama. Que era una fácil. Que así era que pasaba mis materias.

Me soltó y vi como sus facciones se constriñeron con rabia. Yo me arrebujé en mí misma necesitando entrar en calor.

—Lo voy a matar — cuando noté que él iba a salir del cuarto, lo tomé del brazo impidiendo que lo hiciera. Sabía que se la tenía jurada desde hace tiempo— Very, déjame. Lo haré tragarse sus malditas palabras.

Me sentí sola. Decepcionada de la gente, los hombres. pero a pesar de todo quería que él, de todas las personas que me había lastimado más, me consolara. Ya sabía yo que era una tonta, una redomada imbécil.

—Solo abrázame —pensé que no me oiría, o que me rechazaría, pero fue todo lo contrario. Me tomó en brazos mientras que yo lloraba en el proceso. Todo lo que había luchado para eliminar el estigma de que era buena por mis conocimientos y por nada más, aún me veían como esa chica que cometió esos errores por enamorarse. Robert vino a demostrarme que era como todos y que solo me veía como algo de usar y tirar.

Lloré mucho, lloré con sentimiento porque había luchado tanto, para que la gente aún tuviera ideas preconcepcionadas de mí. Que creyesen todavía que yo solo he sido una persona que abre las piernas a cualquiera. Que por una equivocación que tuve en el pasado yo era una persona que obtenía todo mediante mi cuerpo y no por el trabajo duro que he hecho.

Los brazos de Gabriel me acercaban a él. Sentía su mano en mi cabeza y la otra en mi espalda. Acariciaba mi cabello en el proceso. No decía nada, solo me sostenía como si fuera alguien importante. Como en el pasado cuando el mundo se sentía muy grande y me cuidaba.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora