Capítulo 39: "el ángel que mantiene mis demonios en calma"

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Ethan, deja a Malia dentro del auto en el asiento trasero e intenta no mostrar su expresión de enojo frente a ella, mientras cierra la puerta del auto para volver a ingresar a la cabaña.
Ahora encuentra a Trevor recostado contra la pared, cabizbajo y jadeando de dolor con una mano en la herida de su pierna provocado por el impacto de  bala.

Ethan, se acerca a él con una expresión fría, y para llamar su atención mueve su pierna herida tocándolo con su pie y es inevitable la sonrisa de satisfacción que tiene en su rostro cuando Trevor, levanta la mirada hacia el.

— Malia, ya fue mía...– Ruge Trevor, pero Ethan, se coloca de cuclillas sólo para presionar su herida contra el arma de fuego haciéndolo callar.

— existen muchas formas de acabar mal— habla Ethan, sin borrar su sonrisa de lado, — vuelve a acercarte a Malia y te enseñaré cada una de ellas.

Trevor, trata con todas sus fuerzas no mostrarse débil frente a él, pero esta fallando.
— haces mal en no matarme ahora— escupe.

— ¿Por qué te mataría? Eso pondría punto final a tu sufrimiento muy rápido y no quiero que sea así- se reincorpora con la mirada en alto.
— Si aprecias tu vida, será mejor que no te acerques al ángel que mantiene mis demonios en total calma–
Dicho eso, voltea en dirección a la puerta y de camino agrega.
– saben que hacer— habla para los hermanos Cox y Logan, sin intenciones de seguir allí...

Unos largos minutos después, tanto él como la joven, están de regreso a la cuidad.
Malia,  ha sentido frío  y miedo por tantas horas, que ahora simplemente no puede abandonar la calidez que siente al estar cerca de Ethan. No quiere, no le importa pensar otra cosa, aunque ahora están dentro del auto, su cabeza está apoyada sobre el regazo de Ethan,  tiene la chaqueta del joven abrigándola y siente su mano sobre su brazo en todo momento.
O es la paz y tranquilidad que siente ahora o sigue siendo el efecto de la droga, pero sus párpados se sienten pesados aunque no quiere volver a dormir, no tiene como resistir.

— Gracias por haber llegado...— habla Malia, somnolienta con los ojos cerrados, a segundos de volver a dormirse pero aún así siente las lentas caricias sobre su mejilla.
Quisiera tener más fuerza para estar en sus cinco sentidos ahora pero pese a eso, se obliga a abrir sus ojos para verlo. Sin embargo, la sorprende  cuando ya lo ve inclinándose hacia ella lentamente, sólo para depositar un beso en su frente, a escasos centímetros del golpe que tiene en esa zona.

— ¿Por qué siento que nunca puedo llegar a tiempo para protegerte?– murmura Ethan, apoyando su frente con la de Malia.

— El día que te conocí, llegaste a tiempo para salvarme...— no sabe si ya está soñando, pero sigue hablando en un susurro con palabras entrecortada,— tú siempre llegas a tiempo... fuiste a buscarme hace años...— sonríe tiernamente,
— gracias, me hace feliz saberlo...— ya nisiquiera se escucha a si misma ya que el sueño se apodera de ella y vuelve a dormir, está vez tan tranquilamente...

Haberle contando a Ethan, donde esta Malia parecía ser una buena idea mientras lo hacía, ahora, sin tener noticias ni de su hermana, ni de Ethan el cual partió hecho una furia, está preocupando a Emily, hasta los nervios.
Siara, está dormida a esta hora pero ella está deambulando por la sala, con un cigarillo entre sus labios, dando calada tras calada, si por si acaso así puede calmarse. Su móvil está en su mano, esperando alguna noticia, una llamada, un mensaje pero no recibe nada.
Cansada de esperar, toma su móvil, decidida a llamar a Ciaus, ya que tiene su número. Ya está a punto de hacerlo, pero aún lo duda, lo piensa unos segundos y cuando  por fin empieza a llamarlo, alguien toca el timbre.

Aún con su teléfono sobre su oreja, abre la puerta descubriendo a ese enigmático ser humano parado frente a ella.

— Ciaus...— disimuladamente, cuelga la fallida llamada que intentaba hacer.

A través de tus Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora