Capítulo 134.

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Una semana después.

Cyrille.

Las jodidas noches que paso despierto me están pasando factura. Desde que encontré al imbécil de Carlo Ferrera en mi casa no he podido despegar la mente de las posibles causas por las que se está acercando a Alem y la única razón es la misma por la que tuve problemas con ese hombre en el pasado.

Le pedí a mi secretaria que se comunicara con Noah de los Santos, revisaría su caso nuevamente solo para burlarme de el en su cara. Es obvio que no siguió las indicaciones que le recomendé hace varios años ya que de lo contrario su esposa ya debió de haberle dado un heredero, cosa que no pasara porque la mujer prefiere conservar su físico que cumplir un capricho de su esposo. Antes de reunirme con la pareja que tanto detesto finalice con todas las citas que tenía por la mañana. Muchos de mis pacientes son adultos mayores y otros tantos con personas entre treinta y cuarenta años. A pesar de que mi especialidad es en el área del genoma humano también cuento con conocimientos en otros temas referentes a la medicina, la extensa experiencia que he adquirido a lo largo de mi vida me ha impulsado a seguir aprendiendo y analizando cada rincón del cuerpo humano, es por eso que mi nombre y apellido se encuentra en la lista de doctores más reconocidos de todo el mundo. El éxito es producto del arduo trabajo con el que día a día tengo que lidiar.

—Doctor, el señor de los Santos lo está esperando —dijo la secretaria al entrar a mi oficina.

—Hágalo pasar.

—Claro que si doctor —escuche la voz de la esposa de Noah cuando le reclamo algo a su esposo.

—Entra y deja de hablar —así es como el mafioso se dirige a su esposa —. Buen día —con poca educación se dejó caer en la silla.

—Hola Cyrille —su esposa rodo los ojos antes de acomodarse junto a su esposo.

—Es la última vez que revisare su caso, si los resultados son negativos no moveré ni un solo dedo para ayudarlos ¿entendieron?

—Si, lo que digas.

—Acompáñenme por favor.

—Que puta flojera —dijo el idiota que intento encender un cigarrillo el cual quite de su boca con brusquedad provocando que su labio inferior comenzara a sangrar.

—No se permite fumar en este hospital ¿comprendes?

—Aja —dijo con molestia.

Los lleve hasta el laboratorio donde tome muestras de sangre y obviamente de semen del idiota que sonreía cada vez que me mira. Les entregue un formulario que debían llenar con todos sus datos. A la señora le recete vitaminas y ácido fólico, en el caso del jovencito fue distinto tenía que analizar los resultados de la muestra sanguínea para poder encargarme de lo que debía consumir para que fuera totalmente apto.

—Hablen con mi secretaria para que agenden cita el día de mañana por la tarde —me retire los guantes de las manos.

—No podemos asistir en ese horario, tengo asuntos que debo atender.

—Cancélalos —levante el rostro para mirarlo —. Es más importante esto que los negocios ¿no es así?

—Así parece —Noah es la clase de hombre que por todo se molesta independientemente de la adicción a las drogas y la rección tan severa que tienen en su cerebro.

—¿El ácido fólico puede engordarme? —no respondí a la absurda pregunta que hizo la mujer cuando las puertas del elevador se abrieron. Guadalupe y Alem se encontraban en el interior, la delgada chica se puso muy nerviosa y oculto el rostro detrás de la espalda de su amiga, acto que me llamo mucho la atención.

Voraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora