Capítulo 79.

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—Cuídate mucho por favor —Esther beso mis labios con pasión.

—No te preocupes —le entregue la maleta al personal de la casa.

—Adiós Cyrille, te voy a extrañar mucho. Vuelve pronto —dijo el pequeño.

—Cuidas a tu madre —me coloque de cuclillas para estar a su altura —. Te dejo como el encargado de la propiedad, tendrás que darme un informe detallado de todo lo que suceda en mi ausencia.

—¡Entendido señor! — dijo con fuerza.

—Los veré luego —les dije a los dos —. Mantente atento de cualquier movimiento sospechoso —le dije al mayordomo.

—Como ordene señor —respondió.

Entre al auto y conduje hasta llegar a la base, entregué el informe y fui hasta el área de armamento para solicitar las armas que llevaría al viaje. Con todo listo subí al vehículo que fue asignado para la misión. El general y el coronel Williams me acompañarían hasta la costa este donde tomaría un barco para cruzar el océano Atlántico.

El primer día en carretera fue como cualquier otro día, charlábamos de todo un poco hasta se llegó a tocar el tema de las nuevas naves aéreas que está construyendo la fuerza especial de Estados Unidos. El general y el coronel me cuestionaron sobre mi pasado y fui breve al responderle ese tipo de preguntas, no es correcto que nadie se entere todo lo que sucedió dentro y fuera de los campos de exterminio.

—Un pajarito me dijo que Esther Cohen ya está viviendo en tu casa —dijo el general sin despegar la vista de la carretera.

—Cuenta Leroy, no te reserves nada —Williams es una persona bastante desagradable cuando se lo propone.

—No tengo nada que decirles.

—¡No seas una mierda con tus compañeros!

—Vivimos juntos, eso es todo —dije con molestia.

—¿Pretendes casarte? —pregunto el general.

—No.

—¿Por qué? —dijo el coronel —. La mujer con la que fornicas es muy religiosa y te exigirá que se casen para unirse en sagrado matrimonio.

—Ya le quitare lo religiosa —mire mi reloj.

—¿Por qué ella, Leroy?

—Me sorprende su pregunta general, pensé que usted amaba mucho a su esposa —el coronel no soporto la risa al escuchar mis palabras.

—No lo digo en ese sentido, sabes muy bien a lo que me refiero.

—Su hija fue mi mujer durante mucho tiempo y debo confesar que estaba dispuesto a ofrecerle el mundo entero si ella me lo hubiera permitido —lo mire a los ojos —. La última noche que estuve con ella fue antes de que me enviaran a México... teníamos planes de tener un hijo —detuvo el auto en seco y salió corriendo para tomar aire.

—No debiste de decirle eso —dijo el coronel —¡General!

—¡Te lo dije una vez Leroy! ¡Mi hija estuviera viva si le hubieras pedido matrimonio! —grito a los cuatro vientos.

—Cuando regrese de México Abigail ya estaba comprometida con el doctor Davis, no pude hacer nada al respecto hasta que un día los descubrí discutiendo y le pedí que cancelara el compromiso —me causa dolor recordar ese momento.

—¡Júralo! —me sujeto de la camisa.

—Lo que le digo es verdad —suspire —. Le dije a Abigail que se quedara conmigo que estaba dispuesto a protegerla —el coronel nos miraba con bastante asombro —. Su hija murió en mis brazos y escuche el susurro que salió de sus labios.

Voraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora