Capítulo 98.

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El llanto del varón fue lo único que hizo eco en la habitación... su primer grito de vida... un aliento de esperanza... el don de la creación.

Con las manos llenas de fluidos lleve al bebé hasta donde se encontraban sus abuelos. Se lo entregué a la madre de Abigail y le concedí el privilegio al general de cortar el cordón umbilical de su nieto. Ambos señores lloraban de la emoción y de la dicha de tener a un ser que lleva una pizca de la esencia de su hija. Esperé a que observaran el rostro de su niño, les di el tiempo suficiente para conocerlo... ambos se merecen esta segunda oportunidad.

<< Les regrese un poco de lo que su hija me entrego cuando estuvo conmigo>>

Limpie al recién nacido y revise sus signos vitales. Peso 3 kilos 100 gramos con una medida de 47 centímetros, sin duda es un pequeño muy sano. Lo coloque dentro de la incubadora donde lo vigilaría el resto de la noche, aun no puedo cantar victoria sin haber observado los resultados que tuve en proceso de desarrollo y finalización del proyecto.

Gretta me acompaño toda la noche, el bebé constantemente pedía atención. La primera prueba que logro superar con éxito fue la de alimentarse, su boca sujeto correctamente el biberón y bebió la formula con normalidad, después de eso el cambio de pañal se hizo presente confirmando que su intestino funciona a la perfección. De igual manera su respiración era constante y los latidos de su corazón mantenían un bien ritmo.

En la mañana mi fantástica enfermera tuvo que retirarse para ir a casa, me quede completamente solo con el pequeño varón. Enseguida lo sujete entre mis brazos y lo mire detallando cada borde de su rostro. Con sus manitas sujeto uno de mis dedos.

—¿Me recuerdas? Claro que si —bese su frentecita —. Debo confesar que fuiste muy esperado por todos y en esa larga lista soy el primero en encabezarla. Me costó mucho trabajo traerte al mundo, eres privilegiado de tener a un creador que aun se preocupa por ti —sonreí —. Nunca pensé que lograría sujetarte entre mis brazos... es una locura —mecí su cuerpecito —. Tu madre estará orgullosa de ti. Desde donde se encuentre va a protegerte —el pequeño sonrió y movió las piernas.

Por la tarde el bebé exigió su dosis de formula, cuando termino de beberla le ayude palmeando su espalda para que el aire que entro por su boca saliera. Estaba inquieto y se retorcía en mis manos, estoy seguro de que algo le incomoda o probablemente no pueda dormir.

—Calma amiguito —le dije antes de colocar un disco en el tocadiscos —. Esto te tranquilizara —la música clásica fue parte de su crecimiento y es obvio que disfruta de las melodías tanto como yo —. Descansa pequeño. Pronto te iras a tu nuevo hogar, junto con tus abuelos.

Después de dos días por fin pude entregarle al niño a sus abuelos, estaban felices de saber que llevarían a su hogar al bebé. El general y su esposa me agradecieron de una forma poco común, no me atrevo a detallar la manera en la que lo hicieron porque me produce un escalofrío de vergüenza ajena en la espina dorsal. Es obvio que recibí el bestial pago por mi trabajo, aunque debo confesar que eso no es nada comparado con la satisfacción y el orgullo que siento en mi interior por haber logrado tanto en tan poco tiempo.

Les di las ultimas recomendaciones y les pedí que si notaban algo extraño por más mínimo que fuera me lo hicieran saber, siempre estaré para resolver sus dudas y es obvio que seguiré muy de cerca el crecimiento de este pequeño.

Subí a mi habitación poco después de que se marcharan, me recosté en mi cama y perdí el conocimiento hundiéndome en un profundo sueño del que no pude despertar hasta después de dos días. Gretta y todo el personal de servicio estaban preocupados por mi estado de salud pero cuando comprendieron que necesitaba descansar prefirieron dejarme solo con mis demonios.

Voraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora