Capitulo 68.

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10 de diciembre de 1950.

Guanajuato, México.

Ya he asesinado a 27 miembros de la SS y aun la lista continua, este es el último trabajo que hago en territorio mexicano, no voy a decir que extrañare esta tierra que he manchado de sangre pero me llevo algo único que me mostraron las personas de este rincon del mundo. Sin duda alguna su esencia y la calidad humana que poseen es maravillosa, con su tan distinguida forma de hablar y comunicarse me han sacado sonrisas sinceras un par de veces. Puede parecer increíble, pero aprendí a hablar español en muy poco tiempo, me ayudo mucho rodearme de personas que enriquecieron mis conocimientos aportando ideas nuevas para mi vocabulario y sin dudad alguna seguiré practicando el idioma.

El teniente Müller se recuperó rápidamente del disparo que le dieron, aunque varios meses después tuve que hacer todo el trabajo por mi cuenta ya que no era muy recomendable que en su estado realizara actividades. Hace más de dos días el coronel Williams me comento que la hija del general está organizando su boda, me alegre al saber que encontró al hombre indicado para ella. Por otro lado, la esposa del coronel Jones le envió una carta y por la reacción que tuvo el caballero al leerla deduzco que no son buenas noticias.

<< Todo mundo se jode con tantos problemas>>

—¡Solo hoy señores! —grito Williams desde que nos bajamos del auto — ¡El ultimo hijo de perra que será enviado a Estados Unidos! —bailaba de la emoción.

—Terminen el trabajo para poder largarnos de este lugar —dijo Jones al encender un cigarrillo.

Suspiré el aire fresco y sentí como el frio viento se deslizo por mi piel. Corté el candado que tenia la puerta de la residencia del ex capitán de la SS y abrí la puerta de metal, los perros comenzaron a ladrar pero al ver que la salida estaba abierta decidieron pasar a un lado de nosotros huyendo como cucarachas.

<< No era una buena opción comprar animales para que se encarguen de la seguridad de un hogar>>

—Coronel —dijo Müller al recargarnos en uno de los muros —. Alguien encendió la luz de la cocina.

Me moví con rapidez para abrir la puerta, efectivamente el capitán estaba despierto y bebía algo de la nevera ya que esa era la luz que iluminaba el pasillo. Esperamos a que nuevamente subiera las escaleras, subió con rapidez los escalones algo que inmediatamente encendió mi alarma considerando que ya es un hombre mayor y sus movimientos son más lentos.

<< No está solo>>

—Tenemos que irnos, sus hijos están en casa —le dije a Müller.

—No coronel, dijo el idiota de Jones que nadie iba a estar con el capitán.

—¡Pues se equivocó! —estaba comenzando a molestarme por la ineptitud con la que hacen el trabajo.

—Debemos entrar y terminar nuestro trabajo —dijo Müller al girar la manija para pasar al interior de la casa.

<< Carajo>>

Con fastidio lo seguí pensando que pasaría lo peor y no me equivoque. Al subir las escaleras la habitación de los pequeños estaba iluminada por figuras de luz que daban vueltas alrededor de los muros y una melodía arrullaba a los miembros más pequeños de la familia. Con cautela abrí la puerta de los aposentos del capitán y confirmé que su esposa dormía junto a él. Mire con algo de odio a Müller al comprobar que desde el principio mis sospechas tenían un fundamento.

Camine despacio por la alfombra y me incline para sujetar el cuello de la mujer y sacarla de la cama, me mordió la mano cuando la coloque en su boca para silenciar sus gritos, por instinto la golpee en la mandíbula dejándola inconsciente en el suelo. El ruido despertó al capitán y Müller lo recibió con un cachazo en la cabeza, no lo asesino, solo fue para aturdirlo.

Voraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora