Octubre de 1949.
El viento se sentía helado y la luna se ocultaba detrás de las espesas nubes que recorrían los cielos. Me quede de pie mirando lo que voy a dejar atrás. La figura de la criatura que alguna vez me torturo me mira fijamente y puedo comprobar que no es más que el reflejo del monstruo que fui en el pasado y del que seré a partir de este momento. Duele saber que es una parte de mi... del alma tan podrida que tengo en el interior.
La primera vez que lo vi fue en una noche muy parecida a esta... la misma en la que perdí todas las ganas de seguir adelante. Necesitaba morir y alejarme de todo lo que me rodeaba en ese maldito lugar. Caí tan bajo que mi propio cerebro creo a esta versión deforme de mi estado de ánimo...la adicción modifico mis huesos, mis músculos y hasta mi estatura... olvide cuidar de mi salud mental, de mi salud física y del maldito amor hacia mí mismo que me consumía formando un atroz ego... Qué estúpido fuiste Cyrille, tuviste que recurrir a una alucinación para sentirte vivo y no tan miserable.
—Compartí mi espacio contigo... infinidad de noches te miré a los ojos preguntándome lo difícil que debió ser salir del lugar en que por tantos años te ocultaste —sonreí de lado al ver que camino lentamente hasta colocarse frente a mí. La realidad de mirarme como si estuviera en un espejo termino de transformarme y desprenderme de mis sentimientos —. Es difícil confesar que eres mi otro yo y que cuando muera serás tú el que me envié a las llamas del averno —su semblante era frio —. Te quedaras aquí porque ya no te necesito, me cure de todo lo que me lastimaba incluyendo aquello que enterré tan profundo para que nadie pueda usarlo en mi contra... construí una armadura perfecta que cubrirá lo que se oculta en mi alma... Bonne fortune.
Di media vuelta para salir con mis libros entre las manos; me encontré con Willy en el pasillo, sonrió al verme y me ayudo con los grandes tomos que deseo conservar. En la mañana el general nos informo que hoy nos iríamos de la posición y que reuniéramos las pocas pertenencias que tenemos, es estúpido que nos dijera eso pero al menos tiene sentido del humor el señor.
Coloque los grandes tomos en el maletero y gire el rostro para observar la ventana de mi celda, no pude ver nada y eso era lo que necesitaba saber. Subimos al auto con dos soldados y el general. Willy miraba por todos lados tratando de memorizar el camino, por mi parte aproveché el tiempo y cerré los ojos para dormir un poco.
—No gastes tu energía en estupideces Müller, los americanos van a conducir por horas en círculos para que no conozcas la ubicación exacta ni de la prisión ni del lugar a donde vamos.
—Tiene razón coronel —Willy se acomodó en el asiento.
Llegamos a la base militar casi al amanecer, varios uniformados nos esperaban en la entrada. Inmediatamente nos pasaron a la enfermería y nos desnudaron por completo. El teniente Müller cubría sus genitales con algo de pena, no pude evitar reírme de su reacción tan infantil.
—¿Nombre? —dijo un doctor cuando me llevaron a un consultorio.
—Cryrille François Leroy.
—¿Edad?
—38 años.
—¿Seguro?
—Si.
—Se ve más joven, como de 25 años.
—Ya le dije mi edad exacta.
—¿Padece de alguna enfermedad?
—No.
—Perfecto, pase a la báscula para pesarlo y medirlo —tomo nota de los kilogramos y después estiro los brazos para poder tener con exactitud mi altura —. Mide dos metros con quince centímetros. No podrás subirte a los aviones, eres demasiado grande para hacerlo.
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Voraz.
FantasyDurante la época de 1933 el coronel Cyrille Leroy se enfrenta a innumerables cuestiones personales, pero al encontrarse con una bella mujer de piel como la noche queda fascinado con la elegancia de su personalidad. Jamás se imaginaria que su vida c...