Cyrille.
Me encuentro solo en mi habitación con el volumen del reproductor hasta el máximo, la música que solamente yo puedo escuchar es una de mis favoritas en momentos de angustia y duda. Lo grotesco de la batería y de la voz del vocalista provocan que mi mente trabaje más rápido.
El sabor del beso que le di a Alem aun lo tengo en la boca, mi lengua y mi instinto desea mucho mas de ella y de su cuerpo. Morder sus labios y conocer el exquisito manjar de su saliva derrumbo el pesado escudo que protege mi corazón. Con corrientes eléctricas desde mi columna hasta los pies sentí con claridad todo el amor con el que está dispuesta a entregarse a mí. Devore su boca no solo con hambre sino con esperanza de encontrar en su ser un templo sagrado donde guardar todos los sentimientos que tengo reprimidos por temor a que el sentir sea más grande que mi razón... con angustia y temor descubrí que esa chica es la indicada para unirme ante todas las leyes y religiones que existan en el mundo.
Quiero ser de ella y para ella, exijo admirar su cuerpo cada amanecer... cada atardecer y cada anochecer...
<< La necesito para ser feliz, para sentirme completo>>
Llego a mi vida cuando el destino así lo hizo. La culpa no es de nadie más que de los pies que fueron los causantes de tal daño tan brutal al corazón. Desmoroné mi alma y la convertí en cenizas cuando el olor de su piel me hizo pecar con la mirada. Busque en sus ojos el permiso para profanar su templo, fue ella la que accedió a tal petición de lascivia. Nuestras bocas tomaron la iniciativa y danzaron un ritmo incontrolable donde solo se mezcló la vida y la muerte. Sus caricias fueron erupciones internas que pusieron a arder mi piel con la llama intensa de la pasión. Fui yo el que provoco tal explosión... fui yo el que desenterró lo prohibido solo para disfrutar de la inocencia de un momento fugaz. Mi virilidad desbordo gotas de anhelo cuando sujeté su cuerpo y lo atraje más a mí... ambiciono depositar la semilla de lo eterno entre el manto cálido de su entrepierna... sangre nueva debe crearse. Su melena azabache serpenteo entre mis dedos provocando a la bestia que contuve para no asustar a mi indefensa mujer... imagine el instante en que las estocadas se fundan en la humedad de su sexo, donde la coleta de cabello sea la que marque la intensidad y profundidad.
<< Anhelo escuchar sus gemidos mientras la hago mía>>
Me dolió el miembro de tanto contenerme y es que necesitaba con urgencia desahogarme para satisfacer las inmensas ganas que tengo de coger con la delgada chica. Deje a un lado la chaqueta cuando me la quite y decidido a satisfacerme me recosté en la cama, estaba a punto de comenzar cuando alguien llamo a la puerta, apague el reproductor y acomode el enorme bulto que se veía dentro de mi pantalón.
—Señor —deje que la ama de llaves entrara a la habitación.
—¿Qué necesitas? —para relajarme encendí un cigarrillo.
—Llamaron de Alemania, los jardines de la mansión Leroy están terminados.
—Perfecto —agudice el oído al sacar el humo por la nariz. Con calma camine por la terraza para encontrar a Alem y a José jugando con una manguera. Ambos parecían una pareja de enamorados, la pelinegra sonreía y corría mientras cantaba a todo pulmón una canción.
—¿Me permite darle un consejo señor?
—Adelante —metí mi mano libre en uno de los bolcillos del pantalón.
—Usted se merece una mujer mayor que lo impulse a seguir en la cima del éxito. No creo que una niña que ni siquiera tiene experiencia sea la opción correcta para manejar un imperio tan grande como el suyo.
—Lo gratificante es que la inocencia es un lujo que no cualquiera puede darse —le dije con rabia no por lo que había dicho sino por lo que veía.
¿Celos? Por supuesto que sí, estoy más que celoso al ver a la mujer que quiero y deseo con un idiota. Me hierve la sangre por que no me agrada que nadie toque lo que es mío. La furia con la que mire a Alem fue lo suficientemente explosiva que hasta logre intimidarla. Con un aire narcisista me retire de la terraza y continué con lo que estaba haciendo en mi alcoba. Fume un par de cigarrillos más antes de cenar y meterme a la cama con una sensación en el pecho que no me dejo dormir en toda la noche.
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Voraz.
FantasyDurante la época de 1933 el coronel Cyrille Leroy se enfrenta a innumerables cuestiones personales, pero al encontrarse con una bella mujer de piel como la noche queda fascinado con la elegancia de su personalidad. Jamás se imaginaria que su vida c...