—¡Mueve el culo Leroy ya descansaste lo suficiente el día de ayer! —dijo el coronel Williams.
—¿Envidia? —seguí corriendo, cargando un costal de arena sobre mis hombros.
—¡Cállate, Leroy y sigue con el entrenamiento! —sonríe de lado al saber que el coronel sabe muy bien a lo que me refiero.
<< No es de mi agrado, pero tiene algo que le favorece, evitando que lo odie>>
La nieve entumió mis pies y mis dedos, era increíble que todavía me estuviera moviendo con tanta agilidad y destreza entre las barras de metal. Realice cien abdominales antes de sumergirme en el agua helada de la piscina de la base. Sentí como la piel de todo mi cuerpo se congelo causándome dolor. Con todo el uniforme mojado continúe corriendo por toda la pista, el teniente Müller ya no podía seguir y arrojo el pesado costal al suelo, rindiéndose por completo.
—¡Fortsetzen Obersturmfuhrer! —lo sujete de la camisa y lo ayude a ponerse de pie.
—Ya no puedo coronel... ya no siento los dedos, tengo mucho frio—dijo entrecerrando los ojos.
—Vas a congelarte si te detienes.
—No sé cómo usted puede soportar tanto —froto sus manos con desesperación con el objetivo de calentarlas.
—Mentalízate y te aseguro que lograras muchas cosas.
Regrese congelado a mi alcoba, me quite toda la ropa y enseguida fui hasta las regaderas para darme un baño con agua hirviendo. Las puntas de mis dedos estaban moradas, pero con el calor del líquido que salía del grifo pude lograr que regresaran a su color natural. Con rapidez me cambie para poder llegar a tiempo a la cita que tenía con Abigail en la oficina central de la base.
—¡No quiero que lo veas! —la discusión se escuchaba en todo el lugar —¡Tú eres mía, de nadie más!
—¡No puedes prohibirme nada! ¡Aun no soy tu esposa... soy tu prometida! —la voz de Abigail tenía un toque de preocupación.
—¡Ya te lo dije! —entre en el momento indicado. El doctor Davis sujetaba fuertemente a su novia de la muñeca.
—¿Interrumpo? —cruce los brazos a la altura de mi pecho.
—¡Hijo de...! —su molestia era bastante grande.
—Termina la oración o ¿acaso no eres tan valiente con los de tu mismo sexo? Parece que solo te crees hombre cuando se trata del sexo débil.
—Aléjate de mi prometida ¿entendiste? —se acercó a mí.
—Y si no lo hago ¿Qué pretendes hacerme?
—Imbécil —salió del cubículo pateando todo lo que estaba a su alrededor.
—¿Estas bien? —acune el rostro de Abigail y enseguida comenzó a llorar.
—Si, no se que fue lo que le paso.
—Ese hombre no es para ti, va a gobernar tu vida en todos los sentidos, no te dejara trabajar ni salir de tu propia casa, va a golpearte en cuanto tenga la primera oportunidad y lo peor de todo es que no te estas dando cuenta de ello —limpie sus lagrimas con mi pulgar —. No te cases con él, no te arriesgues a vivir una vida miserable.
—Lo quiero.
—Querer no es lo mismo que amar.
—¿Entonces que hago?
—Disfruta lo que aun te queda... tu libertad y la seguridad con la que vives día a día. Cancela el compromiso y olvida todo esto.
—¿Te quedaras conmigo si hago eso?
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Voraz.
FantasyDurante la época de 1933 el coronel Cyrille Leroy se enfrenta a innumerables cuestiones personales, pero al encontrarse con una bella mujer de piel como la noche queda fascinado con la elegancia de su personalidad. Jamás se imaginaria que su vida c...