Capítulo 114.

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—¿Y bien? —le entregué una taza caliente de café a Harry cuando me reuní con él en la biblioteca.

—La asesine —agacho la cabeza —. Ella... ella me traiciono, me entrego a los italianos después de que te fuiste.

—Era de esperarse ¿Recuperaste a tu hija?

—No... es mejor que haya desaparecido.

—¿Por qué? —quiero saber si es capaz de confesarme lo que ya se.

—La niña es fruto de una infidelidad, me acosté con una sirvienta.

—Es tu hija, lleva tu sangre.

—Si, pero jamás podre reconocerla, es vergonzoso el acto de traición que cometí.

—Mas vergonzoso es saber que eres un cobarde que no acepta las consecuencias de tus actos. La criatura no tiene la culpa de tener un padre tan inmaduro, debiste recuperarla y ofrecerle un lugar dentro de tu familia o en su defecto entregársela a alguien que realmente la vaya a cuidar.

—¡Deja de sermonearme, tú no eres nadie para joderme! —se puso de pie con brusquedad.

—Tienes razón, no tengo ningún poder sobre ti y es mejor que, así como llegaste te marches de mi casa —pellizque el puente de mi nariz —. Esta mañana hable con la familia Legrant, enviaran a una persona a buscarte, te iras a Francia y después a Rusia. Procura que tus hijos se mantengan estables durante un buen tiempo —me limite a mirar por la ventana —. Esta es la ultima vez que te ayudo, no quiero saber nada mas de ti ni de tu familia.

—No puedes dejarme a la deriva... ¡¿Qué voy hacer?!

—Tu mismo lo dijiste, no tenemos ningún parentesco que nos una así que tus problemas no son los míos. Desde ahora tendrás que arreglártelas tu solo.

—No me hagas esto Cyrille ¿Qué voy a hacer con dos criaturas?

—No lo se y no me interesa —le entregue un sobre con dinero —. Que tengas un buen viaje. Hazme el favor de irte de mi casa.

—Me estas enviando a la muerte siendo tu el hombre que me trajo al mundo.

—Soy el mismo hombre que te esta dando una segunda oportunidad para remediar los errores que cometiste enviándote a un lugar donde nadie podrá tocarte —suspiro con dolor —. Aun tienes una vida por delante, aprovecha cada instante y disfruta de lo que tus hijos te darán en un futuro.

—¿Esto es una despedida?

—Si —lleve mis manos a mis bolcillos —. No vuelvas a llamarme ni mucho menos a buscarme.

—Está bien Cyrille —con un nudo en la garganta salió de la biblioteca y cerró la puerta despacio.

Subí a mi habitación y me recosté en la cama, observe el retrato que mande colgar en el muro. La belleza que posee la mujer es inmensa casi irreal, ella es distinta tiene algo en su mirada y en la forma de su rostro que me recuerda a todo el pasado. Se que es tortura tenerla solo como una pintura, pero no puedo dejar de mirarla, es como una adicción que jamás podre dejar. Siempre supe que la silueta de su cuerpo y el amanecer de su espíritu me acompañan a donde quiera que vaya, pero ahora que la tengo junto a mi y que por las noches no puedo dormir por estar contemplándola sé qué fue lo más correcto inmortalizar su belleza en lienzo.

—Se fue —dijo Colette al entrar a mi alcoba y recostarse junto a mí.

—Es lo mejor —cubrí su cuerpo con mis brazos.

—¿Cres que estará bien?

—Amigos de la familia Legrant estarán al pendiente de sus necesidades y de su seguridad.

Voraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora