Capítulo 70

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Capítulo 70| Como si fuera la primera vez


Había dormido gracias a una pastilla. Mi mente pudo descansar al fin luego de tantos días de estrés que me dejaban por completo agotada y casi indispuesta.

Después de comer algo fui al gimnasio y como no tenía que ir al hospital, regresé a casa a seguir descansando. Justo cuando estaba estacionando noté que al mismo tiempo se detenía el auto de mi mejor amigo. Sabía por dónde venía todo. sobre todo, después de que ayer no nos vimos y que sabía que le habían dicho que me fui así sin avisar.

Él apenas me vio corrió a abrazarme y me aferré a él sabiendo que conocía lo que sentía. Que él me entendía como nadie.

—Vamos, traje un desayuno delicioso. Podemos hablar todo el día.

Por eso es que amaba a este chico.

Entramos a mi casa y él fue a mi cocina directamente. Como había hecho ejercicio acepté el croissant que me dio para que mi azúcar se normalizara. Cuando me pasó mi mocaccino se sentó al frente de mí.

—¿Qué pasó?

—Nos besamos.

—¿Quién? ¿Robert y tú?

Mis lágrimas debió ser respuesta suficiente porque dejó de comer y se levantó de la mesa y me acurrucó entre sus brazos. —Mi pequeña, ¿cómo?

—Solo pasó. Un momento estábamos discutiendo y al otro estábamos pegados como unas sanguijuelas. Soy una maldita débil. No tengo fuerza de voluntad.

—Has aguantado mucho, era algo que iba a ocurrir en cualquier momento. Todavía tienes sentimientos por ese hombre —ese no era el consuelo que esperaba de él. Necesitaba que me regañara por no haber detenido esa situación—-. No sé cómo lo has soportado, yo creo que hubiese caído mucho antes.

—Eli, dime que soy una estúpida, no me defiendas.

—No lo haré, porque yo sé cuánto has luchado para que no te afecte, pero hasta yo me siento con sentimientos encontrados. No entiendo qué hace aquí. Y sí, sé que vino por Hill, pero por qué quedarse tanto tiempo. Él debe de tener un trabajo qué hacer, nadie se toma vacaciones durante tanto tiempo.

—No me des ese tipo de respuestas porque voy a empezar a pensar en cosas que debo vetar.

Y eso que ni siquiera le había contado lo de la conversación que tuvimos antes de que yo saliera al restaurante. Elijah empezaría a buscar entresijos en ella y yo solo me ilusionaría como la idiota que soy y entregaría mi alma de nuevo para que me la destruyeran.

Pero al final lo hice, porque no tenía ningún tipo de secretos con mi amigo, escuchó atentamente sin emitir una opinión hasta que terminé de contarle todo.

—No sé qué decir.

Eso significaba que tenía mucho para contar. Lo conocía como si lo hubiera traído al mundo.

—No digas nada. Es solo una treta para hacerme caer de nuevo. Nosotros terminamos ese día. Ya he aprendido a vivir sin él.

—Pero es que Very, y ¿si hay algo más?

Justo lo que no quería que me dijera. —¿De qué lado estás?

—Del tuyo, por supuesto. Pero es que me parece tan extraño todo. Hace dos años no lo había visto, mucho menos pensado, pero en este momento siento que faltan pedazos a lo que pasó allí.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora