Capítulo 42: Curando heridas...

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Ethan, se percata inmediatamente de lo que está llamando tan arduamente la atención de Malia y no puede hacer nada más para evitarlo que caminar en busca de una toalla.

— ¿Te sientes mal?–pregunta, dando pequeños frotecitos sobre sus cabellos con la toalla.

— No— contesta la joven, obligándose a dejar de mirar la pulsera, ya lo comprobó, definitivamente es la misma pulsera pero ¿por qué él si la conservo y la que pertenecía a ella, la rompió?

— la cena estará lista dentro de poco...

Ethan, sigue hablando pero Malia no le está prestando atención, quisiera entender ese comportamiento del joven. Él le dió la pulsera bajo la creencia de que cuando la misma se rompiera, su deseo se cumpliría y el deseo que habían acordado era “encontrar un camino de uno hacia el otro”. Por puro impulso, se acerca a Ethan y sin previo aviso se arrodilla alcanzando la pulsera en un intento de romperla. La misma está muy bien atada, así que su tarea se complica aún más cuando Ethan, hinca una rodilla en el piso y la toma cuidadosamente del antebrazo sin tocar las muñecas lastimadas.

— ¿Qué haces?— Habla con la frente fruncida.

— Tu rompiste la mía — Salta Malia, encontrando cierto sentido de culpabilidad en aquel par de ojos frente a ella.

— Lo siento, no debí hacerlo de esa manera.

— Ethan...— murmura Malia, —tú lo llamas “juegos de niños”, pero yo creo en ello, tú me hiciste creer en eso– se safa fácilmente del agarre de Ethan, hasta llegar a la pulsera de nuevo, está vez trabajando en el nudo que la mantiene, mientras que Ethan, la observa detenidamente.
— No quiero pelear contigo— habla, aún desatando la pulsera, –fuiste muy importante para mí... Aún lo eres– confiesa, — ¿Crees que podamos llevarnos bien?— levanta la mirada sonriéndo pero es la única que lo hace ya que Ethan, sigue manteniendo la misma expresión triste y culpable  en su rostro. –Además, Emily y Ciaus tienen a Siara, así que seguiremos juntos— toma la mano de Ethan y coloca la pulsera sobre la palma de su mano, terminando por  cerrar la misma. — Encontraré un camino hacia tí...— lo dice lo más natural que puede, aunque estar frente a él con esa cercanía, no está resultando nada fácil, — pero no sientas que me debes algo, seamos nosotros mismos no importa el final. No hay que hacernos daño ¿si?

— ¿es tan fácil para ti decir todo esto?– Salta Ethan.

— No— contesta Malia, sujetando aún la mano de Ethan. — pero en verdad quiero llevarme bien contigo. Me alegra mucho, volver a estar  con ustedes. Podemos volver a ser buenos amigos— vuelve a sonreír aunque esta vez le cuesta más.

Escapando de aquella penetrante mirada, se pone de pie y comienza a caminar en dirección a la puerta  pero tan rápido como lo hace, Ethan la sigue atrapadandola por detrás, colocando sus brazos alrededor de su cintura.
El cuerpo entero de Malia se estremece ante esa acción. Su corazón comienza a latir demasiado rápido como para poder disimularlo y nisiquiera sabe que decir a esto. Siente la tibia respiración de Ethan sobre su cuello, sus brazos aferrándose a ella y su cuerpo junto al suyo.

— Lo siento..— murmura Ethan, sobre su oído,  — lo último que quiero hacer en esta vida es lastimarte— haciendo alusión a sus primeros encuentros con Malia,— Estaba enfadado pero también me sentía aliviado de verte bien, no supe cómo reaccionar.

— Ethan...

— shhh— continúa Ethan, — si te tengo de frente no puedo concentrarme— hace un momento de silencio, — no puedo prometerte ser sólo tú amigo pero no pienso dejarte ir de nuevo— esas palabras le roban una sonrisa llena de vida a Malia, es inexplicable la paz que puede llegar a sentir cuando está junto a él.
Pero unos golpecitos en la puerta, anunciando que la cena ya está lista, termina con ese ambiente que se formó entre ellos.
A duras penas, Ethan se separa de Malia, haciendo que de esta manera le responda a la ama de llaves con un
“gracias” y de paso, tiene acceso de nuevo a la salida de la habitación pero aún no sale de allí.

A través de tus Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora