El mismo edificio ubicado en el centro de la ciudad, donde se reúnen los chicos, recibe esta vez a nuevos individuos. Aunque quizás la palabra “recibe” sea lo menos indicado cuando se trata de ellos, siendo absolutamente dueños de todo.
Poseen personalidades diferentes, demasiados fríos y peligrosos desde el momento en el que salieron a la calle, haciéndole frente a todo lo que se atrevesara en su camino. Ellos fueron la razón de que Eduardo, protegiera a Ethan y a Ciaus como a sus hijos.
¿Quién se atrevería a contradecierlos? Siquiera llegar a cuestionar su estilo de vida resulta una mala idea.
Ellos eran demasiados rudos mientras crecían, metidos en las calles más peligrosas de San Diego y cuando llegaron a Los Ángeles, en busca de aún más poder, terminaron trabajando a una edad muy corta para seres humanos con una mentalidad mucho peor a la ellos, pero de todas formas no tardaron nada en pensar igual, en hacer lo que ellos hacían, en meterse de lleno en el mundo de los gangster.
Ambiciosos y peligrosos, protegieron las identidades de sus familias, mantuvieron al marge a sus hijos hasta que fueron los mismos, los que vinieron hacia ellos.
Tanto poder trae consigo demasiados enemigos y muerte, por eso tienen demasiada atención en sus hijos y siguen construyendo un muro entre ellos y el mundo total al cual pertenecen.
Ellos son Erick Clark y Giovanni Evans, nadie se atrevería a meterse con esos tipos...Para cuando Ethan y Ciaus, llegan al salón en el cual están sus padres, los encuentran muy cómodos a ambos, bebiendo café.
— Pensé que quedó claro lo de “no se metan en problemas”— habla Giovanni, mirándolos con las cejas levantadas.
— No fuimos nosotros los que comenzaron- Dice Ethan, recibiendo un taza de café para él también, mientras que Ciaus lo rechaza cortésmente.
— Una chica, un secuestro— Salta Erick, — una cabaña en llamas, un tipo malherido— larga un pesado suspiro, — demasiados disturbios para una sola noche, ¿no lo crees, Ethan?
Sin poder disimular su cara de pocos amigos, Ethan ríe sin humor.
— Agradece que no lo mate.Erick, arquea una ceja. — Ohh vaya– apoya su taza sobre la pequeña mesa de cristal frente a él. — Involucrando a sus amigos, debí suponerlo. La chica es importante..— se encuentra con la mirada penetrante de su hijo. — Ya veo..— sonríe de lado, — yo lo hubiera hecho desaparecer— añade, tomando un sorbo de café con una malévola sonrisa.
- Trevor Sherman, trabaja en el mismo territorio. No sabemos que tan fuerte es o con quien está aliado— Habla Ciaus, — además...- se inclina hacia adelante, meditando unos segundos como decirlo, — Hunter Sherman, es...— aprieta sus manos, dejando blanco sus nudillos, no puede siquiera decirlo en voz alta, así que vuelve a repasar sus palabras está vez con más determinación.
— Hace unos años en San Diego...– continúa, — conocí a una chica, estuvo conmigo por un tiempo, luego tuvo que irce.Giovanni, lo escucha muy atentamente mientras que Erick trata de encontrar alguna respuesta en su hijo, pero no lo consigue.
— volví a reencontrarme con ella hace unas semanas y...— lleva la mirada exclusivamente a su padre.
— tengo una hija— confiesa al fin,
— una pequeña de cinco años, su nombre es Siara— le es imposible no cambiar su expresión al nombrarla, inclusive sonríe al recordarla.— Siara...— Salta Giovanni, captando la atención de todos, — tengo una nieta— afirma, igual o aún más orgulloso que Ciaus.
— Una Evans— agrega Erick, alimentando aún más el cálido ambiente que se formó al mencionar a Siara.
— ¿Dónde está? Espera, ¿por qué estuviste lejos de ella tanto tiempo?– se precipita Giovanni.
— el padre de la chica me la oculto— ruge Ciaus.
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A través de tus Ojos.
RomanceLa oscuridad los encierra a ambos pero desean vivir en ese infierno, juntos... De líder de una pandilla a jefe mafioso, ¿que podría salir mal? En un mundo lleno de deseo, lujuria, adicciones, peligro y muerte....